Las personas mayores desean seguir viviendo en su propio hogar, con autonomía y dignidad

Cada vez más personas mayores desean seguir viviendo en su propio hogar, con autonomía y dignidad, incluso cuando necesitan ayuda. Para conseguirlo, están surgiendo acuerdos de convivencia conocidos como pactos asistenciales, una fórmula que permite compartir casa y apoyos con otras personas, evitando así la soledad no deseada.

Los pactos asistenciales son acuerdos entre personas, muchas veces mayores, que deciden vivir juntas para apoyarse mutuamente. No se trata solo de compartir una vivienda, sino de establecer un compromiso de ayuda y compañía que mejora la calidad de vida, especialmente cuando se enfrentan a situaciones de dependencia o falta de recursos.

Sobre estos pactos se debatió en la jornada “Soluciones asistenciales de convivencia ante una situación de soledad no deseada”, organizada recientemente en Madrid por la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) y la Fundación Notariado. Un encuentro en el que los expertos coincidieron en un mensaje claro: hay que dar respaldo legal a estas nuevas formas de convivencia para que más personas puedan beneficiarse de ellas con seguridad.

 

Envejecer en casa, con dignidad

Jesús Norberto Fernández, presidente de la PMP, insistió en que no existe una única solución para todas las personas mayores, ya que este colectivo es muy diverso. Por eso, reclamó más alternativas que permitan envejecer en casa, con redes de apoyo y asistencia adaptadas a cada caso. También pidió combatir los prejuicios hacia la vejez y reforzar servicios como la ayuda a domicilio o la teleasistencia.

Matilde Fernández, presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, recordó que muchas buenas ideas ya se pusieron en marcha en el pasado y podrían recuperarse hoy. Defendió además que estas soluciones no solo benefician a personas mayores, sino que pueden aplicarse también con una mirada intergeneracional.

Durante la jornada se celebró una mesa de debate en la que participaron profesionales del ámbito notarial y social. Cristina Rodríguez-Porrero, experta en envejecimiento activo, explicó que los pactos de ayuda mutua ofrecen muchas ventajas: fomentan la autonomía, son flexibles, sostenibles y ayudan a revitalizar barrios y pueblos.

Alicia Calaza, notaria en una zona rural de Galicia, compartió su experiencia: “El 89% de las personas mayores de 65 años tienen una vivienda en propiedad. Podemos crear acuerdos que permitan transformar esa vivienda en un espacio compartido y adaptado a cada etapa de la vejez”. También sugirió que estas iniciativas deberían contar con incentivos fiscales si ayudan a las personas a mantenerse en casa sin recurrir a una residencia.

Por último, el inspector de Hacienda Domingo Carbajo señaló que para que estos pactos puedan recibir beneficios fiscales, es fundamental que estén regulados y registrados de forma oficial. “El sistema necesita claridad y pruebas para poder ayudar”, explicó.

 

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