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Una cuidadora ayudando a una paciente de Parkinson a incorporarse

El párkinson es la enfermedad neurológica que más aumenta su incidencia y la discapacidad en todo el mundo, como afirman los profesionales de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En los últimos 20 años, según sus cifras, la carga del párkinson ha aumentado en más del 80 %, y el número de fallecimientos por su causa se ha duplicado. 

Se trata de una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por una reducción gradual de la capacidad del cerebro para producir un neurotransmisor (la dopamina) en el área que controla, entre otros aspectos, el movimiento y el equilibrio. Por esa razón, los síntomas más comunes de esta enfermedad son el temblor, la rigidez muscular, la lentitud en el movimiento (bradiquinesia) y la inestabilidad postural. Aunque no son los únicos, ya que también cursa con síntomas no motores como la pérdida del sentido del olfato, cambios en el estado de ánimo, depresión, alteraciones del sueño o incluso degeneración cognitiva por la afectación de otros sistemas y neurotransmisores.

Según los datos que aporta la SEN, en España unas 160.000 personas viven con esta enfermedad, que afecta al 2 % de los mayores de 65 años. Su incidencia se incrementa con la edad, alcanzando al 4 % de los mayores de 80 años, aunque no se trata de una enfermedad exclusiva de las personas mayores. De hecho, en los últimos años también se está constatando un incremento de los casos en menores de 50 años (un 15 % de los casos). 

Su incidencia es mayor en hombres que en mujeres, aunque la edad de inicio suele ser mayor en las mujeres que en los hombres. También se han detectado algunas diferencias en la sintomatología en función del sexo. Por ejemplo, algunos síntomas no motores como fatiga, ansiedad, depresión, el dolor, piernas inquietas, o alteración del gusto y el olfato, son más frecuentes y graves en las mujeres. 

 

Tratamientos e investigación

En la actualidad, los tratamientos disponibles para la enfermedad de Parkinson son eminentemente sintomáticos. A los farmacológicos y a las terapias físicas y ocupacionales -de gran relevancia también para estos pacientes- se han unido otros como la estimulación cerebral profunda, cuando los pacientes desarrollan complicaciones que afectan al movimiento y, más recientemente, los ultrasonidos de alta intensidad, una técnica que puede ser útil en personas con temblor que no responden bien a los tratamientos.

Los pacientes están muy interesados, también, en conocer cuáles son los ensayos clínicos que se están desarrollando. El coordinador del grupo de trastornos de movimiento de la Asociación Madrileña de Neurología, Juan Pablo Romero, ha recordado que es muy importante hablar con los pacientes de estos ensayos. “La mayoría de las personas que asisten a la consulta lo primero que me preguntan es por nuevos ensayos. Los pacientes ahora están más información y ya son ellos quienes piden información sobre tratamientos y cómo mejorar su calidad de vida”. Así lo apuntó durante la celebración del 30 Aniversario de la Asociación Parkinson Madrid. Un evento en el que los pacientes han alzado la voz para dejar constancia de sus reclamaciones. 

Las personas afectadas por la enfermedad de Parkinson piden ser atendidas por profesionales de neurología y enfermería, con especialización en trastornos de movimiento. Pidiendo que éstas sean unas unidades o consultas a las que se puede “acudir de forma rápida y flexible”, ante una situación de emergencia relacionada con la enfermedad.

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