¿No sabes qué es el síndrome de fragilidad en el anciano? A pesar de que no se diagnostica con frecuencia, sí debemos conocerlo, puesto que se puede prevenir. Hoy veremos en qué consiste este síndrome, los síntomas para detectarlo y las recomendaciones que se deberían llevar a cabo.
¿En qué consiste el síndrome de fragilidad?
El síndrome de fragilidad es un estado clínico que está relacionado con el avance la edad, tal y como se recoge en el estudio Fragilidad en atención primaria: diagnóstico y manejo multidisciplinar. Este síndrome afecta a las personas mayores en todos los aspectos de su vida, desde el punto de vista físico, psicológico, social o cognitivo, incrementando su riesgo a caídas, dependencia o peor recuperación en caso de sufrir un evento inesperado.
Síntomas de la fragilidad en el adulto mayor: cómo detectarla
La sintomatología que alerta sobre la fragilidad en el adulto mayor permite detectar a tiempo este síndrome. Para ello, nos basaremos ahora en otro estudio publicado hace algunos años, Frailty in older adults: evidence for a phenotype, donde si se presentan tres o más de los síntomas que expondremos, estaremos ante un síndrome de fragilidad.
- Pérdida de peso involuntaria: en este caso se tendrá en cuenta si esta pérdida de peso ha sido de 4,5 kilogramos en un año. Aunque esto puede alertar sobre otros problemas, conviene comprobar si hay otros síntomas asociados a la fragilidad.
- Agotamiento: la sensación de cansancio constante, que acaba afectando al desarrollo de las actividades diarias (como socializar, ir a caminar o salir de casa) es otro signo al que hay que estar alerta en las personas mayores.
- Debilidad: hablamos de debilidad no solo con relación a la fatiga, sino al sostener un vaso, un plato o agarrar con fuerza algún elemento. Cuando esto aparecer, no hay que esperar para solicitar un análisis médico para ver qué está pasando.
- Marcha lenta: un enlentecimiento acusado en el momento de caminar o de moverse que afecta a la práctica de actividad física. Esto puede derivar en una pérdida de masa muscular que conlleve la aparición de problemas de salud.
El síndrome de fragilidad en el anciano puede provocar que se vuelvan personas dependientes muy pronto. Para evitarlo, es posible llevar a cabo una serie de consejos de los que hablaremos más adelante y, así, mejorar la calidad de vida de nuestros mayores.
Escala de fragilidad
Si bien hemos expuesto algunos síntomas de la fragilidad en el anciano, debemos saber que los profesionales valorarán si este síndrome está o no presente basándose en la conocida como la Escala de FRAIL. En ella se tienen en cuenta cuatro criterios: debilidad y cansancio; debilidad, ralentización de la marcha e incapacidad o dificultad para subir escaleras o caminar; y pérdida de peso. A estos cuatro criterios se les debe sumar el hecho de sufrir más de cinco enfermedades para obtener un buen resultado sobre fragilidad.
Consejos de prevención de la fragilidad en los ancianos
¿Cómo prevenir la fragilidad en los ancianos? Desde el Ministerio de Sanidad están muy concienciados con respecto a la promoción de hábitos que prevengan la fragilidad en las personas de avanzada edad. Estos son algunos de ellos.
Hacer actividad física
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda unos 150 minutos de actividad física moderada para los ancianos, que puede ser simplemente caminar unos pasos cada día. Moverse, salir a la calle y mantenerse activo es fundamental en edades avanzadas. Por lo tanto, hay que evitar el sedentarismo, ya que aumenta el riesgo de fragilidad.
Llevar una alimentación saludable
La nutrición también es crucial para que las personas mayores se encuentren saludables. Si es necesario, se puede recurrir a un nutricionista especializado que diseñe una dieta concreta para que todas las necesidades estén cubiertas. El papel de los cuidadores será esencial para velar porque los mayores del hogar cumplan con las recomendaciones.
Promover el bienestar emocional
El aislamiento es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan nuestros mayores en la actualidad. Para evitarlo, existen varias opciones: centros de día donde hay actividades y se promueven las relaciones sociales, actividades grupales o comunitarias para personas mayores, o realizar algún pasatiempo nuevo.
Debemos tener claro que la fragilidad en los ancianos no siempre está presente, siempre y cuando se adopten unos hábitos de vida saludables. La fragilidad se puede prevenir para que, con el tiempo, una persona mayor pueda continuar siendo independiente.
Fuentes:
- Acosta-Benito, M. Á., & Martín-Lesende, I. (2022). Fragilidad en atención primaria: diagnóstico y manejo multidisciplinar. Atención Primaria, 54(9), 102395. https://doi.org/10.1016/j.aprim.2022.102395
- Fried, L. P., Tangen, C. M., Walston, J., Newman, A. B., Hirsch, C., Gottdiener, J., Seeman, T., Tracy, R., Kop, W. J., Burke, G., & McBurnie, M. A.; Cardiovascular Health Study Collaborative Research Group. (2001). Frailty in older adults: evidence for a phenotype. The Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences, 56(3), M146–M156. https://doi.org/10.1093/gerona/56.3.m146:contentReference[oaicite:10]{index=10}
- Ministerio de Sanidad. (2022). Actualización del documento de consenso sobre prevención de la fragilidad en la persona mayor. https://www.sanidad.gob.es/areas/promocionPrevencion/envejecimientoSaludable/fragilidadCaidas/estrategiaSNS/home.htm
- Organización Mundial de la Salud. (2020). Directrices de la OMS sobre actividad física y hábitos sedentarios. https://www.who.int/publications/i/item/9789240015128