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El lupus, conocido también como Lupus Eritematoso Sistémico (LES), es una patología multisistémica. Esto quiere decir que el desarrollo de esta patología puede alterar el funcionamiento de muchos de los órganos del cuerpo.

Se origina por una alteración en el sistema inmunológico por lo que se define como enfermedad autoinmune.

Su particularidad es que el sistema inmunitario reacciona atacando a sus propias células y provocando reacciones y síntomas muy diversos en cada paciente.

Los reumatólogos definen la patología como una enfermedad inflamatoria crónica. El organismo genera anticuerpos de defensa, que en vez de reaccionar ante agentes externos que sean realmente un riesgo, como virus o bacterias, actúa causando inflamación en los tejidos sanos del cuerpo humano.

Aunque esta patología puede incidir sobre cualquier órgano del cuerpo, por lo general, muestra alteraciones en la piel, haciendo que las personas con lupus deban tomar especial precaución con el sol, por ejemplo, también en las articulaciones, y en órganos tan importantes como los riñones y los pulmones.

El sistema nervioso también es otro de los aspectos que suele verse alterado debido al lupus.

¿Qué síntomas tienen las personas con lupus?

Cada persona tendrá unos síntomas diferentes, y también hay que tener en cuenta que la patología se presenta de dos formas:

  • Periodo de remisión. Donde las personas apenas experimentan sintomatología.
  • Brotes. Cuando aparece mayor número de síntomas y alteraciones.

Los síntomas más frecuentes, según la Federación Española de Lupus, son los siguientes:

  • Dolor e hinchazón articular y debilidad muscular.
  • Erupciones o “eritemas” de color rojizo en el rostro, en la zona de las mejillas y la nariz, en forma de mariposa, por lo que ese insecto simboliza en ocasiones la patología, o que también puede parecer un rostro de lobo, que da el nombre a la afección.
  • Sensación de cansancio y fatiga.
  • Tristeza que en ocasiones puede desencadenar en depresión.
  • Dolor de cabeza.
  • Alteración en la circulación sanguínea.
  • Posibilidad de anemia.
  • Alteraciones en el riñón y dolor abdominal o en el pecho debido a la inflamación interna de los tejidos que componen esos órganos.

La Sociedad Valenciana de Reumatología afirma que también el paciente puede experimentar caída del pelo, pérdida de memoria o desorientación, taquicardias y aparición de sarpullidos al tomar el sol.

No todo el mundo tiene los mismos síntomas, en ocasiones incluso, pueden desaparecer algunos de estos síntomas, pero luego aparecer otros.

¿Qué señal hace que una persona busque el diagnóstico?

En ocasiones cuando la persona presenta eritemas en la cara u otras partes del cuerpo, nivel bajo de linfocitos, reacción alta ante las picaduras de insectos, alteraciones menstruales en las mujeres y sobre todo la aparición de fiebre de forma repetida sin infección u otra patología previa que lo explique, el especialista tiende a inclinarse por la existencia de una patología autoinmune.

También se debe buscar un diagnóstico si la persona tiene familiares directos con alguna enfermedad del sistema inmunológico.

Los expertos informan que las situaciones de estrés o nerviosismo pueden acrecentar los síntomas.

Relación entre el lupus y la osteoporosis

El Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos afirma que los especialistas y sus estudios han relacionado mayor pérdida de masa ósea, característica principal de la osteoporosis, en personas con lupus.

Esto hace pensar que las personas con esta patología deben tener especial cuidado con sus huesos, ya que son más propensos a su desgaste.

Los expertos consideran que uno de los motivos de este desgaste óseo puede ser la propia medicación que se precisa para los tratamientos, aunque también se da directamente por el lupus, ya que en ocasiones se debe a alteraciones hormonales, que se dan en las mujeres, y las mujeres también tienen mayor riesgo de tener osteoporosis.

Una de las soluciones para controlar esta afección y que su evolución no afecte negativamente al paciente es, por un lado, intentar evitar el sedentarismo. Aunque el lupus va asociado a fatiga y dolor muscular, que en ocasiones puede provocar cierta propensión a la inactividad, se recomienda realizar actividad moderada para cuidar los huesos. Por otra parte, es bueno controlar la dieta y sobre todo incluir calcio y vitamina D, dos factores claves para unos huesos fuertes.

