La presbicia es la dificultad progresiva para enfocar los objetos cercanos debida al envejecimiento natural del ojo

Si notas que tienes que alejar el móvil o el libro para leer, que te cuesta enfocar de cerca o que terminas el día con la vista cansada, puede que estés empezando a tener presbicia o “vista cansada”. Y si cuidas de una persona mayor o una persona dependiente, entender qué le ocurre a su visión es clave para cuidar su seguridad y su autonomía en el día a día.

 

¿Qué es la presbicia?

Cuando hablamos de qué es la presbicia, nos referimos a una dificultad progresiva para enfocar los objetos cercanos debida al envejecimiento natural del ojo. Con los años, el cristalino (la “lente” interna del ojo) pierde elasticidad y le cuesta cambiar de forma para enfocar de cerca. Esto suele empezar a notarse entre los 40 y 45 años y empeora de forma gradual hasta aproximadamente los 60–65 años.

Algunas señales típicas de presbicia son:

  • Necesitar alejar el libro, la etiqueta o el móvil para leer.
  • Dificultad para leer con poca luz.
  • Dolor de cabeza o fatiga ocular tras tareas de cerca (coser, leer, usar pantallas).
  • Sensación de “letras borrosas” a distancia de lectura habitual.

Aunque forma parte del envejecimiento normal, la presbicia no es un mero inconveniente estético. Si no se corrige, puede convertirse en causa de discapacidad visual prevenible y aumentar el riesgo de caídas, errores al tomar medicación o pérdida de autonomía en personas mayores.

¿Es lo mismo presbicia que hipermetropía?

No, presbicia y hipermetropía no son lo mismo, aunque ambas dificultan la visión de cerca y se confunden con frecuencia.

Podemos resumir la diferencia entre hipermetropia y presbicia así:

  1. Origen. La hipermetropía es un defecto refractivo normalmente congénito, relacionado con la forma del ojo (ojo algo más corto o córnea más plana), mientras la presbicia aparece por la pérdida de elasticidad del cristalino con la edad.
  2. Edad de aparición. La hipermetropía puede estar presente desde la infancia, aunque a veces se detecta más tarde, mientras que la presbicia suele empezar a partir de los 40 años, incluso en personas que nunca han usado gafas.
  3. Visión de lejos. La hipermetropía puede afectar tanto a la visión de cerca como a la de lejos, dependiendo del grado. Por su parte, las personas con presbicia suelen tener una buena visión lejana, el problema aparece sobre todo al enfocar de cerca.
  4. Tratamiento. Ambas se corrigen con gafas, lentillas y, en algunos casos, cirugía, pero las estrategias pueden ser diferentes.

Es decir, alguien puede tener presbicia y hipermetropía a la vez, o presbicia sobre una miopía previa. Por eso es tan importante una valoración personalizada.

 

Cómo saber si tienes presbicia: test y pruebas caseras

No sustituyen a una revisión con un profesional, pero sí pueden darte una pista. Si tienes dudas, puedes hacer este pequeño “test presbicia” casero:

  1. Prueba del libro o móvil: Sujeta un texto con letra pequeña (un prospecto, un libro) a unos 35–40 cm. Intenta leer de forma continuada. Si ves borroso y tienes que alejar el texto para verlo nítido, puede ser presbicia.
  2. Prueba de luz: Lee el mismo texto con buena luz. Apaga parte de la iluminación y deja una luz más tenue. Si con poca luz tu visión cercana empeora de forma clara, es otro signo típico.
  3. Prueba ojo por ojo: Cubre un ojo y lee de cerca, luego haz lo mismo con el otro. Si en ambos ojos cuesta enfocar de cerca, pero ves bien de lejos, la presbicia gana puntos como sospecha.
  4. Síntomas al final del día: Pregúntate: ¿terminas el día con vista cansada al usar el ordenador o el móvil? ¿Te da dolor de cabeza en la frente o alrededor de los ojos?
     

Si este test de presbicia te hace sentir identificado, lo siguiente es pedir cita con un óptico-optometrista u oftalmólogo. Solo ellos pueden hacer una exploración completa y descartar otros problemas que también afectan a la visión de cerca. Recuerda evitar autodiagnósticos y consultar siempre con profesionales.

