Cargando...

La dieta mediterránea es una forma de vivir ya que es muy importante en la dieta Mediterránea lo que comemos, generalmente productos que se dan cerca de nosotros, pero también hacer ejercicio físico. La combinación de estos dos cosas, la alimentación y el ejercicio se ha considerado que es muy bueno para la salud de las personas. Por eso se dice que la dieta mediterránea es una herencia importante que tenemos las personas que vivimos en las riberas del mar Mediterráneo.

La dieta mediterránea se basa en el consumo de una serie de productos típicos de los países donde se sigue esta dieta, como es el caso de España. Estos productos son el pescado, el arroz, las legumbres como las judías, lentejas o garbanzos, cereales como el trigo o la avena, huevos, vegetales y fruta fresca combinado con frutos secos. Además en la dieta mediterránea es muy importante el aceite de oliva y los productos derivados de la leche como es la propia leche, los yogures y los quesos.

Seguir una dieta mediterránea es bueno para evitar enfermedades como el cáncer o enfermedades que afectan al corazón. Para eso, además de seguir la dieta mediterránea es muy importante que hagáis ejercicio físico. Hay más países en los que se sigue la dieta Mediterránea además de en España. En Europa se sigue la dieta mediterránea en otros países con los que compartimos la cultura mediterránea como por ejemplo Portugal, Francia, Italia, Croacia, Albania, Bosnia o Grecia. También siguen una dieta mediterránea en países como Marruecos, Egipto Argelia, Libia, Túnez, Turquía, Siria, Israel y Palestina.

Un poco de historia

Sabías que la UNESCO considera a la Dieta Mediterránea Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Sabías que el concepto de dieta mediterránea se popularizó poco después de la II Guerra Mundial. Todo comenzó cuando se hizo un estudio llamado estudio de los 7 países se observó que los habitantes de la Isla Griega de Creta, aún tomando una alimentación con grasa elevada, se morían menos de enfermedades que afectaban al corazón. El truco era que la grasa que tomaban las personas que viven en Creta era grasa buena, la que está en el aceite de oliva extra virgen.