¿Por qué se desarrolla el lupus?

La Sociedad Española de Reumatología afirma que “la causa del lupus eritematoso sistémico es hoy por hoy desconocida”.

Eso sí, detallan que sí existen diversos factores que pueden hacer que la patología se desarrolle.

En primer lugar, hablan de factores que pueden alterar las funciones del sistema inmune, sistema principalmente afectado por el lupus.

Las personas con lupus desarrollan gran cantidad de anticuerpos, que actúan atacando a las propias células del organismo.

¿Por qué? La SER explica que esta producción de anticuerpos puede estar relacionada con una sobreestimulación de células B, también llamados linfocitos B.

Las células B forman parte del sistema inmunitario. Es un tipo de glóbulo blanco que actúa como defensa del organismo. Los especialistas afirman que se crean a partir de las células madre que se encuentran en la médula ósea.

A continuación, listamos una serie de factores que pueden intervenir en el desarrollo del lupus:

  • Por alteraciones genéticas, aunque se desconocen los genes concretos que intervienen.
  • Hormonales o endocrinas. Según las estadísticas las mujeres en edad fértil tienden a desarrollar más la patología.
  • Factores de tipo ambiental. Los pacientes afirman que algunos fármacos o exponerse a la luz ultravioleta o del sol puede aumentar sus síntomas.

Los especialistas recalcan que la patología no es infecciosa y que además de estos factores mencionados, también pueden aparecer brotes debido a infecciones o debido al estrés.

Tipos de Lupus

La Federación Española de Lupus diferencia en su web dos tipos de lupus:

  • El Lupus Eritematoso Sistémico (LES). Patología del sistema inmunitario, que puede causar inflamación y lesión en las articulaciones, los músculos y otros órganos.
  • El Lupus Discoide o cutáneo, cuya afección se centra sólo a la piel. Según explican este tipo de lupus puede evolucionar y convertirse en sistémico, afectando entonces a otros tejidos y células.

Por su parte, la Fundación Americana del Lupus amplia la clasificación y divide el lupus en cuatro formas, ya que suma a las anteriores las dos siguientes:

  • Lupus producido por fármacos. En este caso, especifican, que, aunque los síntomas son similares a los del lupus eritematoso, estos desaparecen cuando el paciente deja de tomar las medicinas que lo provoca.
  • Lupus en bebes o neonatal. Sería una alteración poco común en la que los anticuerpos de la madre provocan esta patología en el feto. El bebe nace con eritema en la piel y alteraciones en el hígado o los niveles de linfocitos. Se trata de una afección temporal, que no suele durar más de medio año en el bebe y no deja secuelas.

Prevalencia

La patología suele aparecer con mayor frecuencia en mujeres, quizá debido a ese factor hormonal, y también en personas a partir de la adolescencia y en adultos jóvenes, según explica la Sociedad Española de Medicina Interna.

La Fundación Americana del Lupus afirma que según las estadísticas cinco millones de personas tienen lupus en todo el mundo.

 La edad más habitual en la que se diagnostican los casos de lupus es de los 15 a los 44 años.

Esta misma organización realiza una estimación y explica que al menos 1 de cada 3 personas con lupus tiene múltiples enfermedades autoinmunes.

Según el Registro de Lupus Eritematoso Sistémico de la Sociedad Española de Reumatología en España puede haber alrededor de 75.000 personas con lupus.

La guía "Aprendiendo a conocer y vivir con Lupus" del Ministerio de Sanidad y el Servicio de Evaluación del Servicio Canario de Salud afirma que "en España, se estima que 9 de cada 10.000 habitantes presentan Lupus, de los cuales el 90% son mujeres".

Tratamiento

Al ser una enfermedad multisistémica, es decir, que afecta a diferentes órganos y sistemas del organismo, el manejo de la patología precisa de un equipo multidisciplinar que realice un seguimiento del paciente.

El especialista debe tener además formación y experiencia en enfermedades autoinmunes.

