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Descripción

La tuberculosis es una enfermedad curable y prevenible en la actualidad, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su web.

Una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionadas con la salud es la de acabar con la epidemia de tuberculosis para 2030.

“La tuberculosis es una enfermedad transmisible y un tercio de la población mundial está infectada, no enferma. Las personas infectadas no transmiten la enfermedad, pero un 10% de ellas padecerán la enfermedad a lo largo de su vida”, explica el neumólogo y miembro de TopDoctors, el doctor Joaquín Lamela López.

Para este especialista, con más de 35 años de experiencia en labor asistencial, investigadora y divulgativa, “la no erradicación puede depender de que, a diferencia de otras enfermedades infecciosas, no disponemos de una vacuna eficaz y de que el número de casos activos está directamente relacionado con las condiciones económicas y sociosanitarias de los países”.

La tuberculosis está catalogada como enfermedad infecciosa y en las personas que la desarrollan, porque su sistema inmune no puede luchar contra la infección, ésta puede extenderse a otros órganos, atacando principalmente a los pulmones.

Dentro del listado de enfermedades endémicas, la tuberculosis es una patología que puede causar incapacidad y también mortalidad si no es tratada.

En investigaciones difundidas por la OMS, se estudia incluso la comorbilidad de la tuberculosis con otras patologías como la depresión y su influencia en el paciente: “Tuberculosis y depresión sin tratar, calidad de vida y discapacidad, Etiopía”.  En este caso sus conclusiones verifican que la depresión sin tratar en personas con tuberculosis hace que el tratamiento dé peor resultado y se muestren mayores rangos de discapacidad.

Por eso es tan importante, una estrategia que pueda orientar a los diferentes países en la erradicación de esta patología y también a su diagnóstico temprano y tratamiento.

¿A qué se debe?

El doctor Lamela nos indica que “la tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones”.

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) informa que la tuberculosis puede contagiarse por el aire. En concreto, por las gotas procedentes de la tos o estornudos de otras personas que estén afectadas por tuberculosis.

Al inhalar esas gotas se produce el contagio. A mayor tiempo de contacto con personas con la enfermedad mayor riesgo de contagio.

Pero desde SEPAR también nos indican que no todas las personas que se contagian enferman.

Eso sí, las personas con esta infección tuberculosa (es decir, está infectado, pero no enfermo), sí podrá desarrollar la enfermedad más adelante.

Durante ese período de infección “latente”, donde la patología no está activa, la persona no puede contagiar ni presenta síntomas.

“El sistema inmunitario se defiende contra la multiplicación de los bacilos. En la mayoría de las personas, resulta eficaz y los gérmenes son eliminados o quedan en el organismo, pero controlados”. Pero como también apuntaba el doctor Lamela, un 10% de las personas que se contagian si desarrollan la enfermedad.

Acudir al especialista cuanto antes y obtener un diagnóstico y tratamiento es muy importante para mejorar y que tampoco se expanda el contagio a más personas.

Síntomas de la tuberculosis

El neumólogo, miembro de TopDoctors, doctor Lamela, indica que hay ciertos síntomas que pueden hacer pensar que un paciente tiene tuberculosis, y entonces enseguida hay que realizar las pruebas para confirmar el diagnóstico y comenzar con el tratamiento, para frenar así también la transmisión a otras personas.

“La puerta de entrada de la infección tuberculosa son los pulmones y la tos es el síntoma más precoz. Por eso, ante una persona con tos de más de dos o tres semanas, después de una entrevista bien realizada por el médico, si la tuberculosis es una posibilidad diagnóstica, debe realizarse una radiografía de tórax. Síntomas como fiebre, sudoración, expectoración purulenta, y pérdida de apetito y peso, ya indican que la enfermedad está avanzada y es más contagiosa. Un enfermo con tuberculosis pulmonar no diagnosticado y tratado puede contagiar a más de 15 personas en un año”, explica.

SEPAR coincide en esta descripción si una persona lleva dos o tres semanas con mucha tos y expectoración, o incluso tos con sangre, deben ir al médico y que valore su situación.

