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Foto de un señor en una consulta de un psicólogo

10 de octubre de 2021: Día Mundial de la Salud Mental. Prevención y tratamiento, claves para una adecuada salud mental

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Hasta ahora, había sido un día señalado para unos pocos. Solo las personas afectadas y algunos profesionales de la psiquiatría o de la psicología recordaban este día. Sin embargo, este año la pandemia por el Covid-19 ha puesto encima de la mesa la importancia de la salud mental, dado el gran impacto que el confinamiento y el COVID han tenido en la salud mental de las personas. Así se han visto afectadas, fundamentalmente, la población joven, los profesionales sanitarios y aquellos individuos que ya tenían afecciones mentales preexistentes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es el “proceso dinámico de bienestar que permite a las personas desplegar sus habilidades, afrontar el estrés normal de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera, y hacer una contribución significativa a su comunidad”. Precisamente, el lema de la OMS de este año es: “Atención a la salud mental para todos: hagámosla realidad”.

El virus del S-XXI amenazó todo ello. Mandó al traste ese bienestar, haciendo que la población se enfrentara a un estrés desconocido, haciéndonos sentir miedo, poniendo en peligro nuestras referencias de seguridad y mostrándonos nuestra vulnerabilidad. La pandemia ha aumentado los trastornos de ansiedad, la inseguridad, la irritabilidad, la impaciencia general, la desconfianza, el sentimiento de desesperanza y el suicidio. Todo aquello que está en la génesis de los trastornos mentales y los psiquiatras y los servicios de Salud Mental han visto multiplicada su demanda, sumando además la necesidad de atención a los afectados por COVID-19 y a sus familiares y a aquellos profesionales sanitarios de primera línea.

La pandemia ha revuelto las seguridades domésticas y las relaciones interpersonales, ha aumentado  las  ansiedades  y  los  desequilibrios  familiares  y  ha  incrementado los problemas de maduración en los jóvenes que han tenido que aprender en solitario al otro lado de la pantalla del ordenador. El doctor José Luis Carrasco, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, señala cómo “en nuestras consultas ha habido un incremento significativo de las autolesiones y las conductas impulsivas asociadas a problemas de personalidad que es necesario abordar”.

Las mujeres jóvenes que durante la pandemia se han visto expuestas a recomendaciones dietéticas y de ejercicio de forma continuada y que perdieron sus rutinas y las relaciones interpersonales con sus iguales, han afrontado su inseguridad y vulnerabilidad en forma de trastornos de la conducta alimentaria. “La anorexia y la bulimia están siendo casi una epidemia asociada a la pandemia”, dice la doctora Marina Díaz Marsa, coordinadora de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos y vicepresidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. La doctora Díaz Marsá añade que “han aumentado de forma significativa los trastornos de la conducta alimentaria. Además, se presentan de forma más grave, lo que puede conllevar importantes repercusiones orgánicas. Por eso, es importante hacer un tratamiento precoz  y adecuado”.

Está claro el impacto de la pandemia en los diferentes ámbitos de la salud mental de la población y el aumento de las enfermedades mentales, sobre todo en personas vulnerables. El doctor Carrasco refiere que, en este contexto, “el deber de los psiquiatras es doble: prevención y tratamiento. Prevención a través de concienciar a la sociedad de que somos vulnerables y de que debemos hacernos más fuertes en la aceptación de esta vulnerabilidad. Y en cuanto al tratamiento, es hora de desterrar los discursos ideológicos y demagógicos que niegan la enfermedad mental y que dejan a los pacientes desatendidos, y asumir con determinación la necesidad de tratar con fármacos y con psicoterapia a las personas que están dañadas”. 

A su vez, la doctora Marina Díaz Marsá añade: “Los psiquiatras tenemos que tener en cuenta en el tratamiento de las personas con trastornos mentales, la evidencia científica y los avances médicos contrastados sin perder de vista la cercanía y la humanidad que ayude a disminuir el sufrimiento. Ciencia y humanidad son los pilares de una buena salud mental. Los psiquiatras no debemos ahorrar esfuerzos en iniciar los tratamientos piscoterapeúticos y farmacológicos que se precisen”. 
 

 

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