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Foto de un inhalador para el asma que es sostenido por un medico

El asma es una enfermedad potencialmente mortal y, anualmente, más de 1.000 personas fallecen en nuestro país debido a esta patología. “Algunos años estas cifras han llegado a superar a las muertes en accidentes de tráfico”, señala el presidente del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), el doctor Javier Domínguez.

No existe un único motivo que explique las muertes por asma, ya que pueden ser fruto de muchos factores. Sin embargo, el control inadecuado de la enfermedad es uno de los más importantes y determinantes. “A este mal control puede llegarse por varias causas, aunque el infratratamiento sigue siendo muy frecuente. Es necesario insistir en su riesgo, incluso vital, que además es evitable en la mayoría de los casos con el tratamiento y el seguimiento apropiados”, subraya el alergólogo. 

El asma es una enfermedad crónica que ha ido incrementando su incidencia en las últimas décadas. Se caracteriza por la aparición de episodios de dificultad respiratoria (crisis o ataques), generalmente asociados a otros síntomas como tos, pitidos al respirar y sensación de ahogo. En la mitad de los casos esta patología aparece como respuesta a determinados estímulos que producen alergia: polen, ácaros del polvo, epitelios de animales, ciertos alimentos, etcétera. 

Los estudios realizados en España muestran que entre un 3 y un 7 % de la población tiene asma. La localización geográfica influye también en la prevalencia o número de pacientes con la enfermedad. Por lo general, las zonas de las costas y de las islas en España presentan mayor número de asmáticos en comparación con las zonas de interior. Concretamente, la comunidad española con más asmáticos es Canarias.

 

El asma en niños: en aumento 

El asma es la enfermedad crónica más común de la infancia. Afecta al 10-12 % de los niños y su incidencia está aumentando. De acuerdo con el estudio “Alergológica 2015”, el asma supone el 32 % de las primeras consultas de los menores de 14 años en los servicios de Alergología. Por delante de esta patología se encuentra únicamente la rinitis alérgica, que, en la mayoría de las ocasiones, precede en el tiempo al asma. “Esta enfermedad es una de las principales causas de visitas a las consultas de pediatría, urgencias, hospitalizaciones y ausencia de la escuela”, apunta la doctora Paloma Ibáñez, alergóloga infantil y miembro del Comité de Asma de la SEAIC.

Los niños con asma de etiología alérgica -que es la más frecuente en la población menor de 14 años- presentan con asiduidad otro tipo de manifestaciones alérgicas, como la dermatitis atópica o la alergia a los alimentos. “La alergia a los alimentos en los niños se asocia a una mayor gravedad del asma. De hecho, los pacientes pediátricos asmáticos tienen un riesgo mucho mayor de padecer reacciones graves o anafilácticas que pueden poner en riesgo su vida, tras una exposición accidental a algún alimento al que es alérgico”, explica la doctora Ibáñez. 

La detección del asma en la edad pediátrica es clave para la salud del niño. En muchas ocasiones, esta enfermedad puede causarles molestos síntomas diarios que interfieren con los juegos, la práctica de deportes, la escuela y el sueño, condicionando gravemente la calidad de vida del pequeño. “Ellos mismos limitan sus actividades. Por eso, si en la familia existen antecedentes de asma o de alergia, hay que estar en especial alerta a las señales para poder detectar si el niño sufre asma”, advierte la alergóloga.

Cuando se diagnostica asma a un paciente pediátrico es fundamental que esté controlado y que lleve un seguimiento por parte del alergólogo. Para el control del asma, además de prescribir una medicación eficaz, hay que informar y educar a niños y familiares sobre todos los aspectos relacionados con la patología. “Hay que explicarles la manera de administración de su terapia, familiarizarles con los dispositivos de inhalación que tienen que utilizar, informarles de cómo evitar desencadenantes como los alérgenos o humo del tabaco, enseñarles cómo actuar ante el inicio de una reagudización o crisis de asma, etcétera. Y, especialmente, comprobar en las sucesivas consultas si lo están haciendo bien y recordar la información proporcionada anteriormente”, concluye la experta.

 

El asma y la inmunoterapia

Los pacientes asmáticos deben seguir en todo momento los tratamientos que les indiquen sus facultativos para no sufrir una exacerbación de sus síntomas. “En esta época del año, quienes sufren asma alérgica producida por pólenes pueden detectar una exacerbación de sus síntomas, motivo por el cual deben ser más rigurosos y bajo ningún concepto detener sus tratamientos”, indica el doctor Ernesto Enrique, presidente del Comité de Inmunología de la SEAIC.

Asimismo, existen herramientas eficaces en el tratamiento de la enfermedad alérgica, como la inmunoterapia, conocida popularmente como “vacunas para la alergia”. Este método solo puede utilizarse en aquellos casos en los que se ha confirmado la relevancia clínica del alérgeno. “Algunos tratamientos de inmunoterapia han demostrado su eficacia disminuyendo el número de exacerbaciones de asma. Sin embargo, esto no implica que todo paciente afecto de asma alérgica deba ser tratado con inmunoterapia. De hecho, los que padecen asma grave, con disminución severa de su función pulmonar, aunque sea de origen alérgico, no son candidatos a esta opción”, advierte el experto.

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