Cargando...

Descripción

El síndrome de piernas inquietas (SPI) es un trastorno neurológico que puede ocasionar problemas para conciliar el sueño. Se conoce también como la enfermedad de Willis-Ekbom o “anxietas tibarium”.

Es una alteración del sistema nervioso que provoca malestar en las extremidades cuando está en estado de reposo. Las personas que tienen el síndrome describen la incomodidad que sienten como sensaciones de inquietud, espasmos, agarrotamiento, hormigueos, etc. Estos efectos tienen distintos grados de dolor y molestia.

Normalmente los síntomas aparecen al final de la tarde y son más intensos durante la noche, horas en las que el cuerpo humano necesita descansar.

El grupo de Educación en Salud para la Ciudadanía de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) cuyo objetivo es que los pacientes conozcan mejor sus patologías, afirma el SPI es un "trastorno neurológico caracterizado por sensaciones desagradables en las piernas y un impulso incontrolable de moverse y andar” al estar en reposo.

Las personas con este síndrome indican que los síntomas aparecen sobre todo en las piernas y ocasiona una necesidad incontrolable de moverlas. De forma minoritaria también puede aparecer esta alteración en los brazos.

Las molestias se alivian al levantarse, pasear, caminar y moverse ya que, con estas actividades las sensaciones desagradables desaparecen o reducen su incidencia, aunque a menudo esto se repite dado que vuelven a aparecer. La incidencia de los síntomas durante el día es menor.

Este trastorno aparece de forma severa en un 2-3% de la población y afecta tanto a hombres como mujeres.

Este síndrome es crónico y se asocia a distintas condiciones, siendo una de las más relevantes el factor genético. Diversas situaciones médicas pueden interferir en la aparición del SPI como la anemia, la insuficiencia renal, la polineuropatía, el embarazo, diversos fármacos, etc., según los expertos al menos en un 20% de los casos.

A largo plazo, el SPI se puede convertir en motivo de incapacidad laboral ya que los afectados de forma severa solo pueden dormir entre 3 y 4 horas, circunstancia que hace difícil concentrarse y estar despejado durante el día.

Causas

Las causas exactas que produce el síndrome de piernas inquietas se desconocen.

Existen una serie de factores que predisponen a las personas a desarrollar esta patología:

  • La gestión que realiza el cerebro de la dopamina, que es un químico cerebral que ayuda al movimiento muscular.
  • La genética ya que se transmite comúnmente entre parientes de primera generación.
  • Puede estar vinculado con otras afecciones ya que se ha identificado mayor prevalencia en personas con estas patologías:
    • Enfermedad renal crónica.
    • Diabetes.
    • Deficiencia de hierro, magnesio y ácido fólico.
    • Enfermedad de Parkinson.
    • Neuropatía periférica.
    • Esclerosis múltiple.
  • Existen otra serie de distintas condiciones relacionadas con aspectos médicos o con los hábitos de consumo que también pueden desencadenar la enfermedad:
    • Uso de algunos medicamentos (bloqueadores de los canales de calcio, litio o neurolépticos).
    • Estar suspendiendo el uso de sedantes.
    • El consumo de cafeína.
    • El embarazo y los distintos cambios hormonales que se atraviesa durante este periodo.

Si no existe ninguno de estos factores como desencadenante del síndrome, los especialistas pueden identificarlo como un caso idiopático.

Síntomas

El síntoma principal asociado a este Síndrome es la necesidad prácticamente irresistible de mover las piernas debido a las molestias que aparecen en las piernas, los pies y a veces los brazos.

Si la persona está acostada o sentada mucho tiempo comenzará a sentir los síntomas característicos del síndrome. Necesitará mover las piernas o los miembros ya que comienza a notar diferentes sensaciones en su interior.

La sensación desagradable que las personas con SPI experimentan en sus miembros, ya sea piernas, brazos o ambos, pueden variar en intensidad y puede que desaparezcan en algunos momentos de su vida, sin embargo, pueden reaparecer de nuevo en el futuro.

Los especialistas en medicina interna refieren que la patología es crónica y los síntomas suelen ir aumentando con el paso del tiempo, afectando en primer lugar al sueño.