Desde la OMS afirman que las personas con “tuberculosis activa” tiene síntomas como tos, fiebre, sudores nocturnos e incluso experimentan pérdida de peso, pero que estos síntomas a veces son más leves durante los primeros meses. Por eso, explican que en ocasiones una persona afectada puede tardar en pedir ayuda a los profesionales sanitarios. Durante todo ese tiempo el contagio se puede estar produciendo y transmitiéndose a otras personas.

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica indica también como síntoma el dolor torácico.

¿Qué personas tienen más riesgo de contraer tuberculosis?

Según las estadísticas y datos de la OMS, la tuberculosis se desarrolla mayoritariamente en personas adultas y durante sus años más activos. Pero puede afectar a personas de cualquier edad.

Eso sí, se ha detectado que hay mayor riesgo en países menos desarrollados. En torno al 95% de los casos se encuentran en esas zonas y también el mayor índice de mortalidad por tuberculosis.

También existen perfiles de personas, que, por sus patologías previas, tienen mayor riesgo de poder contagiarse y desarrollar tuberculosis activa, según expertos de la OMS y del Instituto de Salud Carlos III, que también se encarga del estudio de esta y otras enfermedades transmisibles, se consideran de riesgo los siguientes grupos:

  • Personas con VIH.
  • Personas con diabetes.
  • Personas con silicosis
  • En tratamiento con terapias inmunosupresoras.
  • Insuficiencia renal crónica.
  • Neoplasia.

Y en general, cualquier persona que pueda tener una alteración en su sistema inmunitario y que, por lo tanto, a la hora de producirse el contagio, su organismo no podrá defenderse de la intrusión bacteriana.

El SEPAR también informa que los fumadores y las personas en estado de desnutrición son considerados personas de riesgo.

¿Puede afectar también alguna característica de la zona donde se vive?

La respuesta es sí. Ya que desde el equipo de vigilancia en salud pública RENAVE, del Instituto de Salud Carlos III, han encontrado relación en zonas donde existe tuberculosis bovina o caprina. Las personas que están en contacto con este ganado se pueden contagiar por vía aérea. Incluso, se puede transmitir si alguien toma lácteos no pasteurizados de estos animales contagiados.

En España existe una obligación legal de informar si existe brote o contagio por tuberculosis para poder controlar y evitar una expansión mayor de la enfermedad, conociendo dónde está el brote o quiénes son los pacientes infectados y sus posibles contactos.

“Las autoridades de salud pública de las Comunidades Autónomas notifican los casos al Centro Nacional de Epidemiología, a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE)”, explican desde la web del Instituto de Salud Carlos III, y a partir de ahí se activan los protocolos.

Tipos

El neumólogo Joaquín Lamela explica que “la tuberculosis es una, pero esta enfermedad infecciosa puede afectar a cualquier órgano del cuerpo (cerebro, riñón, intestino, piel, etcétera), aunque la puerta de entrada de la infección sea el pulmón. En los países subdesarrollados, sobre todo, hay casos de tuberculosis multirresistente que requieren ser tratados por especialistas con experiencia, ya que hay que utilizar medicamentos de segunda línea, menos eficaces que los de primera línea”.

Sobre estos tipos de tuberculosis multirresistente hablan en profundidad los responsables de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Su origen se debe al desarrollo de resistencia a los medicamentos que tratan la TB.

Habría dos tipos:

  • Tuberculosis multirresistente (MDR TB).
    La causa un organismo resistente a al menos dos medicamentos que se usan para tratar la enfermedad: la isoniazida y la rifampina.
  • Tuberculosis extremadamente resistente (XDR TB).  
    Es poco común. En este caso la tuberculosis es resistente a los fármacos antes mencionados y también a todas las fluoroquinolonas e incluso a otros medicamentos inyectables que se usan para el tratamiento.

Estos tipos preocupan ya que los pacientes no responden igual a los tratamientos.

Los especialistas de los CDC explican que la resistencia a los medicamentos que tratan la tuberculosis se puede originar por un uso incorrecto de los mismos, que el paciente no siga correctamente su tratamiento o bien que el especialista no haya pautado la dosis correcta, incluso si los fármacos no son de buena calidad.

Prevalencia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la tuberculosis es una patología presente en todo el mundo.

