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La depresión es una alteración psicológica que se presenta principalmente como un estado de ánimo de tristeza que dura a lo largo del tiempo.

Pero no solo se define por ese estado de ánimo bajo y decaído, sino que hay otros síntomas y características diversas, que hacen que la persona se sienta mal pase lo que pase, y no pueda evitar los pensamientos negativos y el abatimiento.

En ocasiones la depresión está acompañada también de ansiedad.

La depresión como comentamos no es solo un estado de ánimo y puede afectar tanto a las emociones y sentimientos de la persona que tiene esta patología como también a su forma física.

En último término una depresión grave puede conducir a tener pensamientos suicidas, por eso es tan importante, detectar la patología, tratarla y prevenir el desarrollo de esos pensamientos y otras acciones negativas que se puedan desarrollar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el suicidio es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años.

Además, la OMS afirma que hay relación entre la depresión y otras patologías como la diabetes o enfermedades cardiovasculares.

Síntomas

El principal síntoma que las personas asocian con la depresión es la tristeza. Pero ese sería solo uno de ellos.

Como nos explica la doctora Susana Avello, psiquiatra y miembro de Doctoralia, plataforma de profesionales sanitarios, “la tristeza se trata de una emoción, un estado que aparece a lo largo de la vida de una persona en respuesta a determinados acontecimientos vitales como las pérdidas, los fracasos o las desilusiones. Suele ser un estado pasajero que nos servirá para planificar estrategias de afrontamiento para superar la situación dolorosa”.

Aunque la tristeza es un síntoma que forma parte de los trastornos depresivos, en el trastorno se incluyen más síntomas como la alteración en la capacidad funcional de la persona con depresión.

Avello indica que si la tristeza se mantiene en el tiempo y se agrava con la presencia de otros síntomas como la anhedonia, la apatía, la falta de autoestima puede evolucionar hacia la depresión.

Por tanto, podemos afirmar que existen otros síntomas asociados a la depresión y que aparecen de forma continuada en el tiempo y no solo puntualmente.

Son los siguientes:

  • Apatía y abandono de la realización de las tareas del día a día.
  • Falta de interés en hobbies o temas que antes eran importantes para esa persona. 
  • Baja autoestima y sentimientos de culpabilidad.
  • Irritabilidad.
  • Llanto sin motivo.
  • Inquietud, ansiedad o sensación de angustia.
  • Dificultad para dormir o al contrario necesidad de dormir demasiado.
  • Comer poco o mucho.
  • Falta de concentración, pérdida de memoria e incluso dificultad para decidir.
  • Pensamientos negativos y desesperanza.
  • Tendencias suicidas.
  • Aislamiento social.

La doctora Avello nos indica que otra de las características de la depresión son también posibles alteraciones físicas o aparición de enfermedades o síntomas llamados somáticos, que se asocian al cuadro depresivo.

Este aspecto ha sido estudiado de forma internacional en consultas de atención primaria según indican algunas investigaciones y publicaciones difundidas por la OMS, organizaciones médicas (Organización Médica Colegial de España) y el Ministerio de Sanidad de España, entre otros.

Lo síntomas somáticos serían por ejemplo dolores o sensación de sentirse mal físicamente, no solo anímicamente, y que en un primer momento no se asocian a la depresión.

Las personas que aún no han sido diagnosticadas con depresión, al acudir a su médico informan de ese tipo de síntomas. Estos casos se encuentran a veces bajo la denominación de “depresión enmascarada”, ya que los pacientes no refieren tristeza, sino directamente dolor, cansancio, y otras alteraciones como anorexia, molestias digestivas, dolores de cabeza o falta de deseo sexual, entro otros.

En ese primer contacto el médico intentará averiguar a qué se deben. Finalmente, suele aparecer el motivo: la depresión, que en esos casos cursa con este tipo de síntomas somáticos que pueden presentarse como dolor, cansancio, dificultad para dormir y otros. Por lo tanto, la depresión, como trastorno asociado a la salud mental, no solo afectaría a la psique sino también al cuerpo.