El diagnóstico y tratamiento principal del lupus suele ser trabajo de los reumatólogos. Estos especialistas están especializados en patologías musculoesqueléticas y también en enfermedad autoinmune sistémica. Por patologías musculoesqueléticas se entienden todas aquellas patologías que afectan a los músculos, huesos, articulaciones y también sus ligamentos y tejidos tendinosos.

Pero, además del reumatólogo, según los síntomas y otras posibles patologías que aparezcan derivadas del lupus en el paciente, se puede precisar el apoyo de dermatólogos, hematólogos, cardiólogos, endocrinos e incluso neurólogos, si el sistema nervioso también está afectado, o psicólogos o psiquiatras, si el paciente precisa apoyo terapéutico.

Los nefrólogos, gastroenterólogos o neumólogos también realizarán un seguimiento del paciente si el lupus altera la función renal, gástrica o respiratoria.

Por supuesto, el equipo de atención primaria, con sus médicos y personal de enfermería, también ayudarán en este apoyo al paciente para el correcto seguimiento de su patología.

Debido a que la patología puede tener efectos sobre el aparato locomotor los fisioterapeutas pueden colaborar dando pautas de actividad y ejercicio correcto para cada paciente.

¿Qué pruebas se precisan para dar un diagnóstico?

El lupus es una manifestación del sistema inmunológico, pero no hay una prueba concreta que por sí misma refleje el diagnóstico.

Lo que sí hay son una serie de pruebas y un listado de “manifestaciones clínicas y hallazgos analíticos” mediante los cuales el especialista puede decidir un diagnóstico.

Esta lista se compone de 11 puntos, si el paciente muestra a menos cuatro manifestaciones, el diagnóstico será positivo. Entre estos puntos el especialista tiene que comprobar si hay erupciones cutáneas, posible dolor articular, alteraciones en la sangre y otras alteraciones que hayan podido darse en el sistema neurológico o los órganos principales.

La Fundación Americana del Lupus explica en su web qué buscan los doctores para poder dar un diagnóstico y qué puntos figuran en esta lista y qué otros síntomas se tienen en cuenta.

Para completar este diagnóstico el especialista realiza una entrevista personal donde se tienen en cuenta los posibles antecedentes familiares y también las analíticas pertinentes para comprobar los niveles hematológicos del paciente. Con las analíticas de sangre el especialista comprobará los niveles de células sanguíneas por si existe anemia, plaquetas bajas, anticuerpos nucleares o anticuerpos diferentes como los antifosfolípidos.

La Federación Española de Lupus explica que como esta patología es un tipo de “auto-alergia” y como puede manifestarse de diferentes formas, para el diagnóstico se tienen en cuenta todos los posibles síntomas como la fiebre, dolor articular, eritemas en la piel, y también posibles cambios en el funcionamiento tanto del sistema nervioso como de otros órganos como el corazón, los pulmones o los riñones.

Sumando todos esos resultados el experto podrá hacer un diagnóstico y saber si su paciente tiene lupus.

Es habitual que el reumatólogo se encargue de este diagnóstico, aunque pueden colaborar el resto de los especialistas según cada alteración u órgano afectado.

Tratamiento

No hay cura, pero si tratamiento.

Desde la Asociación Lupus Madrid afirman que un tratamiento adecuado puede ayudar a reducir los síntomas de la patología y a su vez parar posibles lesiones o daños que se estén provocando en los órganos.

No existe un tratamiento concreto, sino que cada paciente tendrá su propio tratamiento personalizado según sus síntomas y evolución del lupus.

Se tienen en cuenta tanto la edad, como otras patologías, los síntomas y también cómo lleva el día a día el paciente en cuestión.

A veces es necesario combinar varios tratamientos e ir supervisando su impacto para comprobar si son efectivos.

El tratamiento se compondrá principalmente de diversos fármacos que busquen minimizar la inflamación provocada por el lupus, prevenir posibles brotes, minimizar el dolor muscular y articular, y salvaguardar los diferentes órganos.

La Asociación Lupus Madrid destaca los principales fármacos aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, aunque explican que existen más medicamentos para tratar el lupus. Los principales usados para controlar la patología son:

  • Corticosteroides.
  • Antipalúdicos o fármacos antimalaria.
  • Tratamientos biológicos como el belimumab.