En 2019, alrededor de 10 millones de personas enfermaron de tuberculosis en todo el planeta. Siendo el porcentaje mayor en hombres, 5,6 millones de hombres, 3,2 millones de mujeres y 1,2 millones de niños.

La OMS destaca que se trata de una de las principales causas de muerte en el mundo, en 2019, fallecieron 1,4 millones de personas debido a esta infección.

En el mapa mundial encabezan la lista de casos estos países: India, Indonesia, China, Filipinas, el Pakistán, Nigeria, Bangladesh y Sudáfrica.

En España un estudio de investigación en el que han participado investigadores del CIBERES (Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias) afirma que en las próximas décadas podría aumentar la incidencia de tuberculosis en todo el mundo.

En este estudio destacan que hay que tener en cuenta para el control y seguimiento de la tuberculosis aspectos como el envejecimiento de la población, algo que antes no se tenía en cuenta en estadísticas o valoraciones, así como la interrelación entre grupos de edad o también la amenaza de las variantes multirresistentes de la enfermedad.

Por su parte, desde RENAVE, Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, realizan unos informes de incidencia de la patología en España analizando varios años y los casos notificados. En el informe de 2012 a 2017 figura que “en el año 2017 se notificaron 4.573 casos de tuberculosis a la RENAVE, 183 fueron casos importados y no se incluyeron en el análisis. La tasa de incidencia en 2017 fue 9,43 casos por 100.000 (4.390 casos). La evolución de la incidencia fue descendente. Desde 2005 la incidencia total ha descendido un 5,3% de media al año”.

Hay comunidades autónomas que notificaron casos por encima de la media, como Galicia o Cataluña, y otras CCAA tienen tasas más bajas como Canarias y Navarra.

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social informa en su web sobre tuberculosis y la incidencia en España y otros países. En el mapa mundial España no es uno de los países con más incidencia. Pese a ello cuenta con un Plan para la Prevención y el Control de la Tuberculosis a fin de seguir con las cifras de contagio a la baja.

SEPAR recoge en sus informaciones que en España la tasa de incidencia, según OMS, es de 10 personas con TB por cada 100.000 habitantes.

El reto hoy, según la OMS, es lograr acabar con la tuberculosis multirresistente, que es una gran amenaza sanitaria. Este tipo de tuberculosis se ha hecho resistente a algunos de los fármacos con los que se trata la patología: la isoniazida y la rifampina, tipo que sube en un 10% en las últimas estadísticas.

Afortunadamente los últimos años la incidencia de casos en general de tuberculosis en el mundo ha bajado al menos un 2%. La meta, lograr que en 2030 no haya casos.

Para frenar su expansión también se recomienda que si alguien cree haber estado en contacto con personas con alguna persona o animal con tuberculosis informen a su médico y se hagan las pruebas para detectarla.

Tratamiento

El doctor Joaquín Lamela López, especialista en neumología, con 35 años de experiencia y formación en diversos campos de su especialidad, y miembro de TopDoctors, nos indica que “lo más importante para disminuir los casos de tuberculosis es el diagnóstico precoz y el tratamiento de todos los casos”.

Para obtener un diagnóstico “Los especialistas que tratan la tuberculosis son los neumólogos y los especialistas de enfermedades infecciosas, pero puede ser tratada también por médicos generales”.

El doctor Lamela explica que en España se han creado “las Unidades de Tuberculosis que, al menos en Galicia, son atendidas por neumólogos y enfermeras, y han sido muy importantes para diagnosticar precozmente, controlar y tratar esta enfermedad”.

Asimismo, existe el perfil de infectólogos que son profesionales médicos especializados en el tratamiento e investigación de enfermedades infecciosas. Este profesional trataría patologías como la tuberculosis y otras infecciones. El infectólogos, según explica TopDoctors, trata a pacientes cuya enfermedad infecciosa se ha agudizado y cuyo perfil puede ser un paciente con enfermedad crónica o personas con sistemas inmunológicos inmunodeprimidos.

Si la tuberculosis se desarrolla y afecta a más órganos, además de los pulmones, podrían verse implicados en el seguimiento y tratamiento los especialistas encargados de los órganos en cuestión.

Por su parte, la OMS añade que la tuberculosis tiene un diagnóstico más difícil en niños.

