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Foto de un plato de conejo guisado con verduras

Durante la época estival, solemos cometer más excesos y cuidar menos nuestra alimentación. En este contexto, la carne de conejo puede ayudarnos a mantener nuestros hábitos de vida saludables dado su adecuado perfil nutricional. Conviene recordar que es una carne blanca, magra, con muy bajo contenido en grasa y pocas calorías (sólo 131 kcal/100 gramos). La llegada del buen tiempo es un buen momento para diversificar la dieta descubriendo nuevos sabores y platos. 

En verano, debido a las altas temperaturas, el cuerpo está más expuesto a sufrir deshidratación, daño oxidativo. En este sentido, la carne de conejo también puede ser un aliado que aporte un extra de minerales como el selenio, ideales para ayudar a contrarrestar estos efectos perjudiciales que se pueden producir por largas jornadas veraniegas. 

Una ración de carne de conejo aporta más del 100 % de la cantidad diaria recomendada de vitamina B3, casi el 40 % de vitamina B6 y el triple de las necesidades de vitamina B12. Igualmente, la carne de conejo tiene un alto contenido de fósforo, y es fuente de selenio y potasio. Su contenido en sodio es bajo, y ello contribuye a mantener la tensión arterial normal.

Gracias a sus propiedades nutricionales y sus características organolépticas, se puede cocinar de múltiples formas manteniendo sus excelentes características. Es un alimento que se puede encontrar en recetas tradicionales, así como en otras más originales y admite una amplia variedad de preparaciones culinarias: a la plancha, al horno, salteado, estofado, cocido, guisado o confitado. Fideuá tostada de carne de conejo y verduras, ensaladilla rusa con carne de conejo y nuggets de carne de conejo son platos idóneos para toda la familia que animarán tus comidas veraniegas.
 

Foto de un plato de conejo guisado con verduras

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