- 1.- Retrasan el deterioro cognitivo.
- 2.- Permiten recuperar las funciones perdidas o mantener las actuales.
- 3.- Fomentan la autonomía en las actividades de la vida diaria.
- 4.- Potencian la autoestima de las personas, gracias al refuerzo de estímulos positivos: "Yo soy capaz de hacerlo".
- 5.- Menor consumo de psicofármacos.
- 6.- Mejor calidad de vida y bienestar psicológico.
- 7.- Retraso de la institucionalización de los pacientes.
- 8.- Ausencia de efectos secundarios.
- 9.- Por su flexibilidad, pueden personalizarse y adaptarse a casos individuales.
- 10.- Mejora física y emocional de los cuidadores.
- 11.- Las intervenciones no farmacológicas suelen ser de bajo coste, centrándose el gasto en recursos humanos y no en el empleo de tecnologías o fármacos.