En el caso de una persona mayor o una persona dependiente, es recomendable no esperar a que se queje: a veces simplemente deja de leer, coser o usar el móvil porque “le cansa”, y puede que detrás haya una presbicia no corregida.

 

Tratamientos efectivos para la presbicia

La presbicia no se puede “curar” en el sentido de devolver al cristalino la elasticidad de los 20 años, pero sí puede corregirse con distintos tratamientos que permiten ver bien de cerca y seguir con la vida diaria con normalidad.

Gafas 

Las gafas siguen siendo el tratamiento estrella de la presbicia:

  • Gafas de lectura monofocales.  Solo corrigen la visión cercana. Son útiles si la persona solo las necesita para leer o hacer manualidades.
  • Lentes bifocales. Tienen una zona para ver de lejos y otra para cerca. Son prácticas si se alterna mucho entre tareas de lejos y de cerca.
  • Lentes progresivas. Permiten ver de lejos, a media distancia y de cerca con una sola gafa, sin “corte” visible entre zonas. Dan mucha comodidad, aunque requieren un breve periodo de adaptación.

En personas mayores o con dificultades de movilidad, elegir una montura cómoda, resistente y estable puede marcar la diferencia: unas gafas mal ajustadas aumentan el riesgo de mareos, caídas y rechazo del tratamiento.

Lentillas

Aunque no todas las personas se adaptan bien a las lentillas, especialmente si hay ojo seco o problemas de destreza para manipularlas, también existen lentes de contacto para presbicia:

  • Lentillas multifocales (permiten ver a varias distancias).
  • Monovisión (un ojo se corrige más para lejos y el otro para cerca).

Ejercicios para la presbicia

Sobre los ejercicios para la presbicia hay mucha información en internet… y algo de confusión. Los estudios indican que pueden ayudar a aliviar la fatiga visual y mejorar la comodidad visual, y ayudar a retrasar ligeramente la aparición de los síntomas en algunas personas. Eso sí, conviene recordar que no sustituyen a las gafas, lentillas o cirugía, ni “curan” la presbicia.

Algunos ejercicios sencillos que puedes incorporar al día a día (siempre que tu especialista lo vea adecuado) son:

  1. Enfoque cerca–lejos. Sostén tu dedo o un lápiz a unos 30 cm y enfócalo 10 segundos. Luego mira un objeto lejano (por ejemplo, un cuadro al fondo de la habitación) otros 10 segundos. Repite el ciclo 10 veces.
  2. Regla 20-20-20. Cada 20 minutos de lectura o pantalla mira un objeto a 6 metros de distancia (aprox.) durante 20 segundos.  Esto ayuda a relajar la musculatura ocular y reducir la fatiga.
  3. Movimientos suaves de los ojos. Sin mover la cabeza, lleva la mirada lentamente hacia arriba, abajo, izquierda y derecha. Haz 5–10 repeticiones en cada dirección.
  4. Parpadeo consciente y descansos. Parpadear de forma consciente varias veces seguidas ayuda a lubricar la superficie ocular, muy útil si se usan pantallas.

En una persona mayor o dependiente, estos ejercicios conviene hacerlos guiados por el cuidador, en momentos tranquilos, como parte de una rutina de estimulación suave. Pero recuerda: si tu familiar no ve bien de cerca, lo prioritario es ajustar la graduación.

 

¿La presbicia se opera?

Si te preguntas si la presbicia se opera, la respuesta corta es: sí, existen cirugías para la presbicia, pero no son para todo el mundo y requieren una valoración muy cuidadosa.

Las principales opciones son:

  • Cirugía láser corneal (presby-LASIK y otras técnicas)
  • Implante de lentes intraoculares multifocales o trifocales
  • Otras técnicas, como la monovisión quirúrgica, lentes acomodativas, etc.

No obstante, la cirugía no es la opción principal en todas las edades ni en todas las situaciones:

  • No suele ser prioritaria en personas muy mayores con múltiples patologías.
  • Puede no recomendarse si hay otras enfermedades oculares (glaucoma, degeneración macular, ojo seco severo…).
  • Siempre requiere un estudio completo por parte del oftalmólogo, que valorará riesgos y beneficios.

En muchas personas mayores, unas buenas gafas progresivas bien adaptadas siguen siendo la alternativa más segura y cómoda.

 


Referencias:

La presbicia es la dificultad progresiva para enfocar los objetos cercanos debida al envejecimiento natural del ojo

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