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Los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) Omega-3 son nutrientes esenciales que intervienen en diferentes procesos fisiológicos a lo largo de las distintas etapas de la vida. Dada su importancia para la salud en las diferentes etapas de la vida, sumado al hecho de que el ser humano tiene escasa capacidad de sintetizar los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga hacen que la cantidad diaria recomendada de sea en general, de 250 mg/día (EPA + DHA), que se puede alcanzar con un consumo adecuado de pescado graso (“azul”)  principalmente (2-3 raciones por semana). Otras fuentes alimentarias que pueden ser relevantes en el conjunto de la dieta son los frutos secos y las leches enriquecidas, entre otras, siempre en el contexto de una dieta variada, equilibrada y con adecuada densidad nutricional.

Así lo ha puesto de manifiesto el Prof. Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada, en la conferencia extraordinaria “La leche como vehículo de salud. Ácidos grasos poliinsaturados Omega-3: ingestas recomendadas y actuales, fuentes dietéticas y efectos en la cognición y salud cardiovascular”, que impartió en el marco de la celebración de la XVII Reunión de la Sociedad Española de Nutrición (SEN). Este informe, impulsado por la Fundación Española de Nutrición (FEN) y FINUT, recoge la evidencia científica actual en cuanto al valor de los ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 para la salud humana y sus principales fuentes dietéticas, y analiza las ingestas actuales y recomendadas de la población española.

Estos nutrientes son beneficiosos en el control de determinados factores de riesgo cardiovascular, por lo que, tal y como manifestó el Dr. Gil, “su consumo es totalmente recomendable para la prevención de la enfermedad cardiovascular”. Asimismo, algunos estudios científicos sustentan que las ingestas adecuadas de AGPI Omega 3 “contribuyen al adecuado desarrollo cerebral, así como a la agudeza visual en los niños, por lo que es un nutriente que ha de estar presente en la dieta desde los primeros días de vida”.

De la misma manera, el Informe hace un exhaustivo análisis de las recomendaciones de organismos como la FAO/WHO para la ingesta de AGPI Omega 3 en los diferentes grupos de población. Estas recomendaciones oscilan desde los 150 a 250 mg/día de EPA + DHA en el caso de niños de 4 a 6 años. En adultos la ingesta recomendada es de 250 mg/día, o incluso 300 mg/día durante el embarazo y lactancia.

Sin embargo, estos datos ofrecen otra lectura “preocupante”, tal y como manifestó el Dr. Gil., y es que el mismo Informe también evidencia que, en España, la ingesta tanto en niños como en adultos se encuentra por debajo de las recomendaciones internacionales. “Estos datos invitan a una reflexión acerca del impacto que estas carencias pueden tener en la salud tanto a corto como a medio – largo plazo”, indica el Dr. Gil, subrayando que “es fundamental que la población comprenda que a través una ingesta adecuada de estos ácidos grasos, estará invirtiendo en calidad de vida y tomando una parte activa en su propia salud, al minimizar el riesgo de aparición de enfermedades que puedan comprometer su bienestar”.

La leche, vehículo de salud

En este sentido, si bien las principales fuentes dietéticas de ácidos grasos Omega 3 derivan del consumo de pescado azul y de algunos vegetales como los frutos secos, es también  importante disponer de alimentos como las leches adaptadas. La leche, por sus características físico-químicas y por su alta penetración en hogares y restauración, así como por su facilidad de consumo en diferentes momentos y situaciones, ofrece una alternativa de gran utilidad como vehículo de suplementación de ácidos grasos Omega-3 en la alimentación de la población española.

De este modo, un vaso de leche enriquecida en Omega-3 proporciona aproximadamente 125 mg de EPA+DHA, lo que representa en torno al 50 % de la cantidad diaria recomendada para un adulto, si se toma el rango mínimo de las recomendaciones ofrecidas por la FAO/WHO anteriormente citadas (250 mg/día). Por esta razón, tal y como concluyó el Dr. Gil, “aunque el pescado es la principal fuente dietética de Omega-3, las leches enriquecidas, dentro del contexto de una dieta equilibrada, puede ser una alternativa útil a la hora de alcanzar de manera efectiva los aportes adecuados de ácidos grasos Omega 3 para cada uno de los grupos de edad”.

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