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La artrosis es una patología reumática que afecta y lesiona el cartílago articular, los huesos y el tejido blando de la articulación. 

Esta enfermedad la padece un 1% de la población mundial según los datos de PANLAR, la Liga panamericana de asociaciones de reumatología, siendo un 10% la incidencia en la población española. Esto hace que sea la patología reumática más prevalente y va en aumento principalmente por el progresivo envejecimiento de la población. 

La artrosis se presenta más frecuentemente en personas mayores de 55 años, especialmente mujeres. Es la cuarta causa de discapacidad en mujeres debido a la pérdida de movilidad y autonomía que causa en las personas que la tienen. 

Cómo se presenta

La artrosis puede hacerse presente en cualquier articulación, siendo más frecuente en manos, rodillas, espina dorsal o cadera. Normalmente se inicia con dolor en las articulaciones después de un esfuerzo físico o la práctica de algún deporte. 

Pueden producirse chasquidos que se deben al roce de los huesos producido por la pérdida de cartílago que habitualmente amortiza el choque. 

Cuando la enfermedad avanza, el dolor puede aparecer también en reposo, ya que el cartílago va adelgazando llegando a desaparecer en algunas articulaciones. 

En un estadio más avanzado, se produce una deformación del hueso debido al roce de este en los extremos que forman la articulación. Esto se produce en aquellas zonas en las que ya no hay cartílago, generando pérdida de movilidad y dolor. Las articulaciones se enrojecen e hinchan provocado por el choque del hueso. 

La parte más afectada por la artrosis suelen ser las rodillas, ya que cargan un mayor peso frente a otras articulaciones. Esto dificulta mucho la vida diaria de las personas afectadas, ya que actividades tan cotidianas como levantarse, subir escaleras e incluso caminar se ven limitadas. Las personas con artrosis pueden tener una discapacidad debido al avance de la enfermedad.  

Tipos 

  • Artrosis de rodilla: la artrosis de rodilla es más frecuente que la producida en otras articulaciones, en parte, por el peso del cuerpo que recae sobre ellas. Este tipo se produce por la debilitación y desaparición del cartílago que recubre el fémur, la tibia y el peroné. Los síntomas son la rigidez, dolor y pérdida de movilidad.
  • Artrosis de cadera: esta se produce en el cartílago que recubre la unión de los huesos de la pelvis y el fémur, concretamente la parte esférica denominada cabeza de fémur. Con la pérdida de cartílago con el paso de los años puede llegar a producirse artrosis. 
  • Artrosis cervical: este tipo de artrosis es común entre personas mayores de 50 y en muchas ocasiones los síntomas, al contrario que en otros tipos de artrosis, pasan desapercibidos. La artrosis cervical o cervicoartrosis se produce en el cartílago que recubre las articulaciones de la columna cervical.
  • Artrosis lumbar: es aquella que se da en las articulaciones de la columna lumbar. Con frecuencia, los síntomas frecuentes de la artrosis como la rigidez o el dolor mejoran con el reposo.
  • Artrosis de mano: este tipo se da más frecuentemente en mujeres que en hombres de 40 a 50 años. La afectación ocurre en las articulaciones de la mano y dedos produciendo dolor, inflamación de las articulaciones, rigidez e incluso deformación de los dedos.
  • Tipos menos frecuentes de artrosis: esta patología puede desarrollarse también en la articulación del codo, normalmente asociada a algún traumatismo. La artrosis en el hombro, aunque menos frecuente, puede darse generalmente de manera asintomática, provocando una deformidad en la articulación. Por último, la artrosis de tobillo y pie que al igual que en el codo suelen estar asociadas a traumatismos. 

Causas

Cuando se daña una articulación por el uso de esta y el paso de los años, el organismo trata de repararla, produciendo más colágeno y otros componentes del cartílago. Esto provoca que la articulación retenga líquido y se inflame para debilitarse después debido a las grietas que se producen al ablandarse. 

