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Un intento de coordinación sociosanitaria, la gran revolución

Hace unos meses tuvo lugar un webinar organizado por el CERMI. Esto motivó un correo por mi parte a la Revista Actas, para sugerir una idea respecto a la difícil coordinación entre las administraciones social y sanitaria. Ahora tengo la invitación de hablar sobre ello. No soy lega en la materia, y una más de las sufridoras de dicha descoordinación desde la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar (AVTB) en la que soy gerente.

Empezaré por las palabras que escribe D. Demetrio Casado, director del seminario de intervención y políticas sociales (SIPOSO), en el número 31 de la revista Actas de Coordinación Sociosanitaria, que dice que en la mayoría de instituciones públicas en materia sociosanitaria la coordinación no es patente. Ha habido muchos intentos y al parecer las dinámicas institucionales de cada entidad pública no encuentran la manera de hacer efectiva esa necesaria coordinación. Y, sin embargo, dice el Sr. Casado que es un logro posible.

Esa ausencia de coordinación se refleja en ineficacia y mucha repetición de protocolos que abruman a los colectivos, personas interesadas y necesitadas de los recursos sociosanitarios. Burocratización farragosa para todos, los tramitadores y los receptores, con una gestión costosísima por medio. Pero como de momento nadie encuentra solución a esta situación y la maquinaria institucional es tan difícil, pesada y reacia a los cambios profundos, se mantienen inercias que, pese a ser costosas en dinero y en sufrimiento social, siguen presentes en nuestra realidad.

El sentido de la realidad está sometido a la burocratización poco coordinada de las entidades públicas suministradoras de ayudas, que cambian las normativas según el número de organizaciones que vamos apareciendo en el mapa social o según el gobierno ganador electoral. Y así va “funcionando” nuestro sistema social de organizaciones del tercer sector, obligadas muchas veces a mendigar una ayuda para permanecer y que el colectivo no desaparezca, pese a su necesaria existencia y representatividad.

Ante tal caos es conveniente poner en el centro la coordinación de todos los sectores sociosanitarios, para conseguir un sistema fortalecido, de auténtico sentido y ayuda, de manera que todos los implicados salgan ganando. Que se haga un reparto de recursos con criterio equitativo, los famosos baremos, pero algo más humanizados, temporalizados y flexibilizados. Por ejemplo, hay patologías que se deben mirar con criterio de temporalidad, pues no siempre están “mal”, se recuperan (como el trastorno bipolar) aunque con el riesgo de recaída. Esto no se contempla de forma eficaz y la persona se ve obligada a mantener de cara a la administración pública su empeoramiento por temor a que le suspendan la poca ayuda que recibe, una pensión no contributiva. Esta manera perjudica a todos, a la administración y a la persona que debe hacerse más enferma para no perder lo poco que tanto trámite burocrático le ha costado conseguir. 

En cuanto a las posibles soluciones para la coordinación, el sistema BIM (Building Information Modeling) puede ser idóneo para inspirarse y hacer realidad esta necesidad, porque es una metodología de trabajo colaborativo y coordinado. Se organiza la información de manera programada según las necesidades propias del sector al que se va a aplicar, mejorando la eficacia de sus procesos. Los datos multidisciplinares son representados digitalmente en una plataforma abierta en la nube que permiten centralizar toda la información, la colaboración en tiempo real. La pega es que está aplicado a la construcción, pero nos debe servir de inspiración para hacer una herramienta similar con aplicación en la gestión pública de la coordinación en la atención a la discapacidad y/o dependencia. 

Lo primero a hacer para adaptar este modo de gestión es sondear los objetivos que se quieren perseguir, el modo operativo a llevar a cabo y la preparación de las personas que manejan este sistema, que debe ser muy flexible y versátil, según proceda. Crear los softwares idóneos para adaptar la metodología BIM a nuestras necesidades. En conclusión, se trata de adaptar esta tecnología de gran solvencia a esta coordinación sociosanitaria, en el sector de la diversidad funcional. 

Isabel Gómez Bustos. 
Gerente de la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar (AVTB).