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Foto de una pareja adulta en la que la mujer está sentada con los ojos cerrado y el hombre llamando por telefono con cara que expresa urgencia

29 de octubre: Día Mundial del Ictus

1 de cada 4 adultos mayores de 25 años sufrirá un ictus a lo largo de su vida

Los hábitos de vida saludables ayudarían a reducir, hasta en un 90 %, los nuevos casos 

Hoy es el Día Mundial del Ictus, una fecha que este año ha querido dedicarse a incidir sobre la importante prevalencia que tiene esta enfermedad neurológica en todo el mundo: 1 de cada 4 adultos mayores de 25 años sufrirá un ictus a lo largo de su vida, y sobre la trascendencia de prevenir activamente esta enfermedad cerebrovascular para reducir el significativo número de casos nuevos que se producen cada año, ya que hasta un 90 % de los casos se podrían prevenir con un adecuado control de los factores de riesgo modificables de esta enfermedad. 
 
Y es que, en todo el mundo, cerca de 14 millones de personas sufrirán un ictus este año y, como resultado, 5,5 millones morirán. Además, las tendencias actuales sugieren que, si no se llevan a cabo acciones que lo impidan, el número de ictus anuales aumentará un 35 % y el de muertes un 39 %, es decir, hasta los 17,5-18 millones de casos nuevos al año y, aproximadamente, hasta los 7-8 millones de muertes al año. El ictus es, además, la principal causa de discapacidad en el mundo.
 
En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), unas 110.000 personas sufren un ictus cada año, de los cuales, al menos, un 15 % fallecerán y, entre los supervivientes, en torno a un 30 % se quedará en situación de dependencia funcional. Esta enfermedad cerebrovascular es ya la segunda causa de muerte en la población española (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia.
 
“Se denomina ictus a cualquier episodio en el que se interrumpe el flujo sanguíneo que llega al cerebro. La causa más frecuente suele ser por un coágulo en alguno de los vasos que le suministran sangre, es lo que llamamos ictus isquémico. Pero también puede producirse por la ruptura de alguno de estos vasos, produciendo una hemorragia: en este caso se tratará de un ictus hemorrágico”, explica la doctora María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

“En todo caso, e independientemente del tipo de ictus del que estemos hablando, se trata de una enfermedad cuya evolución y pronóstico depende enormemente del tiempo en el que se tarde en revertir esta situación. En el caso del ictus, cada minuto, cuenta. Por eso es tan importante llamar al 112 ante la presencia de algún síntoma de esta enfermedad neurológica como es: pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo; la alteración repentina del habla con dificultad para expresarse o para entender lo que se nos dice; la pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos; o dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente”, explica.
 
La incidencia de esta enfermedad aumenta significativamente con la edad, sobre todo a partir de los 65 años, y este incremento es exponencial a partir de los 85 años, tanto para los ictus isquémicos como para los hemorrágicos. Por esa razón, el envejecimiento de la población y otros cambios sociodemográficos de nuestro país, apuntan a que las enfermedades cerebrovasculares seguirán aumentando.
 
En todo caso, el ictus no es una enfermedad que afecte solo a personas mayores. Según datos del registro de la SEN, el 27 % de los ictus atendidos en los hospitales españoles corresponden a personas de menos de 65 años y el 8 % a pacientes con menos de 50 años.
 
Además, independientemente de que la edad sea un factor de riesgo, existen otros muchos factores de riesgo modificables como el consumo de tabaco, de alcohol, la inactividad física, la dieta poco saludable, el estrés, la hipertensión, la fibrilación auricular, el colesterol, la diabetes o la obesidad, que si se previenen o se tratan adecuadamente, ayudarían a reducir significativamente, entre un 80 y un 90%, el número de nuevos casos.

 

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