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Foto de una pareja tumbada en la cama y la mujer con los ojos abiertos sin poder dormir

El sueño perdido no se recupera y se vincula con el aumento de peso
Los expertos recomiendan dormir entre siete y nueve horas. Sin embargo, mucha gente, sin sufrir trastornos físicos que afecten al sueño, duerme una cantidad de horas insuficiente. La fatiga, desorientación e irritabilidad en las mañanas son algunas consecuencias de la pérdida de sueño. Y a largo plazo esta falta de horas sostenida en el tiempo se vincula con diversos problemas médicos y psicológicos como el aumento de peso o afecciones cardiovasculares. 

Según expertos de la Cátedra de Investigación del Sueño de la Universidad de Granada-Grupo Lo Monaco, ya sea por un exceso de trabajo u obligaciones, porque el prime time español se da a una hora muy tardía o porque cada vez usamos más Internet fuera del trabajo, se duerme menos entre semana con idea de recuperar las horas perdidas el fin de semana.

Una de las principales creencias es que al dormir el fin de semana más horas de las debidas se recuperará el sueño perdido durante la semana. Pero el hecho de dormir demasiadas horas también puede tener consecuencias negativas, ya que puede generar dificultades a la hora de poder conciliar el sueño la siguiente noche. 

Con todo ello, la desregulación de las horas de sueño seguirá manteniéndose y magnificando los efectos nocivos de la falta de sueño sobre el organismo, particularmente con problemas cardiovasculares. 

Además, las consecuencias que tiene la falta de sueño pueden no recuperarse automáticamente al dormir más. Un ejemplo sencillo es que la falta de sueño prolongada se vincula con un aumento del peso, afirma el doctor Alejandro Guillén. 

En aquellos casos en que la pérdida de sueño se produce durante la mayoría de los días en un periodo prolongado de tiempo se ha encontrado mayor probabilidad de sufrir obesidad, diabetes, hipertensión, consumo de alcohol, etc. 

Además de las consecuencias físicas de la pérdida de sueño, existen también diversas consecuencias mentales y emocionales como desconcentración, dificultades para recordar cosas, enlentecimiento mental, trastornos de ansiedad o irritabilidad. Todo ello va a agravar los problemas físicos ocasionados.


 

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