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Foto de dos parejas de personas mayores sonriendo mientras pasean

La “Estrategia de cambio demográfico y envejecimiento”, elaborada por el Ayuntamiento de Barcelona prevé políticas para combatir la soledad no deseada y fomentar una atención integral individualizada y comunitaria, teniendo en cuenta los principios de inclusión, de equidad y de justicia de género. El plan incluye 77 acciones que impulsan los servicios de cuidado, el envejecimiento activo y la convivencia intergeneracional. 

Hay, aproximadamente, 165.000 personas mayores de 75 años en la ciudad de Barcelona, una tercera parte de ellas viven solas y cada día se incorporan 13 personas al Servicio de Teleasistencia y seis al Servicio de Ayuda a Domicilio. Una sociedad, con una esperanza de vida de 83 años por término medio que va al alza, que seguirá envejeciendo en el futuro. 

En el año 2030, una de cada tres personas tendrá 60 años o más y el 66 % de las personas mayores de 80 años serán mujeres. La tendencia, además, indica un cambio en el perfil de las próximas generaciones de personas mayores. Por un lado, estarán mejor preparadas académicamente, tendrán una carrera profesional más larga y más salud. Por el otro, aumentará el número de personas con deudas pendientes o sin vivienda en propiedad, un hecho que influirá en la gestión económica doméstica. 

La Estrategia, que es el resultado de un trabajo colectivo con expertos y diversos espacios de participación, incluye esta diagnosis como punto de partida. El objetivo es anticipar unas políticas municipales adaptadas al cambio demográfico y ajustar los servicios y equipamientos a las necesidades de las próximas generaciones. 

Atención de proximidad 
La ciudad ofrece 62 servicios a las personas mayores y entre el 2015 y el 2018 se ha incrementado un 65 % el presupuesto municipal que se destina: de 83,8 a 138,3 millones de euros. Para adaptarse a la tendencia demográfica, el nuevo plan incluye 77 acciones enmarcadas en cuatro ejes principales: impulsar los servicios públicos del cuidado, fomentar la convivencia y el intercambio generacional, facilitar el aprendizaje y los espacios de participación y profundizar en los efectos sociales y urbanos del cambio demográfico. 

Para acercar la atención a las personas mayores y avanzar con respecto a la habilitación de las supermanzanas de cuidados (zonas en los barrios que disponen de diversos servicios sociales y espacios comunitarios), se ha cartografiado la ciudad, manzana a manzana, con los perfiles sociales de los usuarios. Así, se podrá determinar con más detalle dónde es más adecuado agrupar los equipamientos. 

Además, se prevé desarrollar caminos amigos para las personas mayores, medidas para facilitar el acceso a la cultura y reducir la brecha digital, elaborar un libro blanco sobre educación y analizar las necesidades de los colectivos más vulnerables para planificar acciones concretas, entre otros.


 

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