Los síntomas de la depresión pueden afectar al ámbito personal, social, laboral e incluso familiar de la persona que ha desarrollado la patología.

Causas

La depresión puede estar causada por diversos motivos e incluso hay ocasiones en las que no hay motivo aparente que desencadene el trastorno.

Hay que diferenciar entre los factores digamos de riesgo, que pueden hacer que la persona sea más vulnerable y pueda desarrollar una depresión, y los factores precipitantes que son situaciones concretas que pueden desencadenar la patología.

La OMS explica que interactúan varios factores que favorecen la aparición de la depresión:

  • Factores sociales, por ejemplo, la pobreza o la soledad.
  • Factores psicológicos, por ejemplo, tener distimia, trastornos de ansiedad, etc.
  • Factores biológicos, por ejemplo, alteración en los neurotransmisores cerebrales, alteración genética y alteraciones endocrinas.

Las personas con depresión pueden presentar una alteración en el cerebro que se debe al descenso de neurotransmisores. Los neurotransmisores llevan información de una neurona a otra, y en estos casos hay un déficit de estos, han bajado sus niveles de serotonina, dopamina, noradrenalina…etc.

La doctora Avello nos indica que esos neurotransmisores regulan desde la conducta, a la sensación de hambre o sueño e incluso el estado de ánimo, y que hoy día las investigaciones evidencian que en el “cerebro de las personas con depresión existe un desequilibrio de estas sustancias”.

No siempre existen causas concretas, pero en otras ocasiones sin hay situaciones o elementos fácilmente detectables (ya sean de tipo social, psicológico o biológico como especifica la OMS), que hacen que esa persona sea más proclive a desarrollar depresión.

Pueden ser situaciones vitales adversas o cambios vitales importantes como la pérdida de un ser querido, no encontrar empleo, la pérdida del trabajo o un trauma psicológico previo.

O también por “los genes, alteraciones hormonales, enfermedades físicas, ambientales y el estrés”, determina Avello. Los factores ambientales se relacionan con la familia y el entorno.

Es habitual que personas con alguna enfermedad física crónica puedan presentar episodios de depresión.

El abuso del alcohol o de sustancias estupefacientes o el uso de algunos fármacos también son cuestiones a tener en cuenta por el especialista ya que podrían derivar en depresión.

Asimismo, el hecho de que una persona tenga antecedentes en su familia de depresión puede hacer que esa persona sea más propensa a desarrollar la patología.

Como ejemplos de depresión se puede encontrar la depresión postparto, que suele aparecer poco después del parto. Se puede dar en personas con antecedentes familiares de depresión, debido a la alteración hormonal que se produce durante el embarazo, por sentirse sola ante esta nueva etapa de su vida o por situaciones estresantes, ya sea durante el embarazo o parto, o bien por otras causas como pérdida de empleo, estrecheces económicas, etc. Es importante buscar ayuda para que el especialista pueda comenzar terapias o tratamientos que apoyen a la madre.

Otro ejemplo de depresión, que hoy día es objeto de estudio de especialistas, empresas, mutualidades y expertos en prevención de riesgos es la depresión laboral. En muchas ocasiones viene derivada de situaciones de mobbing o acoso en el entorno laboral. Diversos autores han investigado sobre este tema y han encontrado evidencias que relacionan ambas circunstancias. El trabajador presenta síntomas de depresión: está desmotivado, con tristeza y cansancio. Otras posibles causas para el desarrollo de la patología también pueden ser el estrés laboral continuado o sensación de no reconocimiento y estancamiento.

Como en todos los casos de depresión, es importante tanto detectar los síntomas para solicitar la ayuda de un especialista como las posibles causas, algo que también puede ser tarea de los especialistas en prevención de riesgos para prevenir dichas situaciones.

Tipos

La depresión se puede clasificar en función de diversos factores.

Por un lado, se catalogan diferentes grados de depresión según la intensidad de sus síntomas, siendo depresión leve, moderada o grave.