Al principio pueden ser pequeñas molestias, que no interfieren en el día a día del paciente, pero cuando aumenta su intensidad y se hace más frecuente su aparición, la persona con SPI ve alterada su vida en diversos ámbitos. Para las personas en edad laboral al no descansar bien por la noche presentan cansancio durante su jornada diurna. Por la noche la sensación es de nerviosismo que no les deja conciliar correctamente el sueño.

La sensación que la persona tiene en sus miembros se manifiesta como un deseo intenso de mover las piernas. Los pacientes describen estas sensaciones como:

  • Cosquilleo.
  • Hormigueo.
  • Tirones.
  • Sensación pulsátil.
  • Dolor.
  • Picazón.
  • Calambre.

Los síntomas descritos empeoran durante la noche y pueden encontrar alivio con el movimiento, los estiramientos, paseando o caminando.

Muchas personas que tienen el síndrome de piernas inquietas no buscan atención médica por temor a no ser tomados en serio. Sin embargo, como comentábamos si es importante, ya que estas alteraciones afectan al sueño causando somnolencia durante el día y afectando la calidad de vida. En el caso de que existan síntomas de esta enfermedad es importante acudir al médico para que comiencen cuanto antes su tratamiento y recomendaciones para controlar o al menos reducir la sintomatología.

Tipos de síndrome de piernas inquietas

La tipología de síndrome de piernas inquietas se determina en función de las causas que han desarrollado la patología:

  • Síndrome de piernas inquietas de origen familiar o primario: este tipo se asocia a factores genéticos. Los expertos estiman que más de la mitad de los pacientes tienen al menos un familiar de primer grado afectado (hermanos, padres, hijos).
  • Síndrome de piernas inquietas secundario: es resultado de otra enfermedad. Afecta de forma principal a las personas con anemia o con bajo nivel de hierro en sangre. Además, este también aparece con otras patologías crónicas como la neuropatía periférica, la diabetes, la insuficiencia renal o la artritis reumatoide, etc.
  • Síndrome de piernas inquietas idiopático (de causa desconocida): la persona incluida en este grupo no tiene antecedentes familiares ni enfermedades relacionadas con esta afección.

Prevalencia

La Sociedad Española de Neurología y la Sociedad Española del Sueño han realizado estudios en relación con el síndrome de piernas inquietas. Estos señalan que:

  • Alrededor del 10% de la población mundial tiene síndrome de piernas inquietas.
  • Hasta un 90% de las personas que lo padecen pueden estar sin diagnosticar.
  • La aparición de la enfermedad de Willis Ekbom se produce a cualquier edad. La franja de edad con mayor prevalencia se sitúa entre los 40 y los 49 años.
  • Afecta tanto a hombres como mujeres, aunque los estudios señalan una mayor prevalencia en el caso de las mujeres. (fuente)
  • Se estima que entre el 11 y el 30% de las mujeres embarazadas puede desarrollar este síndrome.
  • El 65% de los pacientes tiene antecedentes genéticos, este porcentaje se incrementa en el caso de gemelos monocigóticos, elevándose hasta el 80%.
  • En España, 4 millones de personas tienen el síndrome de piernas inquietas.
  • Según la información aportada por el Instituto del Sueño en un artículo de investigación sobre este síndrome realizado por diferentes entidades indican que “la prevalencia de la enfermedad estaría predeterminada en un 77% por dicha latitud”, es decir, según la localización geográfica. Por ejemplo, afirman que es más común en las zonas al norte donde hay menos luz. Aunque no todos los expertos coinciden en esta afirmación.

Recomendaciones

Diagnóstico

Los especialistas médicos que diagnostican y tratan el síndrome de piernas inquietas son el neurólogo y los profesionales especialistas en trastornos del sueño. En ocasiones las personas con este síndrome son derivadas también a reumatólogos y psicólogos, según indica la Sociedad Española de Medicina Interna.

En una primera exploración física e incluso en las pruebas médicas que se realizan de forma más común el paciente puede dar todos los niveles normales y no presentar ningún indicio que haga pensar en este síndrome. En otros casos, según su historial médico previo, si existe anemia o insuficiencia renal, por ejemplo, el especialista podrá relacionar ambos datos.

