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Foto de un médico y su paciente

El dolor neuropático es uno de los tipos de dolor más complejos, tanto por su diagnóstico como por su tratamiento. Se caracteriza por ser el dolor que aparece como consecuencia de una lesión en el sistema nervioso o por un mal funcionamiento de éste.

La complejidad de este dolor hace que se desconozca la prevalencia exacta en España. No obstante, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que estas cifras podrían rondar entre el 6 y el 8% de la población, por lo que estaríamos hablando de más de tres millones de afectados en nuestro país. Pero, además, diversos estudios señalan que el número de nuevos casos de dolor neuropático crece cada año como consecuencia del aumento de la expectativa de vida, a distintas enfermedades como la diabetes, cáncer, traumatismos, múltiples enfermedades neurológicas; así como a infecciones, exposición a sustancias tóxicas, etc.

De hecho, 2017 ha sido declarado como el Año Internacional contra el Dolor Postoperatorio Agudo y Crónico.

“Aunque los síntomas del dolor neuropático son muy variables, es común que los pacientes  experimenten, de una forma muy intensa, síntomas dolorosos similares a una corriente eléctrica o quemazón ante estímulos comunes. Esto ocurre porque el cerebro de una persona que padece dolor neuropático interpreta estímulos sensoriales normales, como puede ser una caricia, un roce a un objeto, un ligero aumento de temperatura, como si fueran sensaciones muy dolorosas”, explica el Dr. Pedro Bermejo Velasco, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN. “Aunque este dolor no tiene ninguna función biológica, conlleva alteraciones físicas y emocionales que dificultan profundamente la vida de quienes lo padecen. Es dolor muy incapacitante y su manejo constituye un reto para los profesionales sanitarios”, añade.

Según los últimos estudios realizados en España, el 85 % de los pacientes con dolor neuropático presentan un deterioro significativo en su calidad de vida.  Además, este dolor se asocia de forma muy frecuente a la ansiedad (en el 63 % de los casos) y a la depresión (56 %). Por otra parte, el dolor neuropático motiva una alta demanda de consultas médicas, debido a su tendencia a la cronicidad:  representa el 25 % de las consultas por dolor que se producen en los centros de salud, unas cifras realmente altas, sobre todo teniendo en cuenta que la consulta por dolor supone el 50 % de las visitas a Atención Primaria.

Aunque el tratamiento de los pacientes con dolor neuropático ha evolucionado sustancialmente en los últimos años y aunque el arsenal de medicamentos y técnicas sea amplio, en muchas ocasiones o no es bien tolerado por los pacientes o el dolor se hace refractario a cualquier tipo de tratamiento. Actualmente, el cuadro de dolor neuropático dura más de 12 meses en más del 65 % de los pacientes y entre un 40-70 % de los pacientes con dolor neuropático aún no han conseguido un control completo del dolor.

“El dolor neuropático no responde a analgésicos convencionales ni a antiinflamatorios. Los fármacos utilizados son antidepresivos, opiáceos o antiepilépticos, que muestran una reducción del dolor del 30 al 50 % en, aproximadamente, un 50 % de los pacientes tratados. El uso de la politerapia tampoco es eficaz para muchos pacientes, porque un porcentaje considerable de los casos es farmacorresistente. Por lo tanto, se hace necesario seguir investigando en nuevas opciones terapéuticas, que puedan conseguir una mayor eficacia”, señala el Dr. Pedro Bermejo. “Por tanto, el abordaje terapéutico tiene que ser de tipo multidisciplinar, que incluya también fisioterapia, tratamiento psicológico y otras modalidades terapéuticas”, concluye.

La SEN confía en que los avances que se han producido en el conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos implicados en esta dolencia ofrezcan nuevas esperanzas en el tratamiento en los próximos años.

 

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