Según la duración de esta puede ser una depresión puntual, en algún momento de la vida derivada de algún detonante concreto, o depresión crónica, cuando dura 2 o más años.

Por otro lado, los especialistas y expertos según los síntomas o desarrollo de la enfermedad pueden clasificarla como:

  • Depresión mayor. Enfermedad que cursa con episodios recurrentes de depresión, con gran intensidad de los síntomas y de más gravedad.
  • Distimia. Depresión crónica de larga evolución. También denominado trastorno depresivo persistente. En este caso los síntomas no tendrían la intensidad que en la depresión mayor.

Por su parte, la OMS divide en estos dos tipos de depresión:

  • Trastorno depresivo recurrente. Sería equivalente a la depresión mayor, episodios breves que se repiten.
  • Trastorno afectivo bipolar. En este caso aparecen episodios tanto de euforia como de depresión que se intercalan en el tiempo.

Y en otras publicaciones, como una encontrada en el centro de documentación de la Confederación de Salud Mental España: “Guía de ayuda a pacientes y familiares para afrontar la depresión”, realizada por la Fundación Juan José López Ibor, se presentan dos tipos principales de depresión atendiendo también a los de síntomas y desarrollo de la patología:

  • Depresión endógena o melancolía. Este tipo tiene síntomas psíquicos (desmotivación, tristeza, incapacidad para disfrutar) y también físicos, como dolor, cansancio y posibilidad de presentar movimientos lentos. Equivale a la depresión mayor.
  • Depresión neurótica o distimia. Este sería el tipo más habitual. Se relaciona directamente con aspectos psicosociales. La diferencia con el anterior tipo es que estas personas son hipersensibles y muy emotivas. En estos casos la tristeza tiene una explicación reactiva por parte del paciente. Existen situaciones que provocan esa tristeza.

Un tercer grupo no sería un tipo en sí, sino que se engloban aquí aquellos casos de depresión que no se encuadran en ninguno de los dos tipos anteriores, y que se deben a enfermedades físicas o al uso de fármacos.

Otros tipos de depresión menos usuales serían por ejemplo los trastornos estacionales, cuando aparece la depresión solo en ciertas épocas del año.

Prevalencia

Para que nos hagamos una idea de su importancia, la Organización Mundial de la Salud, afirma que se trata de un trastorno mental frecuente.

En total en el mundo puede haber más de 300 millones de personas con depresión.

Es la principal causa de discapacidad en el mundo y una de las principales causas también de incapacidad temporal.

En situaciones de emergencia sanitaria una de cada cinco personas puede sufrir depresión y ansiedad, según la OMS.

Por géneros, desde la organización mundial afirman que suele presentarse más en mujeres.

Tratamiento

La depresión es una patología que debe ser diagnosticada y tratada por un especialista.

El especialista, psicólogo o psiquiatra, analizará cada caso de forma particular, y atenderán a las características que presenta su paciente y familiares, sobre la intensidad de los síntomas y el tiempo que duran.

Existen una serie de parámetros a tener en cuenta por el especialista y que se recogen en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales DSM-5, realizado por la Asociación Americana de Psiquiatría. 

El especialista tendrá en cuenta también datos de su historia clínica familiar, por ejemplo, si hay antecedentes en la familia de personas con depresión, y también si tiene otras patologías o toma fármacos u otras sustancias que hubieran podido generar la misma.

El profesional médico se entrevistará con el paciente para ir conociendo su situación y su evolución. En un primer momento, será importante para dar un diagnostico más preciso conocer la respuesta a preguntas similares a las siguientes:

  • ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
    • ¿Cuál es su estado de ánimo?
    • ¿Realiza hobbies o actividades que le gusten?
    • ¿Duerme bien?
    • ¿Cuáles son sus emociones?
    • ¿Piensa en el suicidio?
    • ¿Se nota especialmente cansado?
  • ¿Cuánto tiempo dura esa situación?
  • ¿Los síntomas le impiden hacer su vida con normalidad?
  • ¿Ya ha vivido anteriormente episodios de depresión?
  • ¿Tiene delirios o entre sus síntomas se encuentra la pérdida de memoria o concentración?
  • ¿Existe alguna circunstancia que haya podido desencadenar la patología?