En conjunto el proceso para elaborar el diagnóstico de la enfermedad se consigue tras seguir todos estos pasos:

  • Realizar una serie de preguntas sobre los síntomas para comprobar si coinciden con el síndrome. Se le podrá consultar, por ejemplo:
    • ¿Cuándo aparecen en mayor medida los síntomas?
    • ¿Cómo describe las sensaciones molestas que padece?
    • En situación de reposo, ¿las sensaciones molestas se inician o empeoran?
    • ¿Las sensaciones molestas mejoran o cesan cuando las piernas se mueven?
    • ¿Cuándo aparecen o predominan los síntomas?
  • Valorar los antecedentes patológicos teniendo en cuenta otras patologías que haya podido tener el paciente hasta el momento.
  • Se analizan a su vez los siguientes aspectos para elaborar un diagnóstico más completo:
    • Un examen neurológico normal.
    • Un estudio del sueño, considerando la aparición de movimientos periódicos de las piernas durante la noche. Analizando si hay dificultades para iniciar o mantener el sueño.
    • Historial familiar con casos del síndrome de piernas inquietas
  • Y el especialista puede solicitar las siguientes pruebas complementarias:
    • Análisis de sangre para buscar alteraciones en los niveles de hierro y la ferritina.
    • Test de inmovilización sugerida con el objetivo de comprobar la calidad del sueño e identificar los movimientos de piernas y brazos durante el sueño. Esta prueba monitorizada con electrodos se realiza por la noche en hospitales. El objetivo de esta es cuantificar los movimientos periódicos de las extremidades. La valoración de esta permite diagnosticar el SPI.
    • Identificar y descartar las lesiones en los nervios periféricos y en las raíces nerviosas de las extremidades.

Tratamiento

El tratamiento se prescribe según el tipo de síndrome de piernas inquietas que tiene el paciente.

En el caso de que se trate un síndrome de piernas inquietas debido a la deficiencia de hierro, se administran suplementos de hierro por vía oral o intravenosa que pueden aliviar los síntomas. Para corregir la deficiencia de este mineral el profesional hará un seguimiento del tratamiento.

Si la situación del síndrome de piernas inquietas no está asociado a ninguna afección, el tratamiento puede requerir cambios en el estilo de vida.

Cuando las medidas ofrecidas no dan resultados positivos el médico prescribirá medicamentos para regular la alteración. Muchos de estos fármacos se han desarrollado para tratar otras enfermedades:

  • Medicamentos para aumentar el nivel de dopamina en el cerebro.
  • Medicamentos que inciden en los canales de calcio.
  • Opioides: medicamentos analgésicos que interactúan con los receptores opioides de las células.
  • Relajantes musculares y medicamentos para dormir. Este tipo de medicinas sólo se administra si ninguno de los otros los tratamientos han dado resultado.

La administración de las medicinas tiene que ser controlada por facultativos porque los efectos secundarios pueden afectar al día a día del paciente.

Los expertos afirman que los fármacos que regulan el déficit de dopamina se vuelven ineficaces con el tiempo. Por este motivo pueden recomendar su sustitución y pautar otras medicinas para recuperar la efectividad.

En personas con insuficiencia renal crónica avanzada, en muchos casos personas en diálisis, que aparece este SPI, el tratamiento es similar al que se da a personas con SPI de carácter idiopático.

En la guía sobre el síndrome de piernas inquietas, elaborada por profesionales y expertos de la Sociedad Española de Neurología y la Sociedad Española del Sueño, indican que “la administración de hierro-dextrano por vía endovenosa ha demostrado ser eficaz en un estudio de nivel II en estos pacientes”.

Para encontrar el tratamiento adecuado se puede ir probando con varias combinaciones de fármacos y analizar qué opción da los mejores resultados.

Tratamientos no farmacológicos

Pacientes y expertos también han probado otras fórmulas complementarias para aliviar los síntomas del síndrome. Como, por ejemplo, dejar de fumar o la acupuntura. Pero desde una guía sobre el síndrome de piernas inquietas, elaborada por profesionales y expertos de la Sociedad Española de Neurología y la Sociedad Española del Sueño, explican que no hay suficientes evidencias de mejora como para recomendarlos.