Pruebas

“La prueba diagnóstica para confirmar la tuberculosis es el cultivo del esputo o de otra muestra del tejido que esté afectado por la tuberculosis. El bacilo mycobacterium tuberculosis es un bacilo ácido alcohol resistente y con tinciones como la de Ziehl o auramina se pueden visualizar y, por tanto, sospechar más precozmente la enfermedad, aunque para confirmarla es necesario el cultivo positivo. La radiografía de tórax es fundamental realizarla si se sospecha tuberculosis pulmonar, ya que casi siempre será anormal. La TC de tórax aún puede apoyar más la sospecha diagnóstica que la radiografía de tórax”, explica Lamela.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que se puedan hacer pruebas rápidas de diagnóstico molecular para detectar cuanto antes el bacilo en una prueba inicial y así pasar a su tratamiento. “Las pruebas rápidas recomendadas por la OMS son Xpert MTB/RIF, Xpert Ultra y Truenat”.

Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) explican que el especialista realizará su diagnóstico basándose en antecedentes clínicos de la persona, examen físico y realizando una serie de pruebas, como indicaban el doctor Lamela y la OMS.

Entre esas pruebas se encuentran:

  • Prueba cutánea. Tuberculina de Mantoux.
  • Análisis de sangre.
  • Radiografía de tórax.
  • Prueba de microbiología diagnóstica. Se hace con saliva, moco u otra muestra, donde se analiza si hay bacilos acidorresistentes.

Consultando con la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) coincide con el resto de los especialistas e investigadores en el protocolo a seguir para el diagnóstico.

Asimismo, destaca la importancia de estudiar también el entorno de los pacientes. De esta forma se pueden descartar otras personas que pudieran haberse contagiado y tener identificados perfiles para que puedan acceder a un tratamiento preventivo, evitando así que desarrollen finalmente la enfermedad.

SEPAR nos recuerda que uno de los objetivos de la OMS para tener cero contagios de tuberculosis en 2035 es precisamente mejorar el diagnóstico y tratamiento. Un diagnostico precoz puede prevenir más contagios y una peor evolución de la enfermedad.

Tratamiento

Sobre el tratamiento, el neumólogo Joaquín Lamela explica que “Es muy importante cumplir a rajatabla la pauta y duración del tratamiento, y por eso estas unidades (las de atención a pacientes con tuberculosis) se encargan también del tratamiento directamente observado (TDO) en los pacientes que se sospeche que no vayan a cumplirlo por diversas razones. La tuberculosis también puede afectar a otros órganos además de los pulmones y, según sean los órganos afectados, podrá ser tratada por otros especialistas, aunque hoy, al menos en Galicia, casi todos los casos son tratados en las Unidades de Tuberculosis (UTBs)”

La tuberculosis en la actualidad es una enfermedad que se puede prevenir y curar. Si una persona con tuberculosis toma sus medicamentos como le indica su médico tiene muchas probabilidades de recuperarse de la infección y seguir haciendo una vida normal.

Si el tratamiento no se sigue correctamente puede causar muchas complicaciones graves.

Los especialistas pautarán un tratamiento específico a las personas con sistema inmunológico deteriorado

Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) explican que es importante respectar la forma en que se pauta la ingesta del tratamiento y cantidades de los fármacos para no desarrollar una posible resistencia a los medicamentos.

Los especialistas deben identificar con premura si una persona no evoluciona favorablemente con el tratamiento, ya que puede deberse a una resistencia a los medicamentos. Si se genera esa resistencia será más difícil acabar con la bacteria que causa la tuberculosis y la persona seguirá enferma y seguirá contagiando a otras personas.

SEPAR explica que a veces el peligro radica en que los medicamentos con los que se trata la tuberculosis hacen efecto de forma rápida y cuando el paciente comienza a sentirse mejor puede abandonar dicho tratamiento. Si se desarrolla tuberculosis multirresistente el tratamiento debe hacerse con otros fármacos menos usuales y además la duración sería más larga.

Los CDC añaden que el tratamiento se puede pautar por tiempos de entre seis y nueve meses, aunque eso dependerá de cada caso y el tipo de tuberculosis a tratar.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) tiene una lista de 10 fármacos aprobados y que se usan para acabar con la tuberculosis.