Desde la Federación Española de Lupus también señalan el uso de antiinflamatorios no esteroideos, esteroides e incluso inmunosupresores. Los inmunosupresores actúan inhibiendo el sistema inmunológico del organismo y parando así la respuesta que hace que este sistema actúe contra las propias células sanas en una persona con lupus. Eso sí, al tomar este tratamiento el paciente tiene que aumentar el cuidado personal y la higiene para evitar cualquier posible infección.

Este último tratamiento solo se usa en personas con lupus severo. Los especialistas intentan equilibrar los fármacos con los síntomas de cada paciente y no mantener demasiado tiempo aquellos tratamientos que puedan ser más fuertes.

Cada fármaco atiende a una acepción o síntoma de la patología. Por ejemplo, los corticoides y antiinflamatorios se usan para prevenir la inflamación de las articulaciones. Los fármacos usados para la malaria se usan aquí para posibles síntomas y erupciones en la piel. En el caso de pacientes más graves con riesgo alto en sus órganos vitales se puede requerir combinar los inmunosupresores y corticoides, por ejemplo.

El especialista irá combinando diversos tratamientos y observando su evolución en el paciente.

Siempre se debe acudir al especialista si aparecen nuevos síntomas.

Recomendaciones para personas con lupus

El Colegio Americano de Reumatología afirma que, dado que la patología en su forma activa puede provocar alteraciones cardiovasculares e incidentes asociados al mal funcionamiento de las arterias, se aconseja que los pacientes con lupus tengan un especial cuidado de su corazón y sistema cardiovascular.

Para ello, además de controlar los síntomas del lupus con el tratamiento que les hayan indicado, es bueno, que hagan ejercicio, dentro de sus límites y perfil, y también sigan una correcta alimentación.

Gracias a la actividad física y buenos hábitos alimenticios se puede controlar la presión arterial, el colesterol y podrán tener menos complicaciones debido al desarrollo de alteraciones cardiovasculares.

Otras recomendaciones que ofrecen los expertos en lupus son:

  • No exponerse a hábitos tóxicos como tabaco o alcohol.
  • Tener cuidado con la exposición solar durante más tiempo del recomendado.
  • Acudir al especialista ante cualquier duda, nuevo síntoma o posible brote.

Consejos de prevención

El origen exacto del lupus se desconoce, por lo que es difícil poder controlar la prevención y desarrollo de la patología.

Eso sí, se sabe que no es una patología ni infecciosa ni contagiosa.

En las causas se incluyen posibles orígenes genéticos y también factores ambientales, y en ese camino siguen las investigaciones para poder estudiar más el desarrollo y aparición de la enfermedad.

En la actualidad hay tratamientos que ayudan a controlar la patología y sus síntomas logrando que los pacientes puedan tener mejor calidad de vida.

Es importante seguir el tratamiento que paute el especialista y estar en contacto con el mismo si surge cualquier nuevo síntoma o complicación. Por ejemplo, es importante estar atentos a posibles señales de alarma que puedan conducir a alteraciones cardiovasculares o por ejemplo fallos renales.

Los especialistas recomiendan controlar la presión arterial y los niveles de colesterol, para controlar y prevenir posibles alteraciones cardiovasculares.

Por otra parte, para detectar cualquier posible alteración renal se debe prestar atención a alteraciones a la hora de miccionar, la hinchazón de las extremidades, etc.

Prevenir los brotes y las complicaciones del lupus

El tratamiento irá destinado a controlar los síntomas del lupus y prevenir posibles brotes.

Estos brotes en su mayoría se pueden controlar y prevenir con el correcto tratamiento.

En la Guía Aprendiendo a Conocer y Vivir con Lupus, del Servicio de Evaluación Canario de Salud y el Ministerio de Sanidad, los expertos explican que un estilo de vida saludable y el autocuidado personal colaboran en gran medida en el control de la patología y los brotes.

Mantener un peso adecuado, realizar alguna actividad física, no tener hábitos tóxicos ni abusar de las grasas, son medidas para una tener una mejor calidad de vida.

