El último informe sobre consumo publicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente revela que el consumo de pan en España ha descendido durante 2015 un 2,5 % respecto al año 2014. Con ello, nos alejamos cada vez más de los 25 gramos de fibra recomendados al día, así como del consumo de 250 gramos de pan diario que aconseja la Organización Mundial de la Salud.
Según este informe, los hogares españoles destinan a la compra de pan el 5,64 % de su gasto en alimentación y bebidas, lo que representa un gasto medio por persona y año de 84,78 € y un total de 35,15 Kg por persona. El perfil de los hogares que más pan ingieren son los formados por jubilados (22,5 %), le siguen los hogares formados por parejas con hijos de edad media (19,3 %) y los hogares formados por parejas con hijos mayores (15,3 %).
La Rioja (45,18 Kg/per cápita), Galicia (43,85 Kg/per cápita) y Navarra (43,04 Kg/per cápita) son las comunidades autónomas con un perfil más alto de consumo de pan por persona; al contrario que la Comunidad de Madrid y ambos archipiélagos.
Entre los motivos de este descenso podría encontrarse el desconocimiento y las falsas creencias que giran en torno a este alimento y que quedan patentes en el último estudio científico llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid sobre hábitos alimentarios.
Por ello, Pan Cada Día nace con el objetivo de promover el conocimiento de un alimento que ha acompañado al hombre a lo largo de su historia: el pan y los cereales.
¿Por qué desciende el consumo de alimentos que abanderan nuestra dieta mediterránea?
A menudo se piensa que el principal componente del pan son hidratos de carbono pero no somos conscientes de que también contiene cantidades significativas de fibra, vitaminas del grupo B, minerales y proteínas. Por ello, es un aliado perfecto para cubrir los requerimientos nutricionales y energéticos que nuestro organismo necesita.
El pan ha sido un alimento que durante mucho tiempo ha generado ciertas discrepancias sobre si engorda o no, además de otras falsas creencias. En ocasiones nos olvidamos de que para disfrutar de una dieta equilibrada lo más aconsejable es ingerir todo tipo de nutrientes entre los que los hidratos de carbono juegan un papel imprescindible.
Los motivos por los que no debemos excluir el pan y los cereales
En nuestro país, la frecuencia con la que se deben consumir los diferentes grupos de alimentos se aleja de las pautas marcadas en las guías alimentarias. Concretamente, en los últimos años el patrón de consumo de la sociedad española ha cambiado, siendo frecuente encontrar un consumo excesivo de proteínas y grasas (especialmente saturadas), mientras que los hidratos de carbono se toman en cantidades inferiores a las aconsejadas. Pero, además, también es frecuente encontrar ingestas deficitarias de fibra (no llegamos a los 25g de fibra diaria recomendada) y, de diversas vitaminas y minerales, que se han asociado a diversos perjuicios para la salud; por lo que aproximar la dieta al ideal teórico, aumentando el consumo de verduras y hortalizas, así como de cereales, puede ser una pauta dietética útil en la mejora de la situación nutricional y sanitaria de la población.
Por otro lado, se ha demostrado que los adultos que consumen menos de dos raciones diarias de pan tienen un perfil calórico más desequilibrado, con un mayor aporte calórico por parte de los lípidos, y un menor aporte de energía procedente de los hidratos de carbono.
En cuanto a su aporte calórico, el último estudio de la Universidad Complutense de Madrid constata que hay un mayor porcentaje de personas con sobrepeso en el grupo de adultos estudiados que habitualmente come menos pan (posiblemente debido a que las personas con sobrepeso estén restringiendo el consumo de este alimento) al considerar, de forma más frecuente, que el pan engorda. Este tipo de datos pone de relieve que existe un desconocimiento importante relativo a la cantidad diaria que se debe consumir de cereales y de pan, y de sus beneficios saludables.