Los fármacos más destacados son:

  • Isoniazida.
  • Rifampina.
  • Etambutol.
  • Pirazinamida.

Para ampliar información, la OMS cuenta con información de expertos en torno a la tuberculosis y su tratamiento. Se puede consultar en esta página: ¿Qué es la tuberculosis y cómo se trata?

En algunos casos los tratamientos se van a pautar para que sean tomados con observación directa por parte del especialista. Es decir, el paciente tomará su tratamiento a una hora fijada y su especialista ve y confirma que lo ha tomado. Se llama tratamiento bajo observación directa.

De esa forma se obtienen mejores resultados y se comprueba de primera mano que el tratamiento se hace correctamente.

Los especialistas aconsejan que ante molestias o efectos adversos al tratamiento se avise rápido a su personal sanitario.

Estos efectos pueden ser por ejemplo fiebre, vómitos, color amarillo en la piel, hormigueos, sarpullido, sangrados, etc.

¿En qué consiste la vacuna BCG?

La vacuna contra la tuberculosis no se encuentra dentro del calendario de vacunas en todos los países. Desde los CDC estadounidenses explican que en su país no se pone está vacuna a todas las personas, pero informan que sí se recomienda en algunos casos especiales. En países donde esta patología es aún muy habitual si se efectúa la vacunación teniendo en cuenta los perfiles y características de la población.

Según explican los expertos a veces esta vacuna hace que en las pruebas cutáneas de tuberculina la persona de positivo, aunque no ha desarrollado tuberculosis, es lo que se conoce como falso positivo. En cambio, las pruebas de sangre son más fidedignas y es menos habitual que aparezcan estos resultados erróneos.

La vacuna se llama BCG o bacilo de Calmette-Guérin, por los especialistas que descubrieron la vacuna.

En general, se recomienda vacunar a niños que, por ejemplo, tengan que estar en contacto con adultos que no hayan sido tratados o que no respondan a los tratamientos para curar la tuberculosis.

También a veces en ciertos lugares puede ser recomendable que se vacune el personal sanitario.

En personas con sistemas inmunológicos deprimidos o personas embarazadas no se debe poner esta vacuna.

Consejos de prevención

¿Se puede prevenir la tuberculosis? La respuesta es sí.

El doctor Lamela nos explica que “la pauta más eficaz para prevenir la tuberculosis es el diagnóstico precoz de los enfermos con tuberculosis. El bacilo mycobacterium tuberculosis se transmite por el aire. Un enfermo al toser exhala bacilos tuberculosos y unos pocos que inhale un contacto suyo son suficientes para que quede infectado. Solo un 10% de las personas infectadas desarrollarán la enfermedad a lo largo de su vida”.

Trabajar en esta prevención es el primer paso. Un diagnóstico precoz facilita que la persona con la infección pueda ser tratada y así su enfermedad no evolucionará y también a medida que el tratamiento avanza contagiará en menor medida a otras personas.

Desde la OMS y las áreas de sanidad de diversos gobiernos y administraciones trabajan para difundir y concienciar sobre la tuberculosis e informar a la ciudadanía sobre los métodos de prevención.

Por ejemplo, desde el Ministerio de Salud Pública de Ecuador se puso en marcha la campaña #EcuadorSinTuberculosis y a través de la difusión de vídeos de información (Qué es la tuberculosis, cómo se contagia y su tratamiento - YouTube) animaban a  respetar las normas básicas de prevención como cubrir la boca al toser, lavarse las manos, no escupir en el suelo y no automedicarse.

Por su parte, la OMS lanzó sus nuevas recomendaciones de prevención en 2020. En cifras, una cuarta parte de la población mundial puede estar infectada del bacilo que provoca la tuberculosis. Eso no quiere decir que estén enfermas o contagien (es lo que se llama tuberculosis latente), pero si puede llegar a desarrollarse en ciertas personas, si tienen un sistema inmunológico deficitario, etc.

El ofrecer tratamientos preventivos a estos perfiles con más riesgo desarrollar la TB serviría para frenar los contagios y la expansión de esta.