Los especialistas recomiendan tener especial cuidado con la exposición solar para evitar brotes.

También hay que cuidar la salud emocional, en lo que tiene que ver con mantener a raya el nerviosismo o el estrés, detonantes de una exacerbación de los síntomas, y también, rodearse de personas de confianza, como la familia o amigos e incluso las asociaciones, que pueden ser un apoyo para afrontar una vida con lupus.

Las personas con lupus pueden reconocer un brote si sus síntomas comienzan a aumentar, por ejemplo, experimentando mayor dolor e inflamación muscular y articular, con la aparición de eritemas cutáneos, presencia de fiebre y cansancio o fatiga mayor que en otras ocasiones.

Las personas con lupus aprenden a convivir con su patología, sabiendo que habrá momentos en los que no habrá actividad de la misma, y otros en los que pueden aparecer brotes.

El trabajo de pacientes y especialistas es intentar prevenir y minimizar el efecto de estos brotes.

Tanto desde la Federación Española de Lupus como desde el Colegio Americano de Reumatólogos inciden en la importancia de afrontar el lupus compartiendo dudas e información con el especialista, y también apoyándose en la familia y entidades asociativas, que muchas veces pueden orientar o ayudar para sobrellevar el día a día con la patología.

Envejecimiento saludable

La Federación Española de Lupus afirma que en la actualidad las personas con lupus que cuenten con un “seguimiento cercano y un tratamiento adecuado” tienen buena calidad de vida. En concreto, más del 90 por ciento de personas con lupus pueden llevar una vida normalizada.

Además, incluso para casos más severos, se cuentan con nuevos y mejores tratamientos que ayudan a minimizar los efectos de la patología.

Gracias a ello envejecer con lupus de forma saludable es posible.

Eso sí, siempre cumpliendo las pautas que definen una mejor calidad de vida para personas con patologías crónicas como el lupus:

  • Seguir el tratamiento.
  • Mantener cierto nivel de actividad física, que no sea extenuante ni con demasiado esfuerzo para el paciente.
  • Llevar una dieta equilibrada.
  • Contar con amigos, familia y entidades asociativas que puedan ayudar y orientar en momentos complicados.
  • Huir de hábitos tóxicos (alcohol y tabaco) y no exponerse demasiado al sol.

Según la Guía Aprendiendo a Conocer y Vivir con Lupus, del Servicio de Evaluación Canario de Salud y el Ministerio de Sanidad, es importante que el paciente consulte con el especialista sobre los efectos secundarios de su medicación, para minimizarlos, y también tomar aportes vitamínicos, bajo supervisión y recomendación médica, si se observa carencia en los mismos. Por ejemplo, al no poder tomar el sol de forma prolongada los pacientes pueden tener déficit de vitamina D, y también debido al lupus y a algunos de los tratamientos a veces se observa reducción del calcio y pérdida de masa ósea o de vitamina B12.

La Asociación Galega de Lupus (AGAL) coincide en que las personas con lupus pueden presentar niveles bajos de Vitamina D. Algo que se achaca sobre todo a las medidas para fotoprotegerse del sol. Esta medida puede provocar a su vez debilidad en los huesos, ya que necesitan vitamina D para estar más fuertes. Por eso es tan importante controlar todos los niveles de vitaminas y calcio y poder dar el aporte necesario.

Y siempre acudir al especialista ante cualquier signo de alarma como agravamiento en los síntomas, dolor fuerte en el pecho, aparición de sangre o hemorragia en vómitos o heces, etc.

En la etapa de envejecimiento es importante controlar también todos los niveles que pueden verse alterados a medida que las personas van cumpliendo años: la presión arterial, niveles de azúcar y colesterol en sangre, etc.

Además, en adultos mayores, hay que tener en cuenta también que existe un tipo de lupus, conocido como lupus de inicio tardío, que se diagnostica en personas de 50 a 60 años.

Diversos especialistas han publicado documentos y estudios sobre estos casos. Su aparición es tardía, como indica su nombre, pero no es muy frecuente y sus manifestaciones clínicas a veces difieren de las habituales.

Los expertos coinciden en que estos casos suelen presentar señales como eritema en la piel y síntomas principalmente hematológicos y pulmonares. La inflamación articular es menos habitual en estos pacientes.

