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Una mujer joven acompañando a una mujer mayor sonriendo a cámara en una comida navideña

Disfrutar en familia durante la Navidad es posible también si alguno de los miembros es un enfermo de alzhéimer. ¿Qué medidas tomar? ¿Cómo afrontar las rutinas que implican los cuidados en estos días festivos? Los expertos de la Fundación Pasqual Maragall, ante la proximidad de estas fiestas, ofrece las orientaciones necesarias para disfrutar de la Navidad con todos, en familia. 

Como estos días la rutina se ve interrumpida, “las personas con alzhéimer pueden sentirse más desorientadas. Por eso es fundamental tener presentes tanto las necesidades de las personas con alzhéimer como las de quienes las cuidan, con especial énfasis, si cabe, en estos días particulares”, como asegura la neuropsicóloga experta en formación y divulgación de la Fundación, Nina Gramunt. 

Según esta experta es muy importante informar a toda la familia, también a los más jóvenes, del estado en el que se encuentra la persona con alzhéimer, y brindar pautas básicas para que actúen con ella de manera natural y sin temor. 

Como decíamos anteriormente, en Navidad la rutina se rompe un poco, por lo que es esencial respetarla lo máximo posible. Así, por ejemplo, hay que intentar que los elementos estructurales del día a día se mantengan en su orden habitual; la secuencia de levantarse, desayunar, higiene, vestirse… También es importante tratar de respetar el descanso que precise y es necesario disponer de un espacio tranquilo para que pueda hacer la siesta o relajarse si se siente confusa o abrumada. 

A la hora de diseñar los menús de Navidad, también hay que tener presentes las necesidades de las personas con alzhéimer, por lo que se aconseja supervisar lo que come, pero con la suficiente flexibilidad como para permitir que disfrute de las comidas en estas fechas.

Las tradiciones familiares pueden funcionar como un acicate en la convivencia estos días. Es bueno mantenerlas e involucrar en ellas a la persona con Alzheimer, siempre y cuando no le genere malestar o frustración, y adaptando su participación al grado de afectación que presente. Por ejemplo, puede colaborar en los preparativos de las comidas, en la creación o colocación de elementos decorativos, cantar o escuchar villancicos. Este tipo de actividades pueden favorecer la recuperación de recuerdos y emociones positivas, pero también negativas o que induzcan a la melancolía, en cuyo caso es recomendable acompañar afectuosamente a la persona y tratar de cambiar de actividad por otra que la pueda animar.

Los más pequeños de la casa también son un acicate estos días, aunque hay que tener presente que la energía de los más jóvenes puede cansar en exceso a la persona con alzhéimer. Por eso, los adultos deben colaborar, informarles de la situación para favorecer una mejor interacción y la comprensión de sus dificultades, y también estar presentes para intervenir si es necesario.

Una mujer joven acompañando a una mujer mayor sonriendo a cámara en una comida navideña

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