Asimismo, a veces puede ser aconsejable realizar yoga o musicoterapia para relajar la mente, buscando relajar a su vez la musculatura y mejorar la sintomatología.

Consejo de prevención

Al ser un síndrome provocado por causas muy diferentes, algunas de ellas incluso genéticas o desconocidas, es difícil prevenir el síndrome de piernas inquietas.

Eso sí, una vez diagnosticada la enfermedad se pueden tener en cuenta una serie de recomendaciones para controlar, aliviar y mitigar los síntomas. Las recomendaciones de los expertos y profesionales son las siguientes:

  • Tener unos hábitos saludables respecto al sueño. Debido a que el cansancio y estrés aumentan los síntomas es importante guardar unas rutinas de sueño saludables. Se recomienda, si es posible, dormir en un lugar que sea relajado y agradable para el paciente. Es útil que informe a su especialista sobre qué empeora sus síntomas o que los mejora durante esas horas. Consultar al especialista cuántas horas es conveniente dormir para un correcto descanso, según edad y constitución del paciente.
  • Eliminar de la dieta bebidas excitantes (como refrescos con cafeína, café y bebidas alcohólicas). Esto debe ser tenido en cuenta también en las horas previas a irse a dormir.
  • Hacer ejercicio moderado y suave que consista por ejemplo en estiramientos y técnicas de relajación. Hacer ejercicio de forma regular puede servir para controlar las molestias que aparecen en las piernas. Si se realiza ejercicio sobrecargando los músculos, puede que los síntomas aumenten.
  • Realizar masajes de relax en las piernas y combinarlo con baños de agua caliente y fría.
  • No reprimir la necesidad de moverse porque los síntomas pueden empeorar. A veces este ejercicio y los masajes ayudan a aminorar los síntomas.
  • Avisar a sus especialistas de que tiene esta patología para que no receten medicinas que están contraindicadas como antihistamínicos o sedantes. Estos interfieren con algunos de los tratamientos recomendados para el síndrome.
  • Compartir sus inquietudes y su vida con este SPI con las personas más cercanas para que puedan apoyarle y entenderle.
  • Adaptar el mobiliario de casa o del trabajo (muebles como su escritorio). Si esos muebles se ponen más altos la persona puede realizar algunas actividades sin necesidad de sentarse y puede aliviar las molestias
  • Planear actividades para intentar desconectar la mente. Esta situación puede aliviar y disminuir los síntomas del síndrome.

Consejos para mujeres durante el embarazo

Durante el embarazo se producen muchos cambios hormonales que pueden aumentar los síntomas del síndrome de piernas inquietas.

Muchos de los fármacos que se recetan para tratar este Síndrome no se recomiendan durante el embarazo. Para este periodo temporal, el médico sugiere la realización de técnicas de cuidado personal que permitan aliviar los síntomas. Si la situación se vuelve muy molesta y dolorosa, durante el último trimestre el doctor puede prescribir el uso de algunos fármacos.

En algunos casos, las mujeres desarrollan el síndrome por primera vez durante el embarazo, sin embargo, este suele desaparecer después del parto.

La guía sobre el síndrome de piernas inquietas, elaborada por profesionales y expertos de la Sociedad Española de Neurología y la Sociedad Española del Sueño, reserva un espacio de su contenido a hablar sobre este fenómeno en las mujeres embarazadas. Afirman que la incidencia sube en este colectivo sobre todo en el tercer trimestre de embarazo y coinciden en “que a mayor número de embarazos mayor frecuencia de SPI durante la gestación”.

Su conclusión a este respecto es que “la administración de suplementos de hierro y ácido fólico tiene un efecto preventivo sobre el desarrollo o agravamiento del SPI durante el embarazo”.

Envejecimiento saludable

Las personas con el síndrome de piernas inquietas pueden tener un envejecimiento saludable si prestan atención a las recomendaciones de los especialistas y siguen los tratamientos del modo indicado.

Según las estadísticas, aunque el síndrome puede aparecer a cualquier edad, es una patología que aumenta su incidencia con la edad.

