En plena ola de calor en la que nos encontramos, buscar sombras, lugares frescos y mantenerse bien hidratado es crucial para evitar los golpes de calor. Esto es aún más importante en las personas mayores, pues la deshidratación en ancianos no solo es peligrosa, sino un problema que hay que saber detectar a tiempo y prevenir.
Grados de deshidratación y sus síntomas
Saber detectar la deshidratación en personas mayores es fundamental y, para ello, debemos diferenciar entre los síntomas de deshidratación en ancianos que son leves y moderados. Posteriormente, hablaremos de los síntomas más graves.
Síntomas de una deshidratación leve
Los síntomas de deshidratación en ancianos que se consideran leves son:
- Sensación de sed que puede llegar a ser bastante intensa.
- Boca seca o pegajosa que se alivia una vez se bebe agua.
- Orinar muy poco y que la orina tenga un color amarillo oscuro.
Síntomas de una deshidratación moderada
Por otra parte, los síntomas de deshidratación en personas mayores moderados son:
- Piel seca y agrietada que presenta signos de descamación.
- Dolor de cabeza que no es demasiado intenso.
- Calambres musculares que pueden ser dolorosos.
Síntomas de una deshidratación grave
En el caso de que ante los primeros síntomas de deshidratación no se tomen medidas, lo que va a ocurrir es que se dará paso a otros síntomas que alertan sobre un estado de deshidratación ya bastante grave. Así, se manifestará lo siguiente:
- Ojos hundidos, sensación de mareo y aturdimiento.
- Latidos cardíacos y respiración acelerada.
- Irritabilidad, confusión y, también, apatía.
- Desmayos o muestras de delirio.
¿Por qué suelen deshidratarse las personas mayores?
La deshidratación en ancianos puede ocurrir por diferentes motivos y, entre ellos, están los que a continuación vamos a exponer en este listado:
- La reserva de líquidos se reduce: a medida que envejecemos, la capacidad para conservar agua en el cuerpo disminuye, aumentando el riesgo de deshidratación.
- Alteración de la sensación de sed: ir cumpliendo años también está vinculado con alteraciones en la sensación de sed, dificultando el mantenerse hidratado.
- Enfermedades crónicas: algunos ejemplos son la diabetes o la demencia, y los medicamentos que se consumen, puesto que pueden agravar la deshidratación.
- Problemas de movilidad: la deshidratación en ancianos también puede estar relacionada con los problemas para conseguir agua por ellos mismos.
¿Cómo actuar ante signos de deshidratación?
Ante la detección de los primeros signos de deshidratación en personas mayores, estos son los pasos que deberíamos dar para evitar que esta situación empeore.
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Paso 1 |
Paso 2 |
Paso 3 |
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Reponer los líquidos, ofreciéndole a la persona agua a sorbos (también bebidas para deportistas). |
Observar si los síntomas que se presentan desaparecen, perduran o incluso empeoran. |
Si los síntomas se agravan, o ya son graves desde el principio, hay que acudir a urgencias de inmediato. |
¿Cómo evitar la deshidratación en ancianos?
Para prevenir la deshidratación en ancianos, estos son algunos consejos que se deberían tener en cuenta:
- Tomar agua a lo largo del día, incluso aunque no se tenga sed. Llevar una botella de agua atractiva siempre encima o ponerse una alarma puede ayudar a beber un sorbo de agua varias veces al día para prevenir la deshidratación.
- Comer alimentos ricos en agua, como frutas, gelatinas, verduras, caldos, etc. Esto facilitará la hidratación para que esta no solo se obtenga de beber agua.
- Evitar los alimentos que deshidratan, por ejemplo, el alcohol, el café o los refrescos que contienen mucho azúcar. Con respecto a esto último, es preferible prepararse una limonada casera con muy poco azúcar para mantenerse hidratado.
- Incluir el beber agua en la rutina, como puede ser beber un vaso (o medio vaso) nada más levantarse de la cama, antes de comer, una hora antes de dormir, etc.
Conviene tener presente que la deshidratación en ancianos en bastante habitual y, por eso, hay que tomar medidas preventivas para que esto no suceda. No obstante, familiares o personas cuidadoras deben prestar especial atención al consumo de agua de los mayores de la casa para garantizar su bienestar y buen estado de salud.
Fuentes:
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