Terapias y tratamientos

Hoy día existen tratamientos y terapias muy efectivas para combatir la depresión.

La OMS afirma que los profesionales sanitarios pueden dar al paciente el tratamiento psicológico que mejor se adecue a su caso y tipo de depresión. Yendo desde terapias conductuales a psicoterapia interpersonal o la administración de fármacos contra la depresión.

“Se ha demostrado que la combinación de farmacoterapia y psicoterapia ha resultado útil y eficaz en el tratamiento de la depresión”, afirma la doctora Susana Avello, miembro de Doctoralia.

La psiquiatra Avello explica que “el tratamiento se debería personalizar para cada paciente, dependiendo la elección de un fármaco de las características personales del paciente, de los síntomas presentes, de otras enfermedades asociadas o comorbilidades, de respuestas previas a medicamentos. Una vez instaurado el tratamiento se debe evaluar la eficacia entre los primeros 15 días y un periodo de 6 semanas ya que en este periodo es cuando se da la respuesta al antidepresivo”.

La doctora considera que el tratamiento farmacológico se puede combinar con psicoterapia. Esta terapia puede ser cognitivo-conductual, psicología positiva, terapia de apoyo y psicoterapia interpersonal.

También confirma que existen otros tratamientos físicos para depresiones más graves o resistentes, como la terapia electroconvulsiva. Y también existe una terapia que se llama magnética transcraneal, pero “esta última con menos evidencia científica de eficacia”.

Por tanto, para resumir, se cuenta con tres tipos de tratamientos o acciones para tratar la depresión:

  • Terapias de carácter psicológico, como la terapia cognitiva-conductual.
  • Autoayuda: terapia que puede englobar técnicas de relajación, actividad física y consejos para el manejo del estrés, así como tener en cuenta hábitos saludables, como cuidar la alimentación y una rutina de descanso.
  • Fármacos. Este tipo de medicamentos irán orientados a activar los neurotransmisores del cerebro. El especialista debe valorar los posibles efectos secundarios.

Entre estas opciones, se encuentra la actividad física, el deporte y el ocio, pueden ser dos claves a la hora de manejar y prevenir episodios de depresión. Desde la Federación Salud Mental Madrid llevan a cabo un proyecto de ocio y deporte para mejorar la calidad de vida de las personas con depresión y otras patologías asociadas a la salud mental.

La doctora Avello, especialista en psiquiatría, finaliza dando una serie de recomendaciones que pueden ayudar a una persona con depresión en su recuperación, y que se complementan con el tratamiento y terapias:

  • Llevar una dieta equilibrada.
  • Disfrutar de una vida activa.
  • Hacer ejercicio.
  • Dormir lo necesario y de forma regular.
  • Pasar tiempo con familia y amigos.
  • Marcarse objetivos realistas.
  • Disminuir el nivel de estrés.
  • Asumir que quizá no pueda controlar sus sentimientos o pensamientos, pero sí su actitud y acciones.
  • Realizar actividades placenteras y agradables.

Consejos de prevención

Según la OMS la depresión se puede prevenir y tratar con un coste relativamente bajo.

Los programas de prevención puestos en marcha por sistemas sanitarios y escolares pueden reducir el riesgo de depresión.

El primer paso según la OMS es incluir programas escolares donde se fomente el pensamiento positivo.

También planear actividades que puedan apoyar a los padres que pueda tener depresión y así mejorar el ambiente familiar, y, por último, organizar programas de ejercicio para personas mayores.

Desde la OMS consideran que uno de los retos es que los ciudadanos de cualquier país puedan acceder a los tratamientos. Según sus cifras más de la mitad de las personas con depresión en todo el mundo no recibe su tratamiento. La falta de recursos y el estigma social son dos de los problemas a los que se enfrentan los especialistas para el correcto tratamiento de la depresión.

