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Sí. Una vivienda accesible y fácilmente adaptable es una vivienda para toda la vida. Por eso, los expertos se apresuran en buscar nuevas fórmulas que satisfagan el deseo mayoritario de las personas (independientemente de su edad) de envejecer en casa.

El Código Técnico de la Edificación (CTE), que es la normativa que regula la construcción de edificios en España desde 2006, obliga a que las viviendas sean accesibles. Esto quiere decir que cumplen unos criterios que hacen que el máximo número de personas puedan acceder, visitar y utilizar.

Por ejemplo, para limitar el riesgo de que los usuarios sufran caídas, los suelos serán adecuados para favorecer que las personas no resbalen, tropiecen o se dificulte la movilidad. Asimismo, se limitará el riesgo de caídas en huecos, cambios de nivel, escaleras y rampas.

Por otro lado, entre las alternativas a envejecer en casa, encontramos las cooperativas de viviendas o “cohousing” en inglés, un tipo de vivienda colaborativa que varios grupos de mayores ya han puesto en marcha en España para vivir juntos como ellos quieren. Es el caso de Trabensol, Centro Social de Convivencia para Mayores en Torremocha de Jarama (Madrid).

El “cohousing” comenzó en Dinamarca a finales de los años 60 y, posteriormente, se extendió a Canadá y Estados Unidos, donde más se ha desarrollado esta forma de comunidad. Se trata de un modelo residencial basado en potenciar los lazos vecinales, que plantea un conjunto de viviendas en torno a equipamientos comunes.

Este tipo de comunidades están formadas por unas 20 o 30 viviendas unifamiliares completamente accesibles, diseñadas y desarrolladas por los residentes, junto con amplios espacios y facilidades comunes, que suelen incluir una casa común con cocina, salón comedor y salas multiusos, biblioteca, zonas verdes, espacios para los niños, etc.

Las personas que viven en un “cohousing” intergeneracional tienen más fácil evitar el sentimiento de soledad