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Ejercicio físico para la salud

El ejercicio ayuda a mejorar la condición física de las personas y su estado de salud. Además, hoy sabemos gracias a múltiples estudios científicos que también ayuda a mejorar la salud mental y a prevenir y reducir la depresión. Es por esto que la realización de actividad física puede ser una herramienta muy importante a nivel social y médico, para mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas y discapacidades, condiciones muy vinculadas a la depresión. 
En este artículo se expone, de forma sencilla, como el ejercicio puede contribuir a mejorar la calidad de vida, tanto a nivel personal como social.

Depresión: ¿epidemia del siglo XXI?
Muchos han asegurado que la depresión se extiende de forma acelerada en todo el mundo y la han asemejado a una epidemia. Lo cierto es que según la Organización Mundial de la Salud, afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y anualmente lleva al suicidio a 800.000 de ellas.

Esta enfermedad en la mayoría de los casos no es tratada. Algunas veces por escasez de recursos, otras por falta de personal sanitario capacitado o por un diagnóstico equivocado. Adicionalmente, es causa importante de discapacidad y contribuye a la carga mundial de morbilidad. Se ha comprobado que los pacientes con enfermedades crónicas tienden a tener depresión y que, ésta a su vez, empeora sus condiciones médicas.


Tratamiento de la depresión: desafío sanitario y social.
Afectando a tantos pacientes a nivel global, la depresión se vuelve un aspecto ineludible dentro de las políticas de coordinación sociosanitaria. Esta enfermedad, no solo disminuye la capacidad productiva de las personas, sino que genera una utilización ineficaz de recursos médicos y sanitarios por tratamientos inadecuados.
A su vez tiende a prolongar las enfermedades crónicas y las discapacidades y disminuir notablemente la calidad de vida de adultos mayores, situación esta última, totalmente desatendida en muchos casos.
La atención a estas cuestiones desde los aspectos sanitarios y sociales es urgente, no solo para prevenir y disminuir el impacto de esta enfermedad, ofreciendo una mayor eficacia asistencial, sino para optimizar recursos y mejorar la calidad de vida de la población.

El ejercicio físico en la lucha contra la depresión
Numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio mejora la condición de los pacientes depresivos, tanto la actividad aeróbica como anaeróbica. Las investigaciones indican que el movimiento físico redujo síntomas de depresión en pacientes ancianos y los riesgos de mortalidad prematura.
El ejercicio tiene un efecto amplio y significativo en personas con depresión, ayudando efectivamente en la prevención. Por este motivo, la actividad física se recomienda como tratamiento para esta patología, a nivel de complemento o de reemplazo de otras alternativas que tienen diversos efectos secundarios.

Ejercicio, cerebro y depresión
La ciencia demuestra que el ejercicio podría ser una solución a la problemática citada. Pero no nos hemos preguntado aún cómo lo hace. Pues bien, la depresión puede ser influida por experiencias personales, pero sobre todo está vinculada a problemas en la química cerebral según han explicado los expertos.
Sucede que ciertos neurotransmisores como la dopamina, noradrenalina y serotonina, se asocian con la sensación de bienestar y felicidad, así como las endorfinas ayudan a aliviar el dolor y el stress. 
Por lo tanto, una carencia de estas sustancias altera la química del cerebro causando depresión. Adicionalmente se probó que los pacientes con esta afección tienen un hipocampo disminuido, lo que puede generar un deterioro cognitivo.


Efectos del ejercicio sobre el cerebro
El ejercicio puede ayudar a revertir la falta de estos neurotransmisores. Las investigaciones demuestran que la actividad física eleva los niveles de endorfinas, serotonina, dopamina y noradrenalina. Ayuda también a equilibrar las hormonas vinculadas al estrés como, por ejemplo, la adrenalina. 

A su vez, el ejercicio renueva las células del cerebro, incrementa el tamaño del hipocampo y mejora la memoria. Y esto no es todo. Como el estado físico de los pacientes con depresión suele estar disminuido y es causa de otras dolencias físicas, el ejercicio mejora su capacidad orgánica y corporal, previniendo problemas médicos futuros.
Además, la concentración en el movimiento permite ganar confianza y sensación de control, y despejar la mente de pensamientos “tóxicos”. Existe la posibilidad, cuando el ejercicio se realiza en grupo, de obtener beneficios en la socialización, impulsando un buen estado de ánimo.

Conclusiones

El ejercicio es un camino probado y efectivo para el tratamiento y la prevención de la depresión. Mejorar la calidad de vida de estos pacientes, contribuye a aumentar su bienestar y su productividad.
Adicionalmente, a nivel social, ayuda a reducir la tasa de mortalidad prematura, las discapacidades, las enfermedades crónicas y la carga de morbilidad. Constituye una contribución muy valiosa para la implementación de tratamientos más efectivos y naturales y para la gestión más eficaz de recursos sociales y sanitarios.

La actividad física debería ser clave en las políticas de coordinación sociosanitaria, ya que ha demostrado resultados probados en sus tres aspectos fundamentales: mayor calidad asistencial, mejor calidad de vida de la ciudadanía y gestión más efectiva de recursos.

Jorge Gómez.  Fundador de Skilledfitness.com. Apasionado del mundo del fitness y del deporte. Investigador del cuerpo humano y del medio ambiente. 

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