Cómo mejorar la calidad de vida

Elegir un vehículo adaptado

Las personas con discapacidad no tienen por qué renunciar a moverse libremente más allá de su entorno habitual con autonomía e independencia. Por consiguiente, como cualquier otro ciudadano, pueden comprar un vehículo para uso propio. La única diferencia es que deben consultar con un experto que les informe sobre las adaptaciones que necesita el vehículo para que puedan conducirlo con total comodidad y seguridad.

Si el coche no va a ser conducido por una persona discapacitada, pero se va a utilizar para su transporte, también es preciso acondicionarlo de modo que sea accesible y disponga del suficiente espacio interior para que entre, entre otros elementos, la silla de ruedas.

Los concesionarios ofrecen la posibilidad de adaptar los coches nuevos, aunque también existen empresas especializadas en adaptar todo tipo de vehículos. Afortunadamente, hoy es técnicamente posible dar una respuesta a casi todas las necesidades de conductores o pasajeros con algún grado de discapacidad.

Los vehículos adaptados facilitan la autonomía de las personas con movilidad reducida

Aunque muchas son las posibilidades de adaptación y modificación de un vehículo, hay que tener en cuenta la normativa. Es decir, los cambios que sufra el modelo original del coche deben estar homologados y pasar la ITV.

Una vez que disponemos de nuestro vehículo adaptado, las personas con discapacidad pueden beneficiarse de la Tarjeta de Estacionamiento. Se trata de una acreditación para personas con certificado de minusvalía que, además, presenten movilidad reducida que dificulte la utilización de medios de transporte normalizados.

La Tarjeta de Estacionamiento facilita a las personas con discapacidad aparcar sus vehículos en zonas reservadas

El titular de la tarjeta puede aparcar el vehículo que conduce y/o que le lleva en aquellos lugares debidamente señalizados con el símbolo internacional correspondiente a personas con minusvalía (silla de ruedas sobre fondo azul). El resto de conductores debe respetar la señalización, no sólo por su prohibición legal de aparcar, sino por lo que significa para una persona con discapacidad y problemas de movilidad no poder estacionar en la plaza reservada.

La tarjeta se solicita en el Ayuntamiento o en la Junta de Distrito correspondiente al lugar de residencia de la persona interesada. Como principales requisitos destacan: tener un grado de minusvalía igual o superior al 33 % y, además, tener importantes problemas de movilidad y dificultades para utilizar transporte público.

Además, las personas con discapacidad que tengan movilidad reducida también pueden solicitar al Ayuntamiento la reserva de plaza de aparcamiento próxima a su domicilio.

Adaptaciones para la conducción:

  • Plataformas elevadoras o rampas para acceder al vehículo, que se pueden accionar manual o automáticamente.
  • Diseño de espacios versátil. La persona con discapacidad puede conducir desde su silla de ruedas, dejarla en el maletero y ocupar el asiento del conductor o cualquiera de los sitios restantes del copiloto o traseros. Los asientos giratorios facilitan esta posibilidad, así como rampas giratorias que permiten desplegar el asiento del vehículo hacia el exterior.
  • Los vehículos grandes pueden integrar una pequeña grúa para introducir en el coche la silla de ruedas sin esfuerzo.
  • El acelerador (con cambio automático o con embrague) y el freno pueden estar en el volante o en un lateral e, incluso, pueden compartir espacio Su mecanismo es sencillo: una palanca acciona una polea que, a su vez, presiona el pedal del acelerador o del freno.
  • Un joystick puede integrar todas las funciones del vehículo: acelerar, frenar, encendido de intermitentes y luces, activación del limpiaparabrisas, etc.
  • Sistema automático de asistencia al aparcamiento.
  • Sistema automático que detecta el cambio de carril.
  • Posibilidad de conducir su coche sin necesidad de usar las manos, simplemente mediante la activación de todas las funciones del vehículo con la voz.

Los vehículos se pueden adaptar y personalizar para facilitar la movilidad y la conducción de las personas con discapacidad

Como ha quedado claro, la adaptación de los vehículos no supone ningún problema. Quizá el principal inconveniente es su elevado coste, aunque suele haber subvenciones o ayudas económicas estatales, regionales e, incluso, locales para desarrollar las modificaciones necesarias. De hecho, si se tiene más de un 33 % de discapacidad, existen algunos beneficios fiscales para la compra de un vehículo como, por ejemplo, reducción del IVA o exención del Impuesto de Matriculación.