En resumen, aparte de estos casos de aparición tardía (que también pueden conseguir un control de los síntomas con tratamiento), las personas con lupus diagnosticado en su infancia, juventud o edad adulta, y que siguen un tratamiento y control estable por parte de su especialista desde hace años, podrán afrontar la etapa de envejecimiento de forma saludable y previniendo posibles brotes o complicaciones, algo que aporta un pronóstico positivo a la patología.

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¿Por qué se desarrolla el lupus?

La Sociedad Española de Reumatología (SER) afirma que “la causa del lupus eritematoso sistémico es hoy por hoy desconocida”.

Pero existen diversos factores que pueden hacer que la patología se desarrolle.

En primer lugar, hablan de factores que pueden alterar las funciones del sistema inmune, sistema principalmente afectado por el lupus.

Las personas con lupus desarrollan gran cantidad de anticuerpos, que actúan atacando a las propias células del organismo.

La SER explica que esta producción de anticuerpos puede estar relacionada con una sobreestimulación de células B o linfocitos B, que forman parte del sistema inmunitario.

Algunos de los factores que pueden intervenir en el desarrollo del lupus son:

  • Por alteraciones genéticas, aunque se desconocen los genes concretos que intervienen.
  • Hormonales o endocrinas. Según las estadísticas las mujeres en edad fértil tienden a desarrollar más la patología.
  • Factores de tipo ambiental. Los pacientes afirman que algunos fármacos o exponerse a la luz ultravioleta o del sol puede aumentar sus síntomas

¿Se puede prevenir?

El origen exacto del lupus se desconoce, por lo que es difícil poder controlar la prevención y desarrollo de la patología.

Eso sí, con un adecuado seguimiento y tratamiento pautado por el especialista para cada paciente, la mayoría podrá llevar una vida normalizada y prevenir posibles brotes y exacerbación de la sintomatología.

Ante cualquier cambio en los síntomas o la aparición de nueva sintomatología se debe informar al especialista para que se pueda prevenir cualquier complicación o adecuar el tratamiento a esa nueva situación.

Para prevenir los brotes se recomienda:

  • Seguir el tratamiento.
  • Realizar actividad física moderada.
  • Cuidar la alimentación.
  • Descansar bien.
  • Afrontar la vida sin estrés ni nerviosismo.
  • Evitar la exposición solar prolongada.

¿Se puede curar?

No hay una cura para el lupus, pero si un tratamiento para poder esta patología crónica que afecta al sistema inmunitario.

La investigación hoy día tiene como objetivo seguir buscando cómo y porqué se altera el sistema inmunológico en los pacientes con lupus para encontrar un tratamiento que actúe sobre ese punto y pueda ser aún más efectivo.

¿Qué tratamientos existen?

No existe un tratamiento concreto, sino que cada paciente tendrá su propio tratamiento personalizado según sus síntomas y evolución del lupus.

Se tienen en cuenta tanto la edad, como otras patologías, los síntomas y también cómo lleva el día a día el paciente en cuestión.

El especialista evaluará la evolución del paciente con su tratamiento, por si precisa reequilibrar la medicación asignada.

El objetivo del tratamiento es minimizar la inflamación provocada por el lupus, prevenir posibles brotes, minimizar el dolor muscular y articular, y salvaguardar los diferentes órganos.

Los tratamientos pueden combinar diversos fármacos:

  • Corticosteroides y esteroides.
  • Antipalúdicos o fármacos antimalaria.
  • Tratamientos biológicos como el belimumab.
  • Antiinflamatorios no esteroideos
  • Inmunosupresores.

¿Qué síntomas principales tienen las personas con lupus?

El lupus no se presenta solo de una única forma, aunque hay ciertos síntomas que son los más frecuentes como los eritemas cutáneos, la fatiga o la inflamación articular.

El lupus combina:

  • Periodo de remisión. Donde las personas apenas experimentan sintomatología.
  • Brotes. Cuando aparece mayor número de síntomas y alteraciones.