El tratamiento preventivo hoy día solo se ofrece a una cantidad mínima de la población. La meta es que para 2022 este tratamiento preventivo llegue al menos a 24 millones de contactos de personas con TB activa y a seis millones de personas con VIH.

“El mundo se ha comprometido a acabar con la TB para 2030; mejorar la prevención es la clave para que esto ocurra. Es necesario que millones de personas puedan recibir tratamiento preventivo contra la TB para detener la aparición de la enfermedad, evitar sufrimientos y salvar vidas”, afirman desde la OMS.

Los trabajadores sanitarios tienen acceso a una aplicación vía móvil, “Prevent TB”, donde pueden consultar orientaciones y gestionar el tratamiento preventivo de la TB en su ámbito de acción.

Desde los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC) de Estados Unidos también plantean su estrategia de prevención basada en informar a la ciudadanía para que puedan saber cuándo pueden estar infectados, qué hacer si se contagian o cómo prevenir la infección.

En los casos en los que la TB aún no se ha activado, tuberculosis latente, el especialista puede pautar un tratamiento preventivo a fin de que la patología no se desarrolle.

El tratamiento busca matar los microbios existentes en el organismo. Si esos microbios no se exterminan, porque el paciente toma mal su tratamiento o no es el adecuado, la persona seguirá teniendo la infección y puede que los microbios ahora “dormidos” pasen a una fase activa, en la cual la persona presentará síntomas y también contagiará a otras personas.

Deben tener especial cuidado aquellas personas con otras patologías o circunstancias que las convierte en población de riesgo y que pueden desarrollar de forma más virulenta la enfermedad. Ejemplo: personas con VIH, adultos mayores, bebes, personas drogodependientes, personas con diabetes o cáncer, etc.

¿Cómo se puede prevenir la tuberculosis multirresistente (MDR)?

Como en cualquier otro caso es primordial seguir el tratamiento de forma correcta.

Asimismo, el personal sanitario colabora en la prevención realizando test rápidos a aquellas personas que puedan tener sospecha de haberse contagiado de TB.

También deben realizar el seguimiento del paciente y verificar que ha completado su tratamiento.

Otra forma de prevención propuesta por CDC es evitar que las personas con tuberculosis MDF estén en espacios cerrados o con mucha gente.

Los expertos en control de infecciones o en salud ocupacional pueden ayudar a los profesionales en caso de duda y orientar sobre las mejores formas de prevención.

En algunos países también usan la vacuna contra la tuberculosis para poder prevenir las formas más severas de la TB en la infancia.

¿Y si tengo que estar en contacto con personas con TB?

Desde SEPAR, Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, informan de las recomendaciones para personas que están en contacto con pacientes con TB.

El paciente siempre se debe tapar la boca si tose o estornuda y si es posible taparse y limpiarse con un pañuelo de papel para desecharlo después.

Durante los primeros días, hasta que el tratamiento comienza a hacer efecto, esa persona es más contagiosa, por lo tanto, es mejor que no comparta la habitación con otras personas. La ventilación, igual que ocurre con la COVID-19, es una herramienta eficaz para prevenir y limpiar el aire.

Envejecimiento saludable

Preguntamos al especialista y colaborador en este contenido, el doctor Lamela, sobre consejos para un envejecimiento óptimo en personas con tuberculosis, y su respuesta es muy esperanzadora.

“Hoy, afortunadamente, ya no se ven casos como los de las novelas y películas o series de televisión con personas con tuberculosis muy avanzada y gran afectación de su estado general. Si la tuberculosis se diagnostica precozmente en seis meses de tratamiento estará curada y no quedarán cicatrices, y podrán seguir llevando/haciendo una vida totalmente normal como antes de la enfermedad”, afirma, por lo que una persona con una incidencia crónica de tuberculosis es algo poco común y un paciente ya curado de tuberculosis debería seguir los hábitos saludables que cualquier otra persona, actividad física, buena alimentación, no hábitos tóxicos, para envejecer mejor.

Eso sí, lo que si estudian los investigadores es la incidencia de la tuberculosis en adultos mayores.

Contraer la tuberculosis en ese rango de edad avanzada es más delicado, ya que, por lo general, las personas mayores pueden tener otras patologías que debiliten su sistema inmune.