Para las personas con el síndrome de piernas inquietas es recomendable:

  • Hacer ejercicio moderado.
  • Mantener una buena higiene del sueño, tratando de dormir las horas recomendadas por el especialista.
  • Tener una dieta equilibrada sin cafeína.
  • Realizar masajes durante el tiempo de bañarse ya que, los músculos se relajarán y con ello se disminuye la incidencia del síndrome.
  • Mantenerse activo mental y físicamente.

Además, se recomienda no reprimir las ganas de caminar ante cualquier sensación molesta. En la sección de prevención se pueden consultar técnicas que ayudan a mejorar y reducir los síntomas.

Recursos de interés (documentos, guías, contactos)

Publicaciones, documentos técnicos y websites con información (enlaces externos abren en ventana nueva)

Contactos de interés

Preguntas frecuentes

¿Qué es el síndrome de piernas inquietas

Es un trastorno neurológico que provoca malestar en las extremidades durante el tiempo de reposo. Las personas que lo padecen describen sensaciones de inquietud, espasmos, agarrotamiento y hormigueo en las piernas. Además de las extremidades inferiores, también se diagnostican casos que afectan a los brazos.

El síndrome de las piernas inquietas ocasiona problemas para conciliar el sueño ya que, la sintomatología aparece por la tarde y en el tiempo del sueño.

Ante la aparición de las sensaciones mencionadas, las personas con SPI tienen una necesidad incontrolable de mover las piernas, de levantarse y caminar puesto que estas actividades ayudan a que los síntomas remitan o desaparezcan.

¿Por qué se produce el síndrome de piernas inquietas?

Las causas exactas que producen el síndrome de piernas inquietas se desconocen.

Existen una serie de factores que predisponen a las personas a manifestar esta patología:

  • La gestión que realiza el cerebro de la dopamina.
  • La genética ya que se suele transmitir de padres a hijos.
  • Relacionado con otras afecciones ya que la prevalencia es mayor en personas con estas patologías:
    • Enfermedad renal crónica.
    • Diabetes.
    • Deficiencia de hierro, magnesio y ácido fólico.
    • Enfermedad de Parkinson.
    • Neuropatía periférica.
    • Esclerosis múltiple.
  • Existen otros factores que pueden desencadenar el síndrome:
    • Uso de algunos medicamentos
    • Estar suspendiendo el uso de sedantes.
    • Un elevado consumo de cafeína.
    • El embarazo y los distintos cambios hormonales.

¿Es posible prevenir el síndrome de piernas inquietas?

No es posible prevenir el síndrome de piernas inquietas.

Si se diagnostica la enfermedad, se deben tomar en consideración una serie de recomendaciones que permitan controlar, aliviar y mitigar los síntomas.

  • Tener unos hábitos saludables respecto al sueño. Debido a que el cansancio y estrés aumentan los síntomas es importante guardar unas rutinas de sueño saludables. Se recomienda si es posible dormir en un lugar que sea relajado y agradable para el paciente. Es útil que informe a su especialista sobre qué empeora sus síntomas o que los mejora durante esas horas. Consultar al especialista cuántas horas es conveniente dormir para un correcto descanso, según edad y constitución del paciente.
  • Eliminar de la dieta bebidas excitantes (como refrescos con cafeína, café y bebidas alcohólicas). Esto debe ser tenido en cuenta también en las horas previas a irse a dormir.
  • Hacer ejercicio moderado y suave que consista por ejemplo en estiramientos y técnicas de relajación. Hacer ejercicio de forma regular puede servir para controlar las molestias que aparecen en las piernas. Si se realiza ejercicio sobrecargando los músculos, puede que los síntomas aumenten.
  • Realizar masajes de relax en las piernas y combinarlo con baños de agua caliente y fría.
  • No reprimir la necesidad de moverse porque los síntomas pueden empeorar. A veces este ejercicio y los masajes ayudan a aminorar los síntomas.
  • Avisar a sus especialistas de que tiene esta patología para que no receten medicinas que están contraindicadas como antihistamínicos o sedantes. Estos interfieren con algunos de los tratamientos recomendados para el síndrome.
  • Compartir sus inquietudes y su vida con este SPI con las personas más cercanas para que puedan apoyarle y entenderle.
  • Ajustar o adaptar el mobiliario de casa o del trabajo (muebles como su escritorio). Si esos muebles se ponen más altos la persona puede realizar algunas actividades sin necesidad de sentarse y puede aliviar las molestias.
  • Planear actividades para intentar desconectar la mente. Esta situación puede aliviar y disminuir los síntomas del síndrome.

¿Qué tratamiento se recomienda?

El síndrome de piernas inquietas no tiene cura en la actualidad.

Ante los casos del Síndrome de origen secundario asociados a la deficiencia de hierro se administrarán suplementos de este mineral por vía oral o intravenosa bajo supervisión médica.

En el caso de que el Síndrome sea de tipo idiopático el tratamiento se basará en el cambio de estilo de vida. Si estas medidas no son eficaces se prescribirán medicamentos que se desarrollaron para tratar otras enfermedades.

La prescripción de medicamentos debe ser controlada por médicos. Algunos fármacos pueden ocasionar efectos secundarios y otros con el tiempo se vuelven ineficaces. Los facultativos tendrán que analizar esos efectos y sustituir las medicinas en caso de ser necesario.

En ocasiones para encontrar el tratamiento adecuado, se requieren varios intentos. Existe la posibilidad de que se tengan que combinar medicamentos con el fin de conseguir una mayor efectividad.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de piernas inquietas?

El síntoma principal que se asocia a este síndrome es la necesidad irreprimible de mover las piernas por sensaciones que se producen en el interior de estas, en los pies o en los brazos.

Esta necesidad se produce en el interior de los miembros en el momento de descanso. Cuando la persona se acuesta o sienta durante etapas de tiempo prolongadas, la sintomatología comienza a producirse en las extremidades.

Las sensaciones anormales y desagradables varían en intensidad y es posible que desaparezcan durante algunas etapas de la vida y que luego vuelvan a aparecer. Ante la incidencia de estas surge un deseo intenso de mover las piernas. Los pacientes describen estas como:

  • Cosquilleo.
  • Hormigueo.
  • Tirones.
  • Sensación pulsátil.
  • Dolor.
  • Picazón.
  • Calambre.

Estos síntomas descritos empeoran durante la noche. La aparición de estas sensaciones encuentra alivio en el movimiento, los estiramientos, pasear o caminar.

Muchas personas que tienen el síndrome de piernas inquietas no buscan atención médica ante el temor de no ser tomadas en consideración. Sin embargo, este puede afectar al sueño causando somnolencia durante el día, afectando la calidad de vida. En el caso de que existan sintomatología relacionada con esta enfermedad es recomendable acudir al médico.

Glosario

  • Ácido fólico. Es una vitamina B (vitamina B9) que ayuda al organismo a crear nuevas células y previene diversas patologías. Está recomendado en las mujeres que quieren ser mamas para el correcto desarrollo del feto.
  • Canales (de calcio). Las membranas de las células cuentan con estos canales de calcio. Su función es diversa desde lograr la contracción de los músculos a activar la funcionalidad de los genes.
  • Dopamina. Elemento químico situado en el cerebro que ayuda al sistema nervioso central. En ocasiones se usan fármaco con esta sustancia en alteraciones del corazón y del riñón, activando la contracción del corazón y la circulación sanguínea renal.
  • Electrodos. Elemento para conducir energía eléctrica. En este caso, es un dispositivo usado por los médicos (con una placa metálica y una aguja pequeña) para realizar un tratamiento médico o intervenir en una operación quirúrgica.
  • Idiopático. Enfermedad con causas desconocidas.
  • Magnesio. Mineral primordial para que el organismo funcione bien, sobre todo en sus órganos principales y sistema nervioso.
  • Neuropatía. Enfermedad que afecta al sistema nervioso. A veces se presenta con molestias en los miembros superiores o inferiores.
  • Opioides. Son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso y el cerebro del ser humano. Se pueden encontrar en ciertas drogas y en medicina se usan con carácter analgésico y sedante. Siempre bajo prescripción médica.
  • Patológico. Referente a enfermedades.
  • Pulsátil. Sensación de latidos que se produce en algún punto del cuerpo.