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Foto de varios productos posibles de alergias alimentarias

Alergia alimentaria o intolerancia alilmentaria.

Hay ciertos alimentos que provocan una reacción adversa en algunas personas. Náuseas, diarrea o dolor abdominal son varios de los síntomas que sufren quienes tienen una intolerancia alimentaria. Sin embargo, también son posibles síntomas de una persona con alergia a algún alimento. Por eso, es frecuente confundir intolerancia y alergia, aunque sus causas y gravedad sean muy distintas.

Expertos de la farmacia online dosfarma.com explican que las alergias digestivas son poco frecuentes. Sin embargo, el 25 % de la población padece algún tipo de intolerancia alimentaria. Para saber detectar cuándo nuestro cuerpo nos manda señales de que algo no nos está sentando bien, primero hay que diferenciar entre alergia o intolerancia y conocer sus síntomas. La clave está en la participación o no del sistema inmunitario: en las alergias sí que interviene, mientras que en las intolerancias no, ya que se trata de un problema metabólico y digestivo.

¿Qué es una alergia alimentaria?

La alergia es una respuesta excesiva del sistema inmunitario ante una sustancia (alérgeno) que es inofensiva. Siempre se producen frente a las proteínas de los alimentos. Por ello, los problemas con azúcares o aditivos, como la fructosa o los sulfitos, son intolerancias, no alergias.

Algunas de las alergias más frecuentes son a la leche de vaca, el huevo, los frutos secos o el marisco. Los síntomas son muy variados, desde digestivos (vómitos, diarrea...) y cutáneos (urticaria, dermatitis, hinchazón de labios y párpados) hasta respiratorios (asma, rinitis). La reacción más grave es el shock anafiláctico, que puede ser mortal. También puede producirse alergia alimentaria inducida por el ejercicio por lo que, como medida de prevención, se recomienda no comer un par de horas antes de realizar algún tipo de actividad física, sobre todo, aquellas personas que ya hayan padecido algún síntoma cuando hayan realizado ejercicio después de las comidas.

En las alergias, el sistema inmunitario puede reaccionar de varias formas. La más habitual es aquella en la que el cuerpo crea un número excesivo de anticuerpos, llamados inmunoglobulina E (IgE). En ese caso, la reacción es inmediata (menos de 1 o 2 horas después de ingerir el alimento) y una cantidad muy pequeña del alérgeno ya puede desencadenar los síntomas. La otra forma de alergia, menos frecuente, es la tardía o no inmediata, en la que el sistema inmunitario no crea IgE. En ella, los síntomas tardan más en aparecer y pueden ser crónicos, y suele hacer falta tomar más cantidades del alimento para que surjan. Igualmente, eso hace que puedan ser difíciles de diagnosticar.

En cualquier caso, el principal tratamiento es evitar de forma estricta consumir los alimentos que generen la reacción inmunitaria. Otros consejos de interés:

1.    Leer siempre las etiquetas. Por ley, se debe informar de 14 alérgenos diferentes, entre ellos la leche, los huevos, la soja o los cacahuetes. Y cuidado, porque los embutidos suelen llevar gluten, leche o trazas de frutos secos.

2.    Cuidado con la contaminación cruzada. Siempre hay que manipular por separado el alimento al que se tiene alergia. 

3.    Especial precaución al comer fuera. La contaminación cruzada es más probable cuando se come en un restaurante o un bar. Por ejemplo, reutilizar el aceite para distintas frituras ya supone un riesgo para un alérgico. 

4.    Informar a los demás y llevar una chapa identificativa. En los casos más graves, resulta útil llevar siempre encima una pulsera o chapa identificativa con todos los datos de la alergia.

5.    Apoyarse e informarse en las asociaciones.

 

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