Algunos autores e investigadores describen que la presentación de la tuberculosis en adultos mayores puede tener algunos aspectos negativos asociados como que haya una dieta no adecuada, que la persona haga poco ejercicio físico e incluso que presente otras patologías que pueden agravar la enfermedad. Aunque su tratamiento será similar al de cualquier otra edad.

La Sociedad Española de Medicina Preventiva y Salud Pública e Higiene afirma que el diagnóstico y tratamiento puede complicarse en personas con edad avanzada. Refieren un estudio publicado en BMC Infectious Diseases, donde se destaca esa menor protección que pueden tener los adultos mayores frente a la TB.

Con la edad el riesgo de infección y sobre todo aquellas enfermedades infecciosas que atacan a las vías respiratorias aumenta. Por eso hay que tener especial cuidado y atención a la presentación de síntomas a las personas en este rango de edad mayor de 65 años. La conclusión del estudio es que se ha de concretar el riesgo e incrementar la atención en personas que pueden tener otras patologías o que incluso estén en tratamiento con terapias inmunosupresoras, para poder adaptar un tratamiento adecuado a su perfil.

En cuanto a los síntomas que presentan son parecidos a los de las personas de otra edad, con tos, fiebre y disnea.

Entre las diferencias en la presentación de la TB en personas adultas mayores respecto a los jóvenes se encuentran: la existencia de patologías que puedan hacer que se requiera ingreso hospitalario, la presentación de afectación sobre todo pulmonar y, en tercer lugar, se encuentran casos en los que el paciente había tenido anteriormente, en ocasiones incluso hace muchos años, tuberculosis, por lo que se baraja también el riesgo existente en la reactivación de infecciones antiguas. (Datos ofrecidos por la Revista Médica Chile sobre “Características de la tuberculosis en pacientes mayores de 65 años en el área sanitaria de Cádiz (España)”.

Publicaciones, documentos técnicos y websites con información

Contactos de interés

Preguntas frecuentes

¿Qué es la tuberculosis?

La tuberculosis es una enfermedad curable y prevenible en la actualidad, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su web.

“La tuberculosis es una enfermedad transmisible y un tercio de la población mundial está infectada, no enferma. Las personas infectadas no transmiten la enfermedad, pero un 10% de ellas padecerán la enfermedad a lo largo de su vida”, explica el neumólogo y miembro de TopDoctors, el doctor Joaquín Lamela López.

¿Es muy contagiosa?

El doctor Lamela nos indica que “la tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones”.

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) informa que la tuberculosis puede contagiarse por el aire. En concreto, por las gotas procedentes de la tos o estornudos de otras personas que estén afectadas por tuberculosis.

Al inhalar esas gotas se produce el contagio. A mayor tiempo de contacto con personas con la enfermedad mayor riesgo de contagio.

Pero desde SEPAR también nos indican que no todas las personas que se contagian enferman.

Desarrollarán la enfermedad aquellas personas con sistema inmunológico más debilitado y también tienen mayor riesgo las personas que estén en contacto más continuado con una persona con TB.

¿Se puede prevenir?

El doctor Lamela nos explica que “la pauta más eficaz para prevenir la tuberculosis es el diagnóstico precoz de los enfermos con tuberculosis. El bacilo mycobacterium tuberculosis se transmite por el aire. Un enfermo al toser exhala bacilos tuberculosos y unos pocos que inhale un contacto suyo son suficientes para que quede infectado. Solo un 10% de las personas infectadas desarrollarán la enfermedad a lo largo de su vida”.

Trabajar en esta prevención es el primer paso. Un diagnóstico precoz facilita que la persona con la infección pueda ser tratada y así su enfermedad no evolucionará y también a medida que el tratamiento avanza contagiará en menor medida a otras personas.

En diversos países con incidencia elevada de tuberculosis también trabajan en la prevención a través de la vacunación.

La limpieza de manos, ventilación y taparse al toser son otras de las recomendaciones para la prevención.

¿Se puede curar?

Siguiendo el tratamiento de forma adecuada si se puede curar.

La tuberculosis en la actualidad es una enfermedad que se puede prevenir y curar. Si una persona con tuberculosis toma sus medicamentos como le indica su médico tiene muchas probabilidades de recuperarse de la infección y seguir haciendo una vida normal.