Asimismo, se debe trabajar en la prevención de uno de los síntomas más graves de la depresión: la idea del suicidio.

La doctora Avello explica que es fundamental explorar este síntoma para poder evitar conductas suicidas que pueden ser irreparables.

Para ello se debe detectar si existen factores de riesgo de suicidio como son:

  • Historial con antecedentes de intentos de suicidio previos.
  • Antecedentes de suicidio en la familia.
  • Comorbilidad con trastornos de personalidad, es decir, que el paciente tiene más trastornos además del primario.
  • Impulsividad, arrebatos.
  • Desesperanza.
  • Eventos vitales tempranos traumáticos.
  • Estrés vital.
  • Bajo apoyo social o de pareja.
  • Abuso o dependencia de alcohol u otras drogas.

Envejecimiento saludable

En esta sección se tratan dos constantes:

  1. Cómo afronta una persona con depresión su proceso de envejecimiento.
  2. La aparición de la depresión en personas en proceso de envejecimiento.

Las personas con depresión que se encuentran afrontando esta etapa de edad adulta y proceso de envejecimiento pueden minimizar sus síntomas si previamente están siguiendo terapias y tratamientos que les ayudan a controlarlos.

Mantener unas buenas rutinas de sueño y descanso, la actividad física, una alimentación equilibrada y evitar el aislamiento social, son factores que inciden positivamente en un envejecimiento saludable.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que es común la aparición de casos de depresión en personas de edad avanzada. Entre las posibles causas se encuentran la soledad o la pérdida de autonomía e independencia asociada a la edad. Pero, como en cualquier otro caso, se puede tratar y prevenir.

Se puede ver el vídeo con información orientada a este segmento de población en este enlace en el Canal YouTube.

El Centro Internacional sobre Envejecimiento aconseja estar muy atentos a las señales y síntomas para poder tratarlos cuanto antes.

Por su parte, la psiquiatra Susana Avello, miembro de Doctoralia, nos explica que la presencia de patologías crónicas, como ocurre en personas de edad avanzada, es una de las causas de la presencia de depresión en este grupo de edad. La diabetes, la enfermedad cardiovascular o el EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, son algunas de las enfermedades que se asocian con una mayor prevalencia de depresión.

Además, considera que incluso algunos de los tratamientos que se utilizan para las patologías físicas también favorecen la aparición de depresión.

“En personas mayores de 65 años, la presencia de enfermedades crónicas, la pérdida de personas significativas, la aparición de dependencia, la falta de apoyo familiar y social son factores que predisponen a la aparición de cuadros depresivos”, afirma la psiquiatra.

Sus consejos para un envejecimiento saludable son mantener la salud física y la salud mental. “Para ello es fundamental realizar actividades que mantengan las funciones cognitivas (memoria, atención-concentración, capacidad de juicio), fomentar las relaciones sociofamiliares que aporten el apoyo que necesitan, disminuir las dependencias con estrategias adecuadas, y vigilar la aparición de síntomas depresivos que pueden estar enmascarados en síntomas somáticos”, explica Avello. 

Desde PyDeSalud (Participa y decide sobre tu salud), plataforma web gratuita de servicios que promueven el conocimiento y participación de todas las personas en el cuidado de su salud, se encuentran diversos testimonios de interés sobre personas de más de 66 años y depresión. Uno de esto casos es el de José que cuenta su historia. A los 41 años fue diagnosticado de depresión y aquí muestran sus entrevistas sobre su caso a los 68 años. Cuenta cómo a pesar de tenerlo todo no encontraba sentido a la vida y siendo consciente de su posible patología buscó un especialista para poder darle solución. Hoy sabe que una de las claves en su recuperación y bienestar, además de las terapias, es la actividad física.

Publicaciones, documentos técnicos y websites con información

Contactos de interés

¿Qué es la depresión?

La depresión es una alteración psicológica que se presenta principalmente como un estado de ánimo de tristeza que dura a lo largo del tiempo.

