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Foto de una madre y un hijo los dos con mascarilla y mirandose

Desde que inició la pandemia y más concretamente el confinamiento, he podido observar, como profesional, varios cambios en los niños.

En la antigua normalidad había niños que rechazaban ir al cole ya que, como ellos mismos decían, era un” lugar aburrido”. Esos mismos niños, durante el confinamiento, empezaron a echarlo de menos y pude ver y compartir con ellos cómo, sesión tras sesión, se iban generando expectativas de su vuelta al mismo, las cuales se han visto truncadas con la realidad. Estaban deseando ver a sus compañeros, jugar con ellos y además poder ver y abrazar a sus maestros, a los que, como ellos mismos dicen, han echado de menos. 

Ante esta expectativa, la realidad que mis niños se han encontrado, ha sido muy diferente: han mezclado las clases, por lo que en muchos casos no han coincidido con sus mejores amigos, a los que tampoco pueden ver en el recreo, tienen que llevar mascarillas y ¡durante 5 horas por lo menos! A todo esto le sumamos años inculcando a los niños que hay que compartir, y de repente, les decimos que no y como es lógico no llegan a comprenderlo.

Sesión tras sesión escucho las siguientes frases: “Ana, no quiero ir al cole”, “no estoy con mis amigos”, “no puedo jugar con ellos”, “me han prohibido el fútbol”, “odio la mascarilla, estoy enfadado con ella”, “no me dejan moverme de mi sitio”…. 

Ellos esperan que tras estas palabras les diga alguna de consuelo, ¿pero qué les puedo decir si entiendo perfectamente cómo se sienten? ¿Qué les puedo decir si al preguntarme cuándo va acabar esto, ni yo misma lo sé?

Sus preguntas me han hecho pensar que tengo que ser un apoyo emocional más, pienso en cómo trabajar con ellos, si ellos necesitan decirme que no les gusta algo… tengo que escucharles, ayudarles a expresar sus sentimientos, la situación por la que no quieren ir al cole está ahí día tras día, no es puntual, ni les ha pasado nada, sólo es la “nueva normalidad”.

Toda esta situación ha hecho que tenga que disparar mi imaginación para que encuentren el punto bueno a todo lo que ven tan negativo. Cuando me dicen: -“Ana, me han prohibido el fútbol” yo les contesto: - “¡Pues es una buena ocasión para que probemos juegos nuevos!, ¿qué te parece? ”,al decirme: - “Tengo que llevar 5 horas la mascarilla…”, me hago la traviesa y les contesto: - “ ¡mejor!, así si hablas bajito el profe no te ve, ni te oye, y así no te puede regañar”, - “No estoy con mis compañeros…” ¡qué bien, vas a conocer niños nuevos! ¿Recuerdas cuando conociste a tu mejor amigo? Antes los dos erais nuevos…es una oportunidad de descubrir a otros, a mí me encantaría poder conocer niños nuevos. Aunque no les termino de ver muy convencidos, se marchan más animados.

Creo que esto es algo que podemos hacer, buscar la forma de darle la vuelta, buscar sus fortalezas y animarles a ver el lado positivo de las cosas, escucharles, preguntarles en casa cómo les ha ido el día, si han hablado con alguien nuevo, si hay una anécdota que tienen que contarnos con las mascarillas, o con el niño nuevo de la clase…

Para transmitirles calma y seguridad, para que vuelvan a ver cosas buenas en la escuela, para que deseen que llegue mañana para ir al cole, nosotros tampoco podemos estar frustrados por las nuevas situaciones, somos su ejemplo diario. Es tiempo de revisar nuestra actitud y compartir con ellos también nuestro día y cómo nos hemos sentido, favorecer que nos cuenten, que le pongan nombre a sus emociones para que podamos ayudarles a superarla si lo necesitan, a reforzarla si era buena… hacerles partícipes de la gestión de la vida con las nuevas medidas de seguridad y las formas creativas de relacionarnos con ellas.
Es el momento de disparar nuestra imaginación, antes nos animaron ellos, ¡se lo debemos!

 

Ana Ortega Rico. Psicóloga Colegiada nº 34172. 
Especialista en Atención Temprana. Psicomotricista. 
Asociación Cuenta Conmigo Ayuda a padres y niños.
facebook.com/ACConmigo

 

Foto de una madre y un hijo los dos con mascarilla y mirandose

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