Si el tratamiento no se sigue correctamente puede causar muchas complicaciones graves.

Los especialistas pautarán un tratamiento específico a las personas con sistema inmunológico deteriorado

Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) explican que es importante respectar la forma en que se pauta la ingesta del tratamiento y cantidades de los fármacos para no desarrollar una posible resistencia a los medicamentos.

¿Qué tratamiento se recomienda?

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) tiene una lista de 10 fármacos aprobados y que se usan para acabar con la tuberculosis.

Los fármacos más destacados son:

  • Isoniazida.
  • Rifampina.
  • Etambutol.
  • Pirazinamida.

Para ampliar información, la OMS cuenta con información de expertos en torno a la tuberculosis y su tratamiento. Se puede consultar en esta página: ¿Qué es la tuberculosis y cómo se trata?

En algunos casos los tratamientos se van a pautar para que sean tomados con observación directa por parte del especialista. Es decir, el paciente tomará su tratamiento a una hora fijada y su especialista ve y confirma que lo ha tomado. Se llama tratamiento bajo observación directa.

De esa forma se obtienen mejores resultados y se comprueba de primera mano que el tratamiento se hace correctamente.

Cuáles son los síntomas que pueden indicar que una persona tiene tuberculosis?

Los síntomas más destacados son:

  • Tos durante varias semanas.
  • Fiebre.
  • Sudoración.
  • Expectoración purulenta.
  • Pérdida de apetito y peso.
  • Cansancio y disnea.

¿Qué pasa si una mujer con tuberculosis está embarazada?

Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) explican en sus hojas informativas sobre tuberculosis y embarazo que “para una mujer embarazada y su bebe, la TB no tratada crea un riesgo mayor que el propio tratamiento”.

La mujer embarazada ha de tratarse, aunque su TB sea moderada, ya que se puede agravar.

Asimismo, afirman que los bebes pueden nacer con menos peso y también con la infección de tuberculosis.

En principio, no ha habido riesgo constatad que los fármacos para tratar la TB causen daño en el feto.

Eso sí, habrá ciertos medicamentos detallados en esta página web que están contraindicados para mujeres embarazadas.

Las mujeres en tratamiento para eliminar su tuberculosis pueden dar de mamar a su bebe.

Glosario

  • Bacilo. Bacteria causante de infecciones que producen enfermedades como la tuberculosis. Su forma es alargada.
  • Bacteria. Organismo microscópico que produce enfermedades al entrar en el organismo.
  • Comorbilidad. Morbilidad asociada. Se refiere a una o más patologías o alteraciones que puede tener una persona, además de su enfermedad primaria. Por ejemplo, una persona con tuberculosis que además tiene diabetes.
  • Disnea. Dificultad para respirar.
  • Endémica. Una patología endémica es una enfermedad que aparece de forma más permanente en un país o región.
  • Esputo. Flema que sale por la boca y proviene del aparato respiratorio.
  • Expectoración. Cuando se expulsan flemas al toser.
  • Fluoroquinolonas. Antibiótico sintético para tratar infección por bacterias como el mycobacterium tuberculosis.
  • Infectólogo. Especialista médico que estudia y trata enfermedades infecciosas.
  • Isoniazida o isoniacida. Fármaco usado para tratar la tuberculosis. Se usa especialmente para tratar la tuberculosis latente en pacientes de riesgo y evitar que pase a tuberculosis activa.
  • Neoplasia. Alteración del tejido cuando se forma una masa por la multiplicación anormal de células.
  • Neumólogo. Especialista médico que trata afecciones del aparato respiratorio.
  • Rifampina. Antibiótico bactericida que se manda para tratar la tuberculosis.
  • Silicosis. Patología que se produce al respirar moléculas de sílices y produce afectación del sistema respiratorio.
  • Terapia inmunosupresora. Tratamiento que se recomienda en pacientes para mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, en trasplantes para reducir posibles episodios de rechazo. La acción de estos fármacos es la de reducir la actividad del sistema inmunológico.
  • Tuberculina. Se trata del líquido que se inyecta en la piel para hacer la prueba de la tuberculosis en la piel.