Pero no solo se define por ese estado de ánimo bajo y decaído, sino que hay otros síntomas y características diversas, que hacen que la persona se sienta mal pase lo que pase, y no pueda evitar los pensamientos negativos y el abatimiento.

¿Qué síntomas indican que una persona puede tener depresión?

Además de la tristeza y sensación de vacío, estos pueden ser algunos de los síntomas, variarán según el tipo de depresión y su intensidad:

  • Apatía y abandono de la realización de las tareas del día a día
  • Falta de interés en hobbies o temas que antes eran importantes para esa persona
  • Baja autoestima y sentimientos de culpabilidad
  • Irritabilidad
  • Llanto sin motivo
  • Inquietud, ansiedad o sensación de angustia
  • Dificultad para dormir o al contrario necesidad de dormir demasiado
  • Comer poco o mucho
  • Falta de concentración, pérdida de memoria e incluso dificultad para decidir
  • Pensamientos negativos y desesperanza
  • Tendencias suicidas
  • Aislamiento social

También pueden aparecer síntomas somáticos.

¿Se puede prevenir la depresión?

Según la Organización Mundial de la Salud la depresión se puede prevenir y tratar con un coste relativamente bajo.

Los programas de prevención puestos en marcha por sistemas sanitarios y escolares pueden reducir el riesgo de depresión.

El primer paso según la OMS es incluir programas escolares donde se fomente el pensamiento positivo.

También planear actividades que puedan apoyar a los padres que pueda tener depresión y así mejorar el ambiente familiar, y, por último, organizar programas de ejercicio para personas mayores.

¿Se cura?

La Guía de Autoayuda para ayudar a amigos o familiares con depresión del Servicio Andaluz de Salud responde afirmativamente a esta cuestión.

La depresión si se cura. Aunque existe un riesgo de recurrencia y es el que se debe tratar de evitar.

Un episodio depresivo puede tener una duración diferente en cada caso, ya sean semanas, meses o años. Con un tratamiento y atención especializada puede haber una cura completa con la remisión de los síntomas.

La atención temprana de la patología es importante en su curación y también para prevenir posibles recaídas.

Los especialistas suelen apostar por continuar con el tratamiento un tiempo, a pesar de que se experimente mejoría, para evitar recaídas.

¿Qué tratamiento o terapias se recomiendan?

Se cuenta con tres tipos de tratamientos o acciones para tratar la depresión:

  • Terapias de carácter psicológico, como la terapia cognitiva-conductual.
  • Autoayuda: terapia que puede englobar técnicas de relajación, actividad física y consejos para el manejo del estrés, así como tener en cuenta hábitos saludables, como cuidar la alimentación y una rutina de descanso.
  • Fármacos. Este tipo de medicamentos irán orientados a activar los neurotransmisores del cerebro. El especialista debe valorar los posibles efectos secundarios.
  • Anhedonia
  • Se llama así al estado en el que una persona no es capaz de disfrutar con ningún tipo de acción que realiza.
  • Anorexia
  • Patología que se define por la falta de apetito o hambre.
  • Ansiedad
  • Estado emocional en el que la persona se siente angustiada e intranquila.
  • Apatía
  • Situación en la que la persona no tiene ánimo para realizar ninguna actividad. Siente una sensación de desánimo y le da igual todo.
  • Distimia
  • Esta alteración del estado de ánimo que cursa con desinterés hacia el entorno y otros síntomas es una de las formas de depresión crónica.
  • Endógena
  • Se refiere a causas internas.
  • Electroconvulsiva
  • Terapia para tratar depresiones graves a través de electrodos.
  • Mobbing
  • Acoso que se desarrolla en el entorno laboral.
  • Neurotransmisores
  • Conectan la información entre neuronas en el cerebro.
  • Neurótico/a
  • Se refiere al estado emocional que en ocasiones está provocado por la ansiedad. La persona con neurosis es inestable emocionalmente.
  • Somático
  • Algo de carácter somático se refiere a algo material en un ser vivo. En depresión los síntomas somáticos son aquellos que se presentan de forma física, y no solo emocional, por ejemplo, dolor o fatiga.