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Derribando estereotipos: resliencia en personas con discapacidad

Según la Real Academia Española (RAE), la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Además, en el campo de la psicología se añade la capacidad para recuperarse después de afrontar situaciones difíciles o traumáticas en la vida. Dicho con otras palabras, es la habilidad para superar los contratiempos y de mantener una actitud positiva a pesar de los desafíos, siguiendo adelante.

Sin embargo, este término no solo se utiliza en la psicología sino también en la física, refiriéndose en este caso, a la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido. Explicándolo con un ejemplo práctico sería: si golpeamos una piedra y la rompemos, ésta no podrá volver a su estado natural, pero si apretamos una pelota de gomaespuma, al soltarla podrá recuperar su forma original. Por tanto, la pelota es un material resiliente y la piedra no lo sería.

Vivir con una discapacidad puede suponer diferentes retos y desafíos para cada persona, dependiendo del tipo y grado de discapacidad, así como de las circunstancias personales, sociales y culturales. En términos generales, algunas de las dificultades con las que pueden encontrarse las personas con discapacidad son:

  • Discriminación, estigmatización, estereotipos y falta de inclusión en la sociedad.
  • Dificultades físicas o mentales en la realización de actividades cotidianas.
  • Dependencia de otras personas para realizar ciertas tareas o actividades diarias.
  • Obstáculos físicos para acceder a ciertos lugares, servicios y recursos.
  • Malestar emocional y psicológico.
  • Incremento de gastos económicas.

Resiliencia y personas con discapacidad

Es importante destacar que la discapacidad no define a una persona, y que son muchas las personas con discapacidad las que encuentran la forma de superar las dificultades y conseguir una vida plena y satisfactoria. 

Las personas con discapacidad pueden tener una gran capacidad de resiliencia debido a la naturaleza de los desafíos que enfrentan en su vida diaria. Algunos de los factores que pueden contribuir a que tengan mayor o menor resiliencia son:

  • Factores personales: la autoestima, autoconcepto, capacidad para tomar decisiones, el sentido del humor, etc., son algunos elementos que definen nuestra personalidad y la forma de afrontar las situaciones difíciles.
  • Apoyo social y familiar: contar con una red de apoyo consistente de familiares, amigos, compañeros de trabajo, entre otros, puede proporcionar recursos y soporte ante los retos diarios. 
  • Habilidades: tener identificadas nuestras destrezas, puede ser una buena herramienta de afrontamiento efectiva para el manejo del malestar emocional y del estrés (por ejemplo, resolución de problemas, ejercicio…). 
  • Experiencias previas: reconocer qué vivencias hemos experimentado en el pasado, tanto positivas como negativas, nos permite generar recursos para afrontar situaciones futuras.

Característica de las personas con discapacidad resilientes

Como ya hemos comentado anteriormente, las personas con discapacidad a menudo tienen que hacer frente a barreras y obstáculos en el día a día que las personas sin discapacidad no experimentan. Sin embargo, muchas de ellas han aprendido a adaptarse y encontrar formas creativas de superar estos desafíos.

Las personas con discapacidad resilientes comparten algunas características entre las que se pueden encontrar:

  • Actitud positiva: esto no significa que se ignoren los problemas o dificultades, ni que se caiga en el “positivismo tóxico”, sino que se afrontan con una mentalidad proactiva, permitiéndose sentir y dar espacio a las emociones (incluso a aquellas como el miedo, tristeza, enfado, entre otras) y buscar posibles soluciones.  
  • Capacidad de adaptación: las personas con discapacidad resilientes muestran flexibilidad ante nuevas situaciones y se permiten cambiar de rumbo cuando las cosas no salen como se esperaba. Están abiertas a nuevas formas de hacer las cosas y son capaces de encontrar otro enfoque cuando es necesario.
  • Constancia: muestran determinación y perseverancia. Se esfuerzan para encontrar alternativas y superar los obstáculos que se encuentran. No tiran la toalla fácilmente y muestran una gran capacidad de trabajo.
  • Autoestima y autoconcepto: conocen sus características de personalidad, puntos fuertes y débiles, destrezas y habilidades, límites, valores… entendiendo que su definición como persona va mucho más allá de cualquier discapacidad que pueda presentar. Además, ponen en valor, aceptan y respetan todas estas características contribuyendo a fortalecer su autoestima.
  • Expectativas realistas: cuentan con una comprensión objetiva y razonable de sus circunstancias, teniendo en cuenta las posibles limitaciones y oportunidades para hacer frente a una situación determinada.
  • Apoyo social: ya lo decíamos anteriormente, disponer de una buena red de apoyo a la que recurrir cuando se necesita ayuda es fundamental para superar las dificultades o sobreponerse de ellas.

A pesar de las barreras y dificultades que las personas con discapacidad pueden sufrir como la discriminación y la exclusión social, la movilidad, la comunicación, el acceso al empleo y la educación, etc., como hemos podido observar, pueden tener una gran capacidad de resiliencia debido a los desafíos que se encuentran en su vida diaria y la necesidad de encontrar formas efectivas de superarlos. 

Vanesa Jorge
Psicóloga General Sanitaria
Experta en Psicooncología y Psicología en Cuidados Paliativos