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Apoyo familiar en el cuidado informal

El apoyo familiar es la principal fuente de cuidados a personas dependientes en España; es tal su influencia, que más de tres cuartas partes de las personas que requieren cuidados, los reciben exclusivamente del sistema informal.

Para poder hablar de cuidado informal, primero debemos de dar una definición: definimos como cuidado informal, aquella prestación de cuidados a personas dependientes por parte de familiares, amigos u otras personas, que no reciben retribución económica por la ayuda que ofrecen.

Actualmente, nuestra sociedad está experimentando diversos cambios que pueden modificar esta práctica. Algunos de estos cambios son los siguientes:

  • En primer lugar, hay que tener en cuenta que la mejora de las condiciones de vida y los avances tecnológicos y biomédicos, favorecen una mayor supervivencia de personas con enfermedades crónicas y en situación de discapacidad. Estos hechos, junto con los cambios en la estructura demográfica, suponen que cada día haya más personas que necesiten de cuidados de carácter informal.
  • En segundo lugar, las transformaciones experimentadas por la familia en su estructura y en su funcionamiento. Estas transformaciones, han sido muy importantes en las últimas décadas. La progresiva incorporación de las mujeres al mercado laboral remunerado, las nuevas formas familiares y el descenso de la fecundidad a mínimos históricos, están transformando el contexto en el que se desarrollará el cuidado informal en un futuro no lejano. 

Además, el nivel educativo de la población española también está cambiando: las mujeres de generaciones jóvenes están superando a los varones en los niveles de educación superiores. Esta situación supone que el coste de oportunidad de cuidar para estas mujeres será mayor que para las de generaciones precedentes, de modo que para ellas la renuncia al empleo para dedicarse al cuidado no será una decisión tan “naturalizada” como lo ha sido hasta ahora para las mujeres de mayor edad.

Por otro lado, también están cambiando los sistemas formales de atención y la provisión de los servicios de bienestar. Desde los servicios públicos de salud y de atención social se enfatiza la desinstitucionalización y se potencia el cuidado de las personas enfermas, mayores y dependientes en su propio entorno, lo cual implica dar un mayor protagonismo a la red de apoyo informal del individuo. Pero junto con este protagonismo, se trasladan también las responsabilidades de cuidar y sus costes, tangibles e intangibles, a las personas que asumen el cuidado en el ámbito doméstico.

Un mayor desempleo, profundizará los efectos negativos de cuidar sobre la situación laboral y económica de las personas cuidadoras, especialmente en mujeres, y alterará la capacidad de elección entre cuidado y empleo. La situación, en suma, tendrá previsiblemente consecuencias negativas sobre la salud y bienestar de las personas que cuidan, y especialmente sobre las mujeres. Se sabe que las crisis tienen un menor coste en salud si las redes sociales de apoyo, formales e informales, consiguen amortiguar este efecto, mientras que sus carencias agravan este impacto. Las redes informales, en especial las familiares, ejercen un efecto protector, pero es necesario evaluar el coste que supone esta situación para la salud y la calidad de vida de las mujeres, principales cuidadoras de la familia. 

En definitiva, todos estos cambios sociales están transformando los modelos de cuidados que conocemos hasta la actualidad, y suponen un reto para los sistemas de atención a la dependencia.

 

Esta entrada es un extracto del artículo “El papel del cuidado informal en la atención a la dependencia: ¿cuidamos a quiénes cuidan?”, publicado en el número 6 de la revista Actas de Coordinación Sociosanitaria. Puede acceder aquí al sumario y la descarga de la revista.

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