El temblor no siempre se manifiesta y no tiene por qué ser, necesariamente, el primer síntoma en aparecer
El 11 de abril se conmemora el Día Mundial de la enfermedad de Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor prevalencia en España. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que, actualmente, en España existen, al menos, unas 150.000 personas afectadas por Parkinson, una cifra que se triplicará dentro de 30 años por el aumento de la esperanza de vida y por los avances diagnósticos y terapéuticos que ha experimentado esta enfermedad.
Sin embargo, aún existen muchos casos sin diagnosticar. Actualmente, los pacientes con párkinson tardan una media de entre 1 y 3 años en obtener un diagnóstico correcto. Por lo que la SEN estima que más del 50 % de los nuevos casos que se producen cada año (alrededor de unos 10.000 nuevos casos) están actualmente sin diagnosticar.
“Uno de los principales factores que dificulta su diagnóstico correcto es que se tiende a asociar esta enfermedad con el temblor u otro tipo de síntomas motores como rigidez o trastornos de la marcha y del equilibrio. Si bien los problemas motores son los síntomas más característicos de esta enfermedad, éstos no siempre se manifiestan en todos los pacientes y no necesariamente son los primeros en aparecer cuando comienza a debutar la enfermedad”, señala el Dr. Pablo Mir Rivera, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN.
Y es que, aproximadamente, un 30-40 % de los pacientes con párkinson no presentan temblor. Por el contrario, en un 40 % de los casos, la primera manifestación del párkinson es la depresión, aunque la enfermedad también puede manifestarse en trastornos cognitivos, gastrointestinales, autonómicos, sensitivos o del sueño. “La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, crónica y progresiva. La neurodegeneración que provoca, conlleva una disminución de los niveles de dopamina, con la consiguiente aparición de los clásicos síntomas motores. Sin embargo, en muchas ocasiones, la neurodegeneración comienza antes de que se manifiesten tales síntomas, por lo que el conocimiento y la identificación de las manifestaciones no motoras de la enfermedad es básico para mejorar los tiempos de diagnóstico”, comenta el Dr. Pablo Mir.
Aproximadamente, un 2 % de los mayores de 65 años y un 4 % en los mayores de 85 padecen Parkinson en España. Sin embargo, no se trata de una enfermedad exclusiva de personas mayores: se han dado casos en los que el inicio de la enfermedad se produce en la infancia o en la adolescencia y, aproximadamente, un 15 % de los casos actualmente diagnosticados en nuestro país corresponden a personas menores de 50 años.
Aunque aún no están claros todos los factores que influyen a la hora de desarrollar la enfermedad, se han descrito más de 20 mutaciones genéticas asociadas que podrían explicar cerca del 30% de las formas familiares de la enfermedad (sobre todo aquellos casos de inicio temprano) y el 3-5 % de las formas esporádicas. Además también se han identificado otros factores de riesgo como la edad, el sexo o la exposición a ciertos factores externos, como ciertos tóxicos o haber padecido traumatismos craneoencefálicos.
La enfermedad de Parkinson afecta y progresa en cada individuo de manera diferente. Pero mientras que la discapacidad motora y las complicaciones motoras son los factores que tienen mayor impacto en los costes directos de la enfermedad, son los síntomas no motores (depresión, demencia, psicosis, entre otros) la principal causa de morbilidad e institucionalización en los pacientes con Parkinson en España. El gasto anual de un paciente con párkinson alcanza, de media, los 17.000 euros. Además, los costes económicos van en aumento a medida que la enfermedad progresa.
“El párkinson es una enfermedad que deteriora gravemente el estado de salud, la autonomía y la calidad de vida del paciente. Pero, sobre todo en etapas tempranas de la enfermedad, contamos con tratamientos de gran utilidad tanto para los síntomas motores como los no motores que pueden ayudar a mejorar el pronóstico”, destaca el Dr. Pablo Mir. “En todo caso, el tratamiento de una persona que padece párkinson debe ser multidisciplinar. Se tienen que combinar medidas farmacológicas y terapias complementarias, y deberá ser lo más individualizado posible, adecuándolo continuamente a las características específicas de la persona, principalmente la edad y el grado de discapacidad según la evolución de la patología”.
Consejos para los pacientes con Parkinson ante el Covid-19
El Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN ha emitido los siguientes consejos para los pacientes con Parkinson ante la propagación de la infección por Covid-19:
No hay evidencia de un mayor riesgo de sufrir la infección por el Covid-19 en pacientes con enfermedad de Parkinson. Tampoco hay datos de que la enfermedad en sí suponga un peor pronóstico en caso de sufrir la infección.
Tampoco hay evidencia de que los tratamientos utilizados para la enfermedad de Parkinson produzcan un incremento del riesgo de desarrollar la infección. Por lo que no se aconseja el abandono de estos tratamientos.
Tanto el paciente como el cuidador deben respetar y cumplir las normativas y recomendaciones trasmitidas por el Ministerio de Sanidad y por las autoridades: lavado y desinfección de manos de forma frecuente, limpieza del entorno y de los objetos, evitar el contacto con enfermos de Covid-19 y no tocarse ojos, nariz ni boca con las manos sin lavar.
Con respecto a la asistencia a consultas de neurología o citas programadas, se recomienda ponerse en contacto con el centro para preguntar al respecto. Se aconseja a las personas mayores o de riesgo evitar las mismas a no ser que sea estrictamente necesario.
En el domicilio es recomendable continuar con rutinas o actividades que se estuvieran realizando y, en la medida de lo posible, no abandonar los ejercicios y terapias complementarias que se estuvieran llevando a cabo.
Disponer en el domicilio siempre una nota con la información sobre el tratamiento así como la tarjeta sanitaria.