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En España hay más de 4 millones de personas con discapacidad, lo que supone aproximadamente el 10 % de la población residente en España, conforme a la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia. Esta discapacidad puede deberse a diferentes cuestiones: neurológicas, muscoloesqueléticas, degenerativas, problemas cardiológicos, secuelas de un ictus, problemas derivados de la vejez o dolor crónico, entre otras razones.

Esta radiografía de la discapacidad en España fue aportada por la doctora Roser Garreta, presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), especialidad médica cuyo núcleo de tratamientos y razón de ser son las personas con discapacidad, con motivo de la celebración el 3 de diciembre del Día Mundial de la Discapacidad.

La Organización de las Naciones Unidas estableció en 1992 la celebración de este día con el fin de promover medidas eficaces para la prevención de la discapacidad y la realización de objetivos de igualdad y de plena participación de las personas con discapacidad en la vida social y el desarrollo. Los últimos datos del Informe Mundial sobre la Discapacidad de la Organización Mundial de Salud (OMS) revelan que más de 1.000 millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de discapacidad. De ellas, casi 200 millones experimentan dificultades considerables en su vida diaria.

Por ello, la máxima representante los médicos rehabilitadores de España quiere poner el foco en la prevalencia y los tratamientos óptimos de la discapacidad que cada vez que está aumentando de forma progresiva de año a año debido al envejecimiento poblacional y a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas asociadas a la discapacidad.

De esta forma, desde SERMEF han explicado que una discapacidad física “se produce cuando los síntomas y manifestaciones de una patología hacen que una persona tenga una disfunción que le imposibilita llevar una vida diaria con cierta normalidad y autonomía”.

“En Europa, así como sucede en otros países, la población cada vez que está más envejecida, vivimos mas años, tenemos más enfermedades crónicas que vamos controlando pero que poco a poco van mermando nuestra capacidad funcional y nos generan algún grado mayor o menor de discapacidad. Estamos ganando años a la vida pero también tenemos que ganar calidad de vida en estos años”, ha destacado la doctora Garreta.

En este contexto, la presidenta de la sociedad científica ha subrayado que “los médicos rehabilitadores son los que trabajan las secuelas de las enfermedades que producen discapacidad. Así, centramos nuestra actuación en recuperar o mejorar la función motora en pacientes con discapacidad por problemas neurológicas (con secuelas tras un ictus, por ejemplo) u ortopédicos (lesiones de músculo y hueso)”.

De cara a un proceso rehabilitador ante cualquier patología discapacitante, la experta ha defendido que un tratamiento de la discapacidad “óptimo debe ser muy personalizado, atendiendo al contexto y a factores personales y sociales de paciente”.

“El tipo de tratamiento depende de la gravedad de las secuelas físicas y/o mentales existentes, de la coexistencia de múltiples enfermedades, o de factores sociosanitarios como la situación financiera de cada familia o el acceso a servicios comunitarios, el grado de soporte social, la presencia de barreras arquitectónicas o aspectos individuales de personalidad o motivación para el tratamiento”, ha indicado.

Por todo ello, la presidenta de SERMEF ha abogado por “asegurar una adecuada protección social, crear políticas y programas inclusivos y aplicar normas y legislaciones en beneficio de las personas con discapacidad”.

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