Mireia Cabañes
“Si de verdad quieres, de verdad puedes”
El pasado 25 de junio Mireia celebró un cumpleaños muy especial. No fue el suyo, pero si el de la vida que comenzó cuando, con solo 7 años superó un sarcoma de Edwing; un tipo de cáncer que aparece en la infancia y que le hizo perder una pierna y aprender a vivir de nuevo.
“Recuerdo que empecé a ponerme enferma el verano en el que tenía 6 años y ya en navidades me sentía muy flojita y baja de ánimos, aunque no fue hasta el día de mi cumpleaños cuando, estando en el colegio, sentí un dolor muy fuerte en la pierna que hizo que me tuviesen que llevar al hospital”, explica Mireia.
Tras una primera prueba negativa, llegó la confirmación de que algo ocurría y a los padres de Mireia les dieron el peor de los diagnósticos, sufría sarcoma de Edwing y solo había dos opciones, amputar la pierna o intentar una operación de la que no había prácticamente antecedentes, la rotoplastia de Van Nes. Decidieron ir adelante con la operación y 18 años después Mireia puede celebrar sus primeros 25 años sin cáncer.
Sin embargo, la recuperación no fue fácil, pues tuvo que readaptarse a los hábitos de una niña de 7 años con las dificultades de haber pasado por la operación y de adaptarse a su nueva pierna ortopédica. “No tengo un recuerdo muy nítido de la recuperación porque era una niña y porque ha sido un proceso bastante largo con varias recuperaciones, pero mi familia y, especialmente mi hermana, que por aquel entonces tenía solo 6 añitos, fueron mi mayor apoyo”, cuenta Mireia.
“Mi forma de vivir la vida es la que es por haber pasado el cáncer”
El colegio se convirtió también en un refugio para ella, pues lejos de verse excluida por sus compañeros, ir a clase le daba un chute de energía que aceleraba el proceso de recuperación, hasta el punto de que los médicos acababan recomendándole ir ‘algún ratito’ al colegio.
“Después de cada ciclo de quimioterapia, yo estaba deseando que llegase el lunes para salir del hospital e ir el lunes al cole. Supongo que mis padres y los profesores harían un trabajo previo, pero la verdad es que mi vuelta al cole fue muy buena, conté con mucho apoyo y nunca me sentí discriminada. Muchas veces, además, mis compañeros venían a verme a casa o al hospital, entonces las preguntas incómodas, me las hacían ahí”, explica.
UN APRENDIZAJE CONTINUO
Para Mireia la operación no fue solo el final del cáncer, sino que supuso también el inicio de una nueva forma de entender la vida, marcada por las consecuencias y los ciclos de dolor producidos por la operación. “De todo este proceso lo he aprendido todo y sigo en constante aprendizaje porque cada época trae una cosa nueva. He tenido que ir aprendiendo a adaptarme a diferentes situaciones, saltar barreras y buscar soluciones a cada obstáculo que se ponía en el camino. En consecuencia, mi forma de vivir la vida de hoy en día, viene dada de esa época”, se sincera.
“Las personas con discapacidad tenemos que ir perdiendo poco a poco el miedo a mostrarnos como somos”
Las dificultades derivadas de la operación no han impedido en cambio, que esta valenciana haya ido consiguiendo todos los retos que se ha propuesto, no solo a nivel profesional, sino también a nivel personal, llegando incluso a haber participado en más de una carrera. “Siempre he vivido de la misma forma que lo hacen mis amigos, sin dejar de participar en ningún plan que hayan propuesto. Se trata de aceptar que, de la misma forma que ellos tienen unas capacidades, tú tienes otras, y simplemente hay que adaptarse. Por ejemplo, a la hora de correr una carrera, asumir que, si ellos lo hacen en 20 minutos, tu tardarás una hora”, afirma.
Vivir siempre al límite no le ha impedido dedicarse profesionalmente a lo que más le gusta, el mundo de la comunicación, de hecho, actualmente trabaja en el equipo de ILUNION Comunicación Social. “Cuando era pequeña, como casi todos los niños, quería ser artista, pero estando en el hospital recibimos la visita de televisión española que acudió a grabar un reportaje sobre cáncer y entonces decidí que quería ser periodista. Lo conseguí y he tenido la suerte de poder trabajar en el mundo de la comunicación”, explica.
“Si tienes las cosas claras, solo se trata de ir adaptando el proceso a tus circunstancias”
La actitud positiva de Mireia, su fuerza y sus ganas de vivir se contagian también a través de Instagram, red que utiliza para compartir su día a día y poner su granito de arena para conseguir la plena normalización de la discapacidad en las redes. “Hoy en día se va normalizando la discapacidad tanto en las redes como en medios como la televisión, pero sí que es verdad que todavía queda mucho trabajo por hacer, un trabajo que no solo tiene que salir de las instituciones, sino también de nosotros mismos. Tenemos que ir perdiendo poco a poco el miedo a mostrarnos tal como somos”, indica.
Sobre el futuro, no tiene dudas de que seguirá consiguiendo cualquier objetivo que se proponga, reponiéndose de las adversidades y batallando las dificultades con la energía y positividad de siempre. “La forma de ver la vida, las prioridades y los deseos van cambiando, pero si me gustaría conseguir, de aquí a 10 años, muchas cosas que sé que conseguiré, aunque tenga que ir adaptando el proceso”, concluye.