Generalmente, las causas de la artrosis son una suma de factores genéticos y ambientales. No hay causas concretas, sin embargo, hay factores de riesgo que son determinantes a la hora de desarrollar artrosis. Entre esos factores, destacan los siguientes:

  • Edad: la edad es determinante en el desarrollo de esta enfermedad ya que se produce por el uso y desgaste de las articulaciones. Las personas a partir de los 50 son consideradas población de riesgo.
  • Género: La artrosis afecta más frecuentemente a mujeres que hombres.
  • Antecedentes familiares: Algunos tipos de artrosis, especialmente la artrosis de mano, tienen un componente genético. Esto hace que la artrosis se genere a edades más tempranas (a partir de los 40 – 50 años). 
  • Peso: Este factor juega un papel fundamental, ya que influye en articulaciones como las rodillas en las que el peso recae directamente sobre ellas, debilitando la articulación. 
  • Prácticas deportivas o actividad laboral: La repetición de movimientos en un largo periodo de tiempo puede desarrollar la artrosis. Esto puede darse en las prácticas deportivas como el fútbol, dónde la artrosis de rodilla es frecuente y en algunas actividades laborales dónde se ejerce un movimiento mecánico, aumentando así el riesgo de desarrollar artrosis. 
  • Menopausia: La disminución de los niveles de estrógenos, causada comúnmente durante la menopausia, puede conducir al desarrollo de artrosis. 

Síntomas

Los síntomas más habituales son el dolor, la hinchazón y la rigidez, sobre todo al estar en reposo un largo periodo de tiempo, por ejemplo, al despertar.

Estos síntomas desaparecen con el inicio de la actividad y la puesta en movimiento de la articulación.

Este dolor suele empeorar con la realización de actividades y repetición de movimientos que implican una carga para la articulación afectada.

A continuación, se detallan los síntomas de la artrosis: 

  • Dolor
  • Hinchazón de la articulación
  • Rigidez
  • Pérdida de la movilidad
  • Deformación de las articulaciones, especialmente en las manos
  • Inflamación y edemas
  • Crujidos y chasquidos
  • Malestar general

La enfermedad tiene varias fases, pudiendo derivar en pérdida de la movilidad y, por tanto, en una discapacidad. El avance de la artrosis es habitualmente lento tras la aparición de los primeros síntomas. Sin embargo, hay en personas en las que permanece estable durante muchos años, o bien, en las que el avance es más rápido de lo habitual.

Tratamiento

Actualmente no hay una cura para la artrosis. Sin embargo, si existen opciones de tratamiento para paliar los síntomas, estabilizar la enfermedad, retrasar su avance y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Estas medidas incluyen el tratamiento no farmacológico del que el paciente ha de ser responsable y tomar conciencia de su enfermedad. 

  • Pruebas: El especialista examinará detenidamente la articulación afectada o articulaciones afectadas. Durante la exploración, se valorará si hay dolor y si la articulación está hinchada o enrojecida. También se valorará la amplitud del movimiento para ver cómo de afectada está la articulación. El especialista valorará la realización de pruebas médicas para conocer más a fondo el caso.

    Entre las pruebas que pueden ser solicitadas por el médico están las siguientes:

    • Radiografías. Con esta prueba lo que se pretende valorar principalmente es la pérdida del cartílago. Si en la radiografía se aprecia un estrechamiento entre el hueco que debería haber entre ambos huesos que conforman la articulación es posible que también se encuentren excrecencias óseas llamadas osteofitos.
    • TAC (Tomografía axial computerizada). La realización de un TAC no es habitual pero sí útil en aquellos casos en los que no se ha podido tener una imagen clara en la radiografía. Con esta prueba, se pueden obtener imágenes radiográficas del interior del organismo por medio del uso de rayos X.
    • Análisis de sangre. A menudo, la artrosis puede ser confundida con la artritis ya que presentan características y sintomatología común. 
      El análisis de sangre ayuda a diagnosticar la enfermedad, ya que si la persona tiene artritis se pueden detectar diversos marcadores alterados en su analítica. Si tiene artrosis no aparecería esa alteración.
    • Resonancia. Esta prueba no es habitual para realizar un diagnóstico, pero si proporciona información en los casos más avanzados o complejos. Con la resonancia se aprecian imágenes de los huesos y cartílagos de forma detallada.
    • Análisis del líquido articular. En las articulaciones afectadas se acumula líquido que al extraerse proporciona información al especialista. Ayuda a descartar otras enfermedades causantes del dolor.
  • Tratamiento: Podemos distinguir entre el tratamiento farmacológico y el no farmacológico. Ambos son de vital importancia para la mejora de la calidad de vida del paciente. 
    La artrosis es una enfermedad que, aunque en ocasiones es incapacitante, con el aprendizaje del paciente y la concienciación sobre el papel que desempeña en el cumplimiento de su tratamiento, puede retrasarse su exacerbación y minimizar su afectación.

    Entre los tratamientos no farmacológicos los más destacados son el control del peso y la realización de actividad física para fortalecer la articulación afectada.

