Casi el 50% de los jóvenes de entre 12 y 35 años de los países desarrollados están en riesgo de pérdida auditiva por una exposición excesiva a niveles perjudiciales de ruido, debido al uso de aparatos de audio propios –como smartphones- y a que alrededor del 40 % de este grupo de población está expuesto a niveles de ruido potencialmente nocivos en lugares de ocio, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por esta razón, con motivo del Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, que se celebra hoy, los expertos quieren llamar la atención sobre la importancia de cuidar al máximo la salud auditiva, ya que la pérdida de audición tiene un gran impacto en la infancia y en la edad adulta. En concreto, en la edad pediátrica se relaciona con un lenguaje y un rendimiento educativo bajo, mientras que en los adultos se asocia con aislamiento, depresión o desempleo.
“Es posible que a edades tempranas no se sea muy consciente del riesgo que se corre al exponerse de forma continuada a niveles muy altos de ruido, porque, socialmente, la pérdida auditiva se asocia a la tercera edad. Pero, con los nuevos hábitos de consumo, el oído puede sufrir importantes consecuencias que, en muchos casos, pueden aparecer de manera irreversible en edades mucho más tempranas”, explica el doctor Julio Rodrigo, director general de MED-EL España.
En concreto, según datos de la OMS, unos 1.100 millones de adolescentes y jóvenes se exponen a altos niveles de ruido recreativo. Cuando la exposición se realiza de forma regular y prolongada, con sonidos muy fuertes, las células sensoriales que intervienen en la capacidad auditiva de una persona pueden verse dañadas de forma permanente, provocando una pérdida profunda de audición.
Contaminación acústica
En España, casi nueve millones de ciudadanos soportan ruidos por encima de los 65 decibelios recomendados por la propia OMS como tolerable. Durante la noche, esta recomendación baja a los 55 decibelios, algo similar al tono de una conversación normal. Pese a estas cifras, apenas existe una concienciación social sobre la importancia de cuidar y preservar la salud auditiva. Además de pérdida auditiva, el ruido es una amenaza infravalorada que puede causar otros problemas de salud, como trastornos del sueño, efectos cardiovasculares o un rendimiento laboral y escolar deficiente, entre otras.
Una de las principales fuentes de la llamada contaminación acústica es el tráfico, pero las obras, la cercanía a aeropuertos o las zonas de ocio suelen ser los causantes habituales de denuncia por parte de la ciudadanía.
Según la OMS y de acuerdo con la Unión Europea, aproximadamente el 40 % de la población en la UE está expuesta a ruido del tráfico por carretera a niveles superiores a 55 decibelios; el 20 % a niveles que superan los 65 decibelios durante el día; y más del 30 %, a niveles que superan los 55 decibelios por la noche.
¿Cómo afecta la pérdida auditiva?
El impacto de la pérdida auditiva va más allá de las limitaciones individuales para comunicarse. También puede afectar a la educación, al bienestar social, el sustento y la independencia económica. Nuevas investigaciones también la vinculan con diversos problemas de salud como depresión, demencia o pérdida cognitiva. El impacto económico y social es tan significativo que la OMS ha estimado un coste subyacente anual relacionado con la pérdida auditiva de entre 750–790 mil millones de dólares.
Cerca de 360 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida auditiva discapacitante, incluidos 32 millones de niños y casi 180 millones de personas mayores. La mayoría de los casos se pueden evitar, mientras que la OMS recomienda una serie de intervenciones para mejorar la comunicación de las personas, una vez que se presenta la pérdida auditiva, entre las que se incluyen los implantes cocleares, que en muchos casos ayudan a la integración social, educativa y laboral de los pacientes.