Los síntomas más frecuentes, según la Federación Española de Lupus, son los siguientes:

  • Dolor e hinchazón articular y debilidad muscular.
  • Erupciones o “eritemas” de color rojizo en el rostro, en la zona de las mejillas y la nariz, en forma de mariposa, por lo que ese insecto simboliza en ocasiones la patología, o que también puede parecer un rostro de lobo, que da el nombre a la afección.
  • Sensación de cansancio y fatiga.
  • Tristeza que en ocasiones puede desencadenar en depresión.
  • Dolor de cabeza.
  • Alteración en la circulación sanguínea.
  • Posibilidad de anemia.
  • Alteraciones en el riñón y dolor abdominal o en el pecho debido a la inflamación interna de los tejidos que componen esos órganos.

¿Una mujer con lupus puede tener un bebe?

El lupus es una patología que presenta mayor número de casos en mujeres.

En algunos casos se encuentra cierta relación entre el desarrollo o aparición de brotes del lupus y factores endocrinos u hormonales.

Desde la Federación Española de Lupus explican que, aunque no se conoce firmemente si esos brotes se deben a alteraciones hormonales, es cierto, que hay estudios y estadísticas donde se señala que hay mujeres con lupus que han tenido brotes durante el ciclo menstrual, en el embarazo o al tomar tratamientos hormonales.

Los especialistas afirman que una mujer con lupus sí puede ser madre. Aunque se recomienda planificar su embarazo, y tratarlo con el especialista para intentar que los síntomas de lupus, brotes u otras complicaciones no aparezcan. La Federación Española de Lupus explica que este embarazo sí es considerado de riesgo y por eso es aconsejable que se curse cuando el lupus está en período de remisión.

Desde el Colegio Americano de Reumatología reseñan diversos fármacos que la mujer con lupus debe evitar los meses de embarazo. Son, por ejemplo, la ciclosporina o la ciclofosfamida.

En el caso de mujeres con lupus más severo o que estén en tratamiento con inmunosupresores se debe consultar con el especialista, ya que ciertos fármacos pueden afectar a la salud tanto de la futura mama como del feto.

Según las estadísticas en España más de la mitad de los niños nacidos de mujeres con lupus son sanos.

  • Antipalúdicos. Tratamiento para evitar o curar el paludismo o malaria. También se usan para tratar la artritis y el lupus.
  • Autoinmune. Se llaman así a las patologías en las que el sistema inmunitario no cumple su función de defensa frente a virus o bacterias externas, sino que actúa contra el propio organismo sano.
  • Belimumab. Tratamiento biológico para el lupus. Biológico quiere decir que su composición es muy parecida a la de anticuerpos y proteínas humanas. Es un tipo de medicamento llamado anticuerpo monoclonal. Su función es la de bloquear la sobreestimulación de la célula B.
  • Brote. En este caso un brote de lupus es la aparición de síntomas de forma exacerbada en el paciente.
  • Ciclofosfamida. Es un fármaco llamado alquilante. Trata el lupus y el cáncer y actúa deteniendo el crecimiento de las células malignas.
  • Ciclosporina. Fármaco usado para tratar tumores, trasplantes y artritis, entre otras patologías.
  • Corticosteroides. Medicina que trata patologías dermatológicas, lupus y asma. Su uso suele ser de tipo antiinflamatorio.
  • Discoide. Se llama así al lupus que afecta solo a la piel.
  • Eritematoso. Enrojecimiento o erupción en la piel.
  • Esteroides. Elemento orgánico que puede estar compuesto de vitaminas y hormonas.
  • Inmunosupresores. Tratamiento que actúa inhibiendo el sistema inmunológico del organismo y parando así la respuesta que hace que este sistema actúe contra las propias células sanas en una persona con lupus u otras patologías.
  • Malaria. Enfermedad que transmite la picadura de un insecto infectado por parásitos.
  • Miccionar. Orinar.
  • Osteoporosis. Patología que causa debilidad y fragilidad en los huesos.
  • Reumatólogo. Especialista que trata alteraciones y patologías del aparato locomotor.
  • Sistémico. Una patología de tipo sistémico, quiere decir que el desarrollo de la misma puede alterar el funcionamiento de muchos de los órganos del cuerpo.