    • Ejercicio: los ejercicios de fortalecimiento de la articulación han de ser controlados para reducir el impacto de las articulaciones afectadas. La realización de estos ejercicios, pueden ayudar a fortalecer la articulación, retrasando el proceso de debilitación. Para ello es conveniente evitar los deportes de contacto y los de alto impacto. Ejercicios recomendados son el caminar o el montar en bicicleta. Las incorporaciones de estas actividades a la rutina diaria del paciente mejorarán su pronóstico y calidad de vida.
    • Peso: si el paciente tiene sobrepeso u obesidad, se recomienda que pierda peso, ya que la articulación se verá obligada a soportar un mayor peso aumentando el dolor y la hinchazón y reduciendo la calidad de vida del paciente. Además, un peso controlado facilitará la práctica de ejercicio en el paciente.
    • Terapia manual. No hay evidencias científicas de que la terapia manual por sí sola mejore la calidad de vida del paciente. Combinada con ejercicio, reduce el dolor articular en el paciente. Consiste en la movilización de la articulación con movimientos repetitivos y suaves.
    • Ortesis. Especialmente en la artrosis de rodilla, se recomienda el uso de un punto de apoyo como un bastón o una muleta. Estos permiten al paciente la mejora del equilibrio y de la estabilidad.
    • Otras terapias. Como en muchas otras afecciones, existen terapias alternativas como la acupuntura o la termoterapia. Sin embargo, no hay pruebas o evidencias científicas que muestren una mejora de la artrosis.

    Tratamientos farmacológicos:

    Los fármacos más habituales en el tratamiento de la artrosis son antinflamatorios y analgésicos. Aunque esos no retrasan el avance de la enfermedad, si ayudan a paliar el dolor de la persona afectada mejorando su día a día. La toma de fármacos siempre ha de realizarse por recomendación médica. El paracetamol, ibuprofeno, dexketoprofeno y el metamizol, todos pertenecientes a la familia de los AINEs, son los más utilizados en los momentos sintomáticos de la artrosis.

    El uso de AINE tópicos, especialmente en la artrosis de rodilla y mano, son recomendados en el tratamiento a largo plazo, ya que los efectos secundarios son menores que en los orales y estos no producen lesiones gastrointestinales.

    Los corticoides también forman parte del tratamiento para aliviar el dolor especialmente de las articulaciones de cadera y rodilla cuando este es moderado. Su eficacia viene condicionada por la existencia de líquido en la articulación inflamado. En ocasiones se combina la toma de este fármaco con infiltraciones, aunque no es recomendable hacer más de tres al año. La toma de corticoides alivia temporalmente el dolor, pero el tratamiento deja de ser efectivo a partir de las 4 semanas.

    Otros fármacos presentes en el tratamiento de la artrosis son los SYSADOA o fármacos de acción lenta. Estos fármacos empiezan a hacer efecto semanas después de haber iniciado el tratamiento. Aunque el objetivo de estos fármacos es la reducción de dolor y la preservación del cartílago frenando la artrosis, diversos estudios y ensayos clínicos han demostrado que no tienen la eficacia esperada. De hecho, en algunos países europeos no se suministran debido a los resultados de estos ensayos, que muestran que no tienen una repercusión mayor que los placebos suministrados a los pacientes. En cualquier caso, la sanidad española suministra estos medicamentos como parte del tratamiento de la artrosis.

    Por último, destacar otros fármacos que no siempre son pautados en el tratamiento de la artrosis y dependerá del criterio del especialista, así como del desarrollo de esta patología en el paciente. Algunos de estos tratamientos son las inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico o parches de lidocaína.

    Cirugía:

    La cirugía es el último de los tratamientos contemplados y sólo se lleva a cabo cuando el resto de tratamientos no es suficiente, invalidando al paciente o impidiéndole controlar el dolor.

    El objetivo de la cirugía y lo que se pretende con ella es recuperar parte de la movilidad de la articulación, atenuando el dolor y corrigiendo deformidades que se hayan podido formar con el roce y pérdida de la articulación.

    En algunas intervenciones lo que se hace es limpiar la articulación de agentes externos o adherencias. En otras se practica la artroplastia, operación que tiene como objetivo reconstruir la articulación. Sin embargo, con el tiempo la articulación vuelve a desgastarse, es por eso que es más frecuente en personas de edad avanzada. Por último, la persona afectada puede someterse a una osteotomía, operación frecuente en la articulación de la rodilla. Esta práctica consiste en cortar y limar cuñas de hueso para recolocar la articulación y que los huesos que la conforman no se rocen.

Consejos de prevención

Actualmente hay medidas y pautas que pueden incidir en la prevención del desarrollo de la artrosis. Siempre teniendo en cuenta que en casos en los que hay predisposición genética es más difícil la prevención. 

Siguiendo una serie de hábitos saludables se puede prevenir y retrasar el desarrollo de la artrosis.

