Cualquier persona puede desarrollar hipertensión arterial (HTA), sin embargo, es más común a medida que se cumplen años. Por ello, los expertos recomiendan a la población general de entre 18 y 39 años que mida su tensión cada cuatro o cinco años y que, a partir de los 40, se revise cada dos. 

 

Como se demuestra en el estudio científico Di@bet.es, en España, la prevalencia de la HTA es alta y se comprueba que el grado de conocimiento y de control son menores que lo observado en otros países de la Unión Europea. Se descubre en esta investigación un dato alarmante que confirma que cuatro de cada diez mujeres de entre 45 y 60 años no tienen conocimiento de su condición como hipertensas. Y es que la hipertensión es una enfermedad invisible que afecta a más de 16 millones de españoles.

 

En la mayoría de estos casos, las personas que sufren de hipertensión no relacionan determinados síntomas médicos con esta enfermedad. Los más comunes son: dolores de cabeza, mareos, visión borrosa, náuseas y vómitos y dolores en el pecho o dificultad para respirar. Al ser síntomas poco específicos y tan frecuentes en la sociedad es difícil poder adjudicarlos a una patología como la hipertensión. Por ello, es primordial que cada persona tenga un control médico sobre la presión arterial de su organismo para poder anticiparse así a esta enfermedad.

 

 

 

Algunos pequeños cambios en la rutina diaria pueden servir como primer paso hacia una estabilización de los niveles de presión arterial. La inclusión de hábitos saludables en nuestra vida resulta esencial: practicar ejercicio físico bajo la supervisión de un médico o reducir la ingesta de alimentos como la sal, azúcar, cafeína y alcohol contribuirán de forma positiva a regular la presión de la sangre.

 

También existe fármacos antihipertensivos y un complemento alimenticio que contribuye a mantener la tensión arterial normal como resultado de un proceso patentado por científicos gallegos, en el que la leche es sometida a una hidrólisis para aislar posteriormente las proteínas y los péptidos lácteos que cuentan con propiedades antihipertensivas.