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Foto de mujer joven con ojos cerrados y expresión de dolor de cabez

 
Miembros del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) han presentado un estudio realizado en 13 Unidades de Cefalea en España, con el objetivo de valorar, en la práctica clínica diaria, la eficacia y los factores predictores de buena respuesta a la toxina botulínica como tratamiento de la migraña crónica. Publicado en el “European Journal of Neurology”, el estudio ha sido coordinado por el Dr. Rogelio Leira y realizado con casi un millar de pacientes. Además, el mismo estudio también fue orientado a conocer el impacto de este tratamiento preventivo en la disminución de discapacidad y en el consumo de medicamentos y recursos sanitarios. 
 
“La toxina botulínica, también conocida por el nombre comercial Botox, ya se ha generalizado como uno de los tratamientos con mayor evidencia para la migraña crónica. Aunque se han realizado diversos estudios sobre su eficacia en el ámbito internacional, queríamos evaluar la efectividad de la toxina botulínica en el contexto clínico español, comprobar qué tipos de pacientes son los que obtienen mejores resultados con este tratamiento y cómo podríamos ayudarles a disminuir la discapacidad que provoca esta enfermedad”, señala la Dra. Patricia Pozo Rosich, coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN. Para ello, durante 12 meses, se registraron los días de dolor de cabeza, la intensidad, la medicación sintomática administrada, las visitas a urgencias y los días de discapacidad que experimentaron los pacientes que comenzaron su tratamiento con toxina botulínica. 
 
Del estudio se desprende que más del 66 % de los pacientes responden positivamente al tratamiento en los primeros tres meses y que, tras un año de tratamiento, casi el 80 % de los pacientes con migraña crónica muestran más de un 50 % de reducción en el número de dolores de cabeza por mes. En todos estos casos, se produjo una reducción de los dolores de cabeza por mes, de su intensidad y de la utilización de tratamientos y medicación complementaria. 
 
“La administración de toxina botulínica para el dolor de cabeza normalmente se realiza cada tres meses. En algunos pacientes puede llegar a utilizarse en monoterapia, es decir, como único tratamiento preventivo. No obstante, otros pacientes siguen requiriendo asociarlo con otro tipo de tratamientos preventivos”, explica la Dra. Patricia Pozo Rosich. “El estudio demuestra que ya se produce un cambio en la frecuencia y gravedad de los dolores de cabeza justo después de la primera dosis de toxina botulínica y que la mejoría continúa en las siguientes. Además, continuar el tratamiento hace aumentar el porcentaje de pacientes que muestran una excelente respuesta al mismo: de casi un 20 % en los primeros tres meses a casi el 30 % al año. Por eso, estos resultados muestran la importancia de continuar el tratamiento con toxina botulínica más allá de la primera dosis, incluso cuando no sea inicialmente extraordinariamente efectiva”. 
 
El estudio también señala que continuar con el tratamiento no solo hace que disminuya gradualmente el uso de otros tratamientos, sino también los días de discapacidad, las visitas a emergencias o los posibles efectos adversos del tratamiento: sólo un 12 % de los pacientes presentaron eventos adversos después de la primera dosis, de los cuales el 10 % fueron leves; después de 12 meses, el 95% de los pacientes no informaron eventos adversos, lo que sugiere que la exposición continua mejora la tolerabilidad.
 
No obstante, el principal hallazgo de este estudio es que las posibilidades de que este tratamiento sea eficaz aumentan cuanto menos tiempo pasa entre el momento en que se cronifica la migraña y el inicio del tratamiento. 
 
En España, existen unos  1,5 millones de personas que padecen migraña crónica, es decir, experimentan dolor de cabeza más de 15 días al mes. Además, la migraña es una enfermedad muy incapacitante: según datos de la SEN, más de un 70 % de los pacientes con migraña presentan una discapacidad grave y un 14 % una discapacidad moderada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la migraña como la segunda enfermedad neurológica más discapacitante.
 
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