Estudios recientes han demostrado que una dieta rica en antioxidantes ayuda a preservar la articulación puesto que reduce la inflamación que degrada el cartílago. Es recomendable una dieta en la que los alimentos ricos en grasas saludables que está presente en alimentos como el pescado azul, los frutos secos o el aguacate. 

Otro pilar clave en la prevención de la artrosis es la realización de ejercicio físico de bajo impacto a diario. La práctica de deporte durante al menos 15 minutos diarios y de ejercicios de fortalecimiento de las articulaciones mejora notablemente el pronóstico de esta enfermedad. El ejercicio combinado con la fisioterapia alivia el dolor de las personas con artrosis.

Envejecimiento saludable

Hoy en día, la artrosis es una es una enfermedad crónica, pero gracias al avance de las investigaciones y nuevos tratamientos permite que las personas con artrosis puedan llevar una vida normalizada. Varios tratamientos nuevos e investigaciones sobre esta patología han mejorado la calidad de vida de los pacientes, pudiendo llevar en su mayoría una vida normal. 

Es muy importante en una enfermedad crónica el compromiso de la persona con artrosis con los tratamientos, tanto los farmacológicos como los que no. Estos últimos es más complicado que tengan adherencia en el tratamiento. Por ello, es importante que la persona con artrosis entienda su enfermedad y la importancia de llevar unos hábitos de vida saludables en el desarrollo de esta. 

Por ello, y para llevar la mejor calidad de vida posible, es importante:

  • La práctica de ejercicios de fortalecimiento en la articulación y de ejercicios de bajo impacto para fortalecerla. Algunos ejemplos son: levantar la pierna en extensión tumbado con ayuda de una banda elástica o levantar una pierna en extensión lateralmente estando de pie. A la hora de realizar estos ejercicios es recomendable la supervisión de un fisioterapeuta especializado en el tratamiento de la artrosis. 
  • Una dieta sana y rica en grasas saludables. Evitar alimentos ultra procesados y grasas saturadas...
  • Seguimiento del tratamiento farmacológico pautado por un especialista para paliar el dolor y favorecer la recuperación de la articulación.
  • Uso de productos de apoyo como muletas o bastones para no forzar la articulación. 

Conocer la enfermedad, escuchar las pautas del especialista e integrarlas en tu rutina son imprescindibles para una mayor calidad de vida. Conocer a otros pacientes, entidades y asociaciones puede ser beneficioso para el paciente y el afrontamiento de la enfermedad.

Publicaciones, documentos técnicos y websites con información (enlaces externos abren en ventana nueva)

Contactos de interés

  • Sociedad Española de Reumatología (SER)
    C/ Marqués del Duero, 5 – 1ª planta - 28001 Madrid
    Teléfono: 915 767 799 Fax: 915 781 133
    e-mail: ser@ser.es
    web: https://www.ser.es/
  • La Asociación Malagueña de Artritis Reumatoide
    Centro Ciudadano Antonio Sánchez Gómez
    Camino Castillejos, 4-6 - 29010 Málaga
    Teléfono/s: 952 27 45 40 / 637 54 89 53
    e-mail: info@amare.es
    Web: https://www.amare.es/artrosis
  • Asociación Española con la Osteoporosis y la Artrosis
    C/Francos Rodríguez 19, 1º C - 28039 Madrid (Madrid)
    Teléfono: 914312258
    Email: info@aecos.es
    Web: www.aecosar.es
  • OAFI Fundación Internacional de la Artrosis
    C/ Tuset 19, 3º-2ª
    08006 – Barcelona
    Teléfono: (+34) 931 594 015
    Correo electrónico: info@oafifoundation.com
    Web: https://oafifoundation.com

¿Es una enfermedad que solo afecta a la gente mayor?

En su mayoría sí, pero no exclusivamente. La prevalencia es mayor en personas mayores de 50, sin embargo, los antecedentes familiares y la carga genética de esta afección es determinante para que se desarrolle antes.

¿Cuál es la diferencia entre artrosis o artritis?

La artrosis, al igual que la artritis, afecta a las articulaciones, son enfermedades crónicas y en ambas se produce una inflamación articular. Sin embargo, las causas son diferentes. 
La artrosis es un desgaste de la articulación producida por el uso de esta, con una mayor prevalencia en la población de más de 50 años. 

Sin embargo, la artritis es una inflamación en el líquido sinovial que es aquel que se encuentra en la articulación. Esta patología puede darse por un golpe, una infección o una enfermedad autoinmune. Puede darse en personas menores de 40 y además del dolor, el cual no desaparece con reposo, pueden darse otros síntomas como cansancio o fiebre.

¿Qué deportes es recomendable hacer con artrosis y cuáles no?

Es aconsejable realizar deportes de bajo impacto intercalándolo con periodos de reposo para no dañar la articulación. Los ejercicios más recomendados son aquellos que favorecen la amplitud de movimiento y flexibilidad de la articulación afectada. Están recomendados aquellos entrenamientos de fuerza muscular que no implican movimiento articular para reforzar los músculos que envuelven la articulación. Algunos ejercicios aeróbicos están contraindicados en episodios de agudización. Sin embargo, actividades aeróbicas de impacto reducido como la natación son favorables para el paciente.

¿A qué articulaciones afecta en mayor medida?

La artrosis en su mayoría se produce en la rodilla, ya que es la articulación que más peso soporta. También es habitual en las articulaciones de las manos, especialmente si se tienen antecedentes familiares. Otras articulaciones afectadas normalmente por esta patología son la cadera y la espalda, especialmente la zona lumbar.

¿Es una enfermedad hereditaria?

No es una enfermedad hereditaria pero sí tiene un componente genético. En el caso de la artrosis en las manos, la prevalencia de la enfermedad en descendientes es mayor que en otro tipo de articulaciones.

¿Por qué se produce la artrosis?

No hay una causa concreta para el desarrollo de la artrosis, pero las causas son un conjunto de factores genéticos y ambientales, así como hábitos de vida. Algunas lesiones pueden ser dadas por la repetición de un movimiento en un largo periodo de tiempo. Esto suele ocurrir en personas que practican deportes de alto rendimiento o por la naturaleza del trabajo que desempeñan.

¿Se puede prevenir?

Actualmente hay medidas y pautas que pueden incidir en la prevención del desarrollo de la artrosis, hay hábitos que pueden retrasar el desarrollo de esta y en ocasiones estabilizar el avance. Entre ellos, destacan la práctica de ejercicios de fortalecimiento de la articulación y de bajo impacto intercalados con periodos de reposo. Otro hábito fundamental es una alimentación saludable evitando las grasas saturadas.

¿Es recomendable la cirugía como parte del tratamiento?

La cirugía solo es recomendable en los casos en los que la artrosis incapacita a la persona afectada, reduciendo mucho su movilidad e impidiéndole llevar una vida normal. Un especialista determinará en qué casos es recomendable someter la lesión a quirófano.

  • AINE.
  • Son los fármacos antiinflamatorios no esteroides, que reducen los síntomas de la inflamación, el dolor y la fiebre respectivamente.
  • Antioxidantes.
  • Son moléculas presentes de forma natural en algunos alimentos que permiten retrasar la oxidación de otras moléculas.
  • Artroplastia.
  • Es una intervención quirúrgica que tiene como objetivo reconstruir la articulación.
  • Autoinmune.
  • Se llaman así a las enfermedades como la AR, que se originan por una alteración en la función del sistema inmunitario del organismo. El organismo se intenta defender de una posible amenaza, pero que en realidad es una falsa amenaza. Por ejemplo, en la AR se defiende de los tejidos y elementos que componen las articulaciones, al detectarlos como extraños, de forma errónea.
  • Cartílago.
  • Es un tejido blanco, elástico y resistente, que se encarga de proteger las articulaciones. Recubre los extremos de los huesos para que no rocen entre sí y provoquen su deterioro.
  • Cervicoartrosis.
  • También conocida como artrosis cervical. Es la lesión producida en el cartílago de las articulaciones de la columna cervical.
  • Colágeno.
  • Es una proteína presente de manera abundante en nuestro cuerpo, especialmente en la piel y huesos.
  • Exacerbación.
  • Se define así al aumento de un síntoma o al agravamiento de una patología.
  • Ortesis.
  • Según definición de la Organización Internacional de Normalización (ISO), es un apoyo u otro dispositivo externo aplicado al cuerpo para modificar los aspectos funcionales o estructurales del sistema neuromusculoesquelético.
  • Osteofitos.
  • También conocidos como espolones óseos, son una excrecencia ósea que se forman en la articulación afectada por artrosis.
  • Osteotomía.
  • Es una intervención quirúrgica en la que se realizan cortes parciales en el hueso de la articulación.
  • TAC.
  • Son las siglas de Tomografía axial computerizada. Esta prueba permite obtener imágenes radiográficas del interior del organismo por medio del uso de rayos X.
  • Traumatismo.
  • Es una lesión o daño de los tejidos o de los huesos producido por algún tipo de violencia externa, como un golpe